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El joven violento quedó libre, pero deberá ir al psicólogo

A Nicolás Ibáñez lo procesaron por cinco delitos, todos excarcelables. Golpeó brutalmente al conserje de un hotel en Concarán. La hija de la víctima se queja.

Por redacción
| 04 de octubre de 2017
Luis. El lunes de la semana pasada, cuando arribó a la capital. Foto: gentileza Familia Aguilar.

Los encuentros entre Nicolás Ezequiel Ibáñez y Aymara Denisse Andrada parecen estar destinados al conflicto y la violencia. Y si bien cada uno lleva marcas de la enfermiza relación que mantuvieron y no pueden cortar, los más perjudicados suelen ser quienes los rodean o están cerca cada vez que se juntan. La última víctima fue Luis Aguilar, el conserje del hotel adonde la joven acudió con su nueva pareja y que fue brutalmente golpeado por su despechado ex. Ibáñez estuvo detenido cuatro días y recuperó la libertad a pesar de haber desfigurado al hombre, que sólo quiso evitar que peleara.
Aguilar, que vive y trabaja en Concarán, fue atacado por Ibáñez la madrugada del lunes 25 de setiembre. 
Andrada, de 19 años, le había alquilado un cuarto en el Hotel Bao de Concarán, para pasar la noche junto a Mario César Barrios, otro vecino del pueblo. Pero Ibáñez, quien mantuvo una relación de dos años con la chica y actualmente tiene una orden de restricción para no acercársele, se enteró que su ex estaba allí con otro hombre y se metió a la habitación 5, por la ventana, para golpearlo.
Según consta en el sumario policial, Aguilar sólo alcanzó a decirles “chicos”, como reprendiéndolos por pelearse en su lugar de trabajo, pero antes de poder pronunciar otra cosa Ibáñez arremetió contra él con una violencia extrema. “Le pegó patadas y piñas, agarró el televisor y se lo partió en la cabeza, después le pegó  con una pava eléctrica y luego le tiró una heladera tipo frigobar y los veladores. Destrozó la habitación, pero en mi papá”, relató hace unos días Amanda Aguilar, hija del conserje.
Cuando la Policía llegó a auxiliarlo, el hombre de 59 años no estaba inconsciente pero sí en shock. Ibáñez había escapado y Barrios, que se ocultó durante la agresión para no ayudar al conserje, también. 
El herido fue atendido en el hospital de Concarán, pero como había recibido muchos golpes en la cabeza lo derivaron al de San Luis, donde permaneció internado hasta el martes 26 a la mañana, cuando le permitieron marcharse con el compromiso de acudir a controles y curaciones hasta el viernes pasado. “No tiene el alta definitiva, pero por una cuestión de comodidad regresó a Concarán el viernes a la noche. Este viernes tiene control con un traumatólogo y el 9 de octubre, turno con el oftalmólogo”, comentó su hija ayer.
Con fotos, Amanda certificó que Luis tiene hematomas en brazos, piernas, en la parte frontal del tórax, en la espalda y en los costados de la cabeza. También, el ojo derecho morado e hinchado y seis puntos de sutura en el labio superior, aunque lo que más preocupa a los médicos es el profundo corte que tiene en el dedo meñique derecho. “Al parecer, le afectó el tendón, y en estos días la mano se le puso morada y le duele mucho”, aseguró la joven.

 

Lesiones leves
La golpiza ocurrió cerca de las 2:30 del lunes y el mismo día, a la siesta, Ibáñez quedó detenido en un allanamiento que policías de la Comisaría 22ª de Concarán practicaron en su casa, por orden de la jueza Penal Patricia Besso, quien también dispuso un examen médico para Aguilar, que por su estado no había podido denunciar ni contar lo que había ocurrido.
La médica forense Patricia Gallardo concurrió al Hospital San Luis, pero como al conserje le habían dado el alta, le remitió a Besso un informe con las anotaciones de la historia clínica. “Traumatismo múltiple por riña.... Lúcido, vigil.... Hematoma bipalpebral ojo derecho. Hematoma zona frontal y en tórax antero superior derecho. Herida cortante en labio superior y escoriación en entrecejo... Deformación en antebrazo izquierdo y en quinto dedo mano derecha... traumatismo cráneo encefálico sin pérdida de conocimiento... en la tomografía no se observa imagen hiper o hipodensa... Luxación interfalángica del quinto dedo de la mano derecha...", transcribió la profesional, y concluyó que esas lesiones sanarán en menos de un mes.
El tiempo de curación en una causa penal es muy importante, porque las lesiones leves o graves configuran delitos con penas distintas, y una herida que demande más de 30 días de recuperación puede significar un largo tiempo en la cárcel a quien la provocó.
Andrada denunció a Ibáñez por haberla golpeado y por violar la restricción; Barrios lo denunció porque también lo golpeó a él; y Emmanuel Amaya, dueño del Hotel Bao, por haber irrumpido en su establecimiento y por destrozar la habitación 5. La Policía elevó un sumario con esas acusaciones y Besso citó a indagatoria al agresor por “violación de domicilio, daños, amenazas, incumplimiento de una orden judicial y lesiones leves agravadas por mediar violencia de género”. Todos delitos excarcelables.
El viernes, mientras Luis se decidía a volver a Concarán, Besso procesó al acusado por las mismas figuras legales por las que lo indagó y ordenó su inmediata libertad. Argumentó que, de ser condenado en un juicio, la pena seguramente será de ejecución condicional, por lo que no habría riesgos de que se fugue o entorpezca la investigación.
Pero la hija del conserje insiste en que las lesiones de Luis son graves y que no es justo que Ibáñez esté “suelto”. “Mi papá no está bien. No se sabe qué va a pasar con su mano ni con su ojo. El sábado a primera hora fue a hacer la denuncia porque antes no pudo, y llevó todos los estudios que dicen lo que tiene. No entiendo”, se quejó.
También dijo que Luis, que hace siete años trabaja en el Hotel Bao y nunca tuvo un problema, teme encontrarse con Ibáñez en la calle, que luego de golpearlo habría vociferado “no saben con quién se metieron. Más vale que desaparezcan del pueblo”, según denunció Andrada.

 

Siempre vuelven
En marzo de este año, Ibáñez protagonizó una pelea con David Santillán, un vecino de Carpintería al que encontró tomando cerveza con Andrada en la plaza de Concarán. Los hombres se denunciaron mutuamente en el juzgado de Besso por las lesiones que sufrieron, aunque el más perjudicado fue el primero, que terminó con un corte de 7 centímetros porque le reventaron el envase de la bebida en la cara.
Ibáñez le dijo a la jueza que su ex le había robado el celular y que por mensajes de texto prometía devolvérselo. Andrada lo negó, y pese a asegurar que su antiguo novio la había golpeado en varias ocasiones, volvieron a juntarse.
Meses después, él volvió a agredirla y provocó algunos daños en el carro de comida en el que trabajaba, así que ella lo denunció por violencia y el 16 de agosto la jueza de Familia de Concarán, Daniela Estrada, dictó una orden de restricción recíproca para que no se acercaran uno a otro.
Durante el allanamiento que hicieron en la casa de la familia Ibáñez la semana pasada, el padre del joven le comentó a la Policía que su hijo y su ex nuera continuaron viéndose a escondidas, a pesar de esa medida.

 

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