La Escuela Pública, Multilingüe y Digital, “Progreso y Sueños” es una institución educativa de Nivel Primario, ubicada en el Barrio 500 Viviendas Norte. Desde que abrió sus puertas hace tres años implementó un sistema educativo no graduado y de jornada ampliada, en la cual brinda a los alumnos una formación básica del primer ciclo, inglés y lenguaje de señas. Por la tarde, tiene talleres optativos de formación artística y deportiva. Además, cuenta con equipamiento tecnológico de última generación para generar espacios de perfeccionamiento.
“Tengo 35 años en el sistema educativo y hace una década que ejerzo como director. Y la experiencia te hace probar ensayos y errores. No me gustaba tomar los trimestrales pero sabíamos que eran parte del proceso educativo. Para cumplir, les decíamos a los alumnos que era un ‘examen integrador’. La nota no iba directo a la libreta y así les quitábamos presión a los chicos. Desde que comenzamos, implemento esta metodología”, contó el director, Jorge Timoner. El docente explicó que la nota era decisiva y se promediaba con el resto. Pero ellos decidían que fuera una más.
Los más de 400 alumnos de la escuela están divididos en grupos y las evaluaciones son distintas para cada uno, dependiendo de las capacidades individuales. Timoner sostuvo que si fuera igual para todos sería un fracaso porque cada chico tiene un ritmo distinto de aprendizaje.
“Tenemos distintos grupos, los delfines, las mojarritas o los pejerreyes. El docente planifica la clase para cada uno dentro del aula. Si lo revirtiéramos, no funcionaría igual porque tenemos distintos ritmos de aprendizaje. Para hacer esta división, realizamos un diagnóstico los primeros veinte días de clases”, explicó.
El colegio Progresos y Sueños trabaja con proyectos integradores de las materias. Así, aseguró el director, los docentes planifican en conjunto y el alumno aprende lengua a través de la lectura de un texto de ciencias naturales. Timoner sostuvo que permite que el alumno piense más allá de los límites de una asignatura, lo que le dará capacidades para desenvolverse en el mundo real.
El director apoyó la decisión del Gobierno y la calificó como altamente positiva. “Nos da la posibilidad a los directivos de optar. La persona que llega a un cargo directivo tiene una trayectoria, ha ‘gastado los zapatos’ y se da cuenta que los trimestrales llenan de angustia y frustración. Aprender es un proceso y no se puede medir en una hora. Al descomprimir esto, el docente puede usar el tiempo que dedicaba a hacer el examen, a buscar nuevas estrategias y dar clases más elaboradas. Porque es un trabajo de meter en una hoja lo que los chicos ven en tres meses”, enfatizó.
Timoner mencionó que cree que los directores de los colegios optarán por buscar nuevas y más creativas formas de evaluación. Comentó que deben ser innovadores a la hora de crear contenidos y evitar que los alumnos se frustren y aburran en clase.


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