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Walter Giardino se prepara para hacer vibrar a Villa Mercedes

Por redacción
| 27 de marzo de 2016

Vuelve "Rata Blanca" con la seguridad de un show inolvidable, “venimos muy afilados, la banda tiene mucha ruta y los temas nuevos funcionan increíble” adelantó Walter Giardino, “y eso hace que tengamos la mejor expectativa cada vez que tocamos”.

 

Rata Blanca se presenta hoy a las 21 en el salón Fausto ubicado en Ruta Interfábrica B2


—¿Cómo está la banda?

 


—En una etapa muy madura y trabajando cómodos, hubo cambios en el entorno que facilita que todo se dé mejor y ese beneficio lo ve la gente. Nos esforzamos mucho por ser una verdadera banda profesional, hay otras a las que va a ver mucha gente y los espectáculos son bastante mediocres y no creo que la gente se lo merezca, se merecen lo mejor.

 


—Por eso tocan seguido.

 


—Sí, la gente que sigue la música es otra cosa, hay quienes siguen la música y otras que siguen de "camping" (se ríe), son dos cosas diferentes, para nosotros la música es el rock and roll, y en Rata: los shows son arriba del escenario, no abajo.

 


—¿Cómo es la composición hoy?

 


—Un músico, como buen artista, tiene que canalizar, va sintiendo, va viviendo y lo va soltando, son etapas en que la inspiración musical va por un lado, hay momentos más tranquilos, otros más rebeldes y estoy en una etapa un tanto joven, en cuanto al espíritu musical que se vive en este disco, que tiene un espíritu muy joven y una rebeldía importante, de reivindicación del rock, que se le dice "rock" a cualquier cosa hoy y no: no es así. Los grupos que hacen rock no son los que salen en televisión.

 


—¿Y superarse para sorprender a los fans?

 


—Mi idea desde el primer momento que formé Rata fue hacer una banda que haga bien las cosas y siempre puse todo en su lugar. La gente cree que ser el líder de una banda es como una "especie de nombramiento" y no: es una responsabilidad y una realidad para hacer lo mejor, tomar las decisiones muchas veces gira en torno a los músicos y generar un buen trabajo. Esto no es un conjunto de actitudes y de aportes, en el caso de Rata no es así, tenemos una forma de trabajar bastante especial: yo soy el que arma las canciones, el que le dice a Barilari lo que tiene que cantar, el que arma la música, entonces los que estamos en el escenario ejecutamos. Acá hay una fórmula de trabajo que siempre fue ésa y da resultado, y hacerlo bien es el trabajo de alguien que dirige una orquesta para que esto suene y que ya está asumido, siempre busco que haya algo más para estar un paso adelante.

 


—Tocaste con dos leyendas, Glenn Hughes y Doggie White.

 


—Tocar con Glen o Doogie o el que sea, es muy fuerte, tenía 15 años y miraba sus fotos en los discos a 15.000 km de distancia, era un adolescente que tocaba bien la guitarra en su barrio, lleno de sueños y que quería hacer algo así y no sabía cómo, porque Argentina es bastante especial y difícil en muchos aspectos, se manejan de una manera curiosa y el talento se castiga en lugar de premiarse, como que se prefieren otras cosas más vulgares, más básicas, como si eso fuese en el rock lo natural, que hacer las cosas bien estuviese fuera de lugar, como un acto de soberbia, entonces genera una confusión en la gente que es una tontería y una hipocresía que se rinde a las bandas de afuera que vienen y hacen tremendos espectáculos y son absolutamente intocables, inllegables y un montón de cosas, es muy raro.

 


—¿Ves bandas nuevas buenas?

 


—No, no comparto el éxito de un artista y que lo que hace no esté bueno y tenemos miles de ejemplos de esos, ¿no? hay bandas emergentes que continúan esta tradición del "show camping" y lo que me impresiona es cómo hagan las cosas, una banda desafinada es una banda desafinada por más que llene un estadio.

 


—¿Por qué pensás que le falta "hambre" a las bandas?

 


—Porque entran en una especie de posición socioeconómica, es una identificación, hoy a los músicos no se los admira: uno se identifica. Se identifica con lo que pasa abajo más que con lo que pasa arriba, eso es muy particular, que la gente se identifique en masa es alarmante, es medio lo contrario a lo que es el rock and roll, el rebaño va para allá y vamos todos para allá y es todo lo contrario a lo que creo que debe ser el espíritu rebelde del rock, no hay una ambición, no es musical, es algo que no me interesa porque es una especie de fenómeno de masas.

 


—Como que falta una rebelión…

 



—Claro, es un fenómeno de masas que hace catarsis, en un plan bajo de autoestima.

 


—¿Es más cómodo seguir la tendencia?

 



—Sí, pero los músicos no tienen la culpa, uno que no sabe tocar la guitarra, sube y toca mal pero la gente paga la entrada, y lleva multitudes ¿qué culpa tiene el tipo?

 


—Algo está fallando

 



—Claro, le mandará algo que al otro le gusta pero es como que... no sé, le guste tomar un buen vino o un vino picado (se ríe), cada uno es dueño de hacer lo que quiera, digo que el desarrollo de las nuevas bandas es que tienen poca exigencia musical.

 


—Y llevan mucha gente.

 



—Es como que la gente quiere creer en algunas cosas, es como religioso, quieren creer algo de alguien y lo adopta y no hay caso, es así.

 


—Hay para todos los gustos…

 



—¡Para todos! digamos que el fundamentalismo lo único que genera es que te pelees con otro fundamentalista, no podés ser así y menos los músicos, pero la culpa no es nada más de alguien, es algo más que arrastra a todo el mundo y los medios aportan, y no hablo de Rata sino de otros artistas que son gigantes y son buenísimos y no tienen espacio para nada, a no ser que se metan con “Pampita” o no sé, se peleen con otro, y todo funciona así hoy, me parece que el mainstream es tan berreta que lo van estirando y a uno no le da el estímulo. A ver, tal persona metió 150.000 personas, salvo pocas bandas o cantantes, es buenísimo ¿y qué pasa con eso? ¡"oh, qué increíble"! y Rata mete por año 300.000 ¿cuál es el problema? en Estados Unidos, por Latinoamérica, en Europa vamos a tocar con Iron Maiden en un festival en Barcelona, si eso no lo transmitís, el pibe que quiere tener una banda se queda con lo que le llega, si una banda o un artista que es internacional y hace las cosas bien -no hablo de Rata nada más sino de una cuestión- si algo que está funcionando no es -por alguna razón- ya sea caprichosa, de ideología o de gusto personal o por un montón de cosas que no están bien mezcladas, a la hora que un medio tiene que exponer el trabajo de un artista, cuando eso no sucede con un artista bueno, sino con los que no son tan buenos, lo que va a hacer es tirar para abajo y todo va a ser menor, siempre emparejamos para abajo y va a ser peor y la próxima va a emparejar más para abajo y cuando quieras recordar vas a estar tocando con bombo y dos palitos, bailando la danza de la lluvia y todos felices! (ríe).

 


—¿Se quedan con una postura?

 



—A ver: por mí que hagan lo que quieran, pero después no nos hagamos los intelectuales del rock, que la poesía, que sé yo qué, seamos coherentes, nos quejamos de una sociedad y se pondera a alguien que es noticia que va preso porque lo encontraron con droga y no porque hizo un buen concierto y tocó toda la noche, o qué bien que tocó ¡nunca jamás pasa eso! entonces qué pasa: estamos mal y eso se traslada, se transmite, se van perdiendo puestos y ves como un montón de bandas de otros países, que nos han mirado sin comprender lo que hemos hecho en este tiempo, hoy sus bandas vienen y llenan estadios acá y las nuestras no pueden salir del país, y cada vez menos van a salir porque los fenómenos locales argentinos en sí, te puedo asegurar que sirven para Argentina y nada más, los grandes convocantes no pueden tocar para otro público porque no tienen con qué, en otro lugar no está la mística del aguante, te suben al escenario y tenés adelante a Megadeth, a Maiden y después Judas Priest ¿a quién le vas a contar qué!? ahí tenés que pelar, loco, y si tocás con AC/DC y no le gusta a la gente te empiezan a tirar cosas: es así de corta. Esto es una responsabilidad entre todos porque al final cada uno tiene una parte que cumplir, en mi caso trato siempre de hacerlo bien, siempre di todo lo que pude... ¿si lo podría hacer mejor, no supe cómo! pero lo que quiero decir es que siempre di todo y a la gente, dentro de lo que se tiene, siempre se le da lo mejor y ellos se dan cuenta, lo sienten. De los conciertos de Rata la gente se va re-emocionada y llena de música, no que vivió una misa ni qué se yo qué. No: esto no es misa ¡la misa está en la iglesia! esto es un concierto de rock and roll y hay una banda de rock arriba de un escenario, que va a hacer todo lo posible para que vos no puedas ni soltar la mirada del escenario: el espectáculo está arriba, no abajo.

 


—¿Están en un buen momento?

 



—Rata es una banda que arranca y no para en dos horas y media y parece corto y ese efecto está bueno. A todos los que le gusta el rock y el metal van a ver una banda y ojalá que se vayan con lo que vinieron a buscar.

 


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