SAN LUIS - Jueves 02 de Mayo de 2024

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Un "fierrazo" virtual para aprender sin correr riesgos

Este año, la Escuela Técnica Nº 14 “Ministro del Superior Tribunal de Justicia Dr. Luis Luco puso en marcha un simulador para que los alumnos dominen las maquinarias agrícolas sin peligro. De paso, ganaron una distinción a nivel nacional.

Por Juan Luna
| 24 de diciembre de 2017
Tras cuatro años de trabajo, el Colegio N° 14 de Villa Mercedes logró poner en marcha un agrosimulador. Fotos: Juan Andrés Galli.

Las manos en el volante, los pies en los pedales y los ojos al frente. A simple vista, lo que tiene atentos y fascinados a los alumnos de la Escuela Técnica Nº 14 “Ministro del Superior Tribunal de Justicia Dr. Luis Luco” parece uno de esos típicos videojuegos de carreras. Pero en realidad se trata de una herramienta más de aprendizaje que traerá grandes beneficios.

 

Tras cuatro años de gestiones y trabajo, el colegio de perfil agrotécnico de Villa Mercedes logró poner en funcionamiento un agrosimulador para formar a sus alumnos en el manejo de maquinarias agrícolas y sumar más tecnología en ese incesante afán de unir las aulas con los campos.

 

Pero además de la satisfacción de concretar un viejo anhelo, el proyecto también le permitió a la escuela ser reconocida, junto a otros colegios puntanos, en la Feria Nacional de Ciencias que este año se llevó a cabo en Tecnópolis. “Es una demostración de que tanto esfuerzo valió la pena”, expresó Leonardo Espartaro, uno de los profesores que se cargó la iniciativa sobre los hombros junto a los estudiantes.

 

Un agrosimulador es un equipo que emula el funcionamiento de los distintos tipos de vehículos que se utilizan en las tareas del campo. Puede convertirse en una camioneta para adentrarse en los lotes, en una sembradora o una cosechadora en plena acción, o incluso en un carrito para transportar materiales. Todo eso sin la necesidad de moverse de la sala donde está instalado el equipo y sin riesgo de accidentes.

 

“El objetivo de este proyecto es que los chicos tengan capacitación en horas de simulación para que después, con toda esa experiencia, puedan subir a un tractor real”, explicó el docente, que dicta uno de los módulos de Tecnología para los alumnos del tercer año.

 

El programa curricular que ofrece el colegio prepara a los jóvenes para que trabajen en los distintos oficios y profesiones que existen en el sector agropecuario. Con un perfil orientado hacia la producción animal, todo el nivel secundario se compone de materias que van desde la ganadería o la porcicultura, hasta la agricultura, la producción hortícola, pasando por talleres de carpintería y herrería, en cursos donde la teoría se combina con un gran porcentaje de prácticas sobre el terreno.

 

Dentro de ese programa, hay un par de currículas que pretenden capacitar a los chicos en el uso de la tecnología y de las maquinarias agrícolas, que son cada vez más avanzadas y más necesarias para las producciones agropecuarias.

 

Pero, “como son chicos de tercer año, menores de edad, conlleva muchos riesgos que se suban a una maquinaria”, advirtió Espartaro. Por lo que contar con un simulador les permite a los alumnos conducir virtualmente y aprender a dominar las funciones de los tractores sin correr ningún tipo de peligro al volante.

 

Eso se suma a otro factor importante: el costo de los llamados "fierros". Porque si bien en la escuela cuentan con algunas máquinas para las prácticas y para los trabajos que hacen en el predio, tener que repararlas o comprar nuevas es una carga económica muy grande.

 

Por eso el sistema de simulación corre con otra ventaja. Tiene un detector de errores con el que los docentes pueden imprimir una planilla para evaluar los avances o dificultades de cada estudiante. Así, los chicos pueden darse el "lujo" de equivocarse y no tener miedo de dañar la máquina.

 

“La iniciativa fue muy bien recibida por los pequeños y medianos productores de la zona, entre lo que muchos son padres de alumnos. No todos tienen acceso a lo último de la tecnología. Con esto se están acercando a la escuela para poder comprender y probar la maquinaria agrícola”, contó Espartaro.

 

 

Un rompecabezas completo

 

Como un rompecabezas, el agrosimulador está conformado por piezas que encajan perfecto. Lo principal es un CPU (Unidad Central de Procesamiento), como el de cualquier computadora de escritorio, pero con mayores requerimientos de memoria, procesador y placas de video. Tiene también un asiento, una palanca de cambios, un volante y tres pantallas. Todo está conectado entre sí a través de softwares que las marcas automotrices desarrollan para permitir probar sus vehículos.

 

Sin embargo, conseguir cada uno de esos componentes y ensamblarlos no fue una tarea fácil para la comunidad educativa. Para poder comprar cada una de las partes, que tienen un costo altísimo, tuvieron que pedir ayuda al Gobierno de la Provincia.

 

“Elevamos un proyecto al Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción en 2015. Tuvimos que demostrar que era una idea viable, que se podía hacer, y ellos nos dieron todo su apoyo. En el 2016 recibimos el subsidio para poder comprar los componentes que necesitábamos y que no podíamos pagar”, contó Espartaro.

 

El dinero sirvió, sobre todo, para poder solventar el gasto de una placa aceleradora que tuvieron que importar desde Miami, porque no la consiguieron en la Argentina.

 

Benjamín Jaime, uno de los alumnos que más se comprometió con el proyecto, contó que a medida que llegaron los componentes, entre docentes y estudiantes pusieron manos a la obra para armar el conjunto. Para ello, en los talleres de herrería diseñaron una estructura en la que calzaron las tres pantallas que están dispuestas en forma de "U": una al frente y dos en los laterales.

 

Pero el software necesario también es costoso. Por eso realizaron un convenio con la empresa de maquinaria agrícola Paunero para que les cediera los programas como una forma de difusión de los beneficios de sus maquinarias. "El objetivo es seguir haciendo acuerdos con diferentes marcas para que tengamos un serie de softwares disponibles y que todos los productores puedan acercarse a probar los diferentes modelos", anticipó el docente.

 

Una vez que lograron ponerlo en marcha, colocaron el simulador en un aula especial dentro del edificio del establecimiento. Y aunque el gabinete de la computadora cuenta con cuatro coolers o ventiladores para refrigerar el sistema, también pusieron aire acondicionado para evitar que la máquina se calentara y para mayor comodidad de los practicantes.

 

"Cuando te subís, ves como si estuvieras arriba del tractor dentro del campo. En las pantallas del costado te aparecen una especie de espejos retrovisores y adentro todos los botones y las opciones que tiene", describió Benjamín, quien dijo que no es difícil conducir maquinarias, pero que es diferente a un auto.

 

La pantalla central muestra todo lo que tiene el gabinete de un tractor real, desde el GPS hasta los parámetros de siembra, densidad, cantidad de semillas, velocidad, marchas, etcétera, en base al tipo de maquinaria que sea. “Tiene para sembradora, arado, cosechadora, dos tractores, un carrito y una camioneta para revisar el campo", aseguró el joven de catorce años, quien acaba de finalizar las clases.

 

"Me sirvió muchísimo para capacitarme. Además es llamativo, porque es como un juego y a la vez estás aprendiendo", agregó el muchacho.

 

Las prácticas sobre el simulador se reparten en la materia Tecnología, que está en el tercer año. De modo que cuando los chicos pasen a cuarto y cursen Maquinarias tengan cierta familiaridad con los vehículos.

 

 

Distinción nacional

 

Con el orgullo de haber concretado su anhelo, el colegio llevó su agrosimulador hasta la Feria Nacional de Ciencia y Tecnología en Buenos Aires, donde se reúnen los mejores proyectos escolares del país. Lo exhibieron durante diez días, expusieron frente a un jurado y al final resultó uno de los diez trabajos realizados por escuelas puntanas que fueron distinguidos y premiados.

 

"Llamó mucho la atención porque no había ningún simulador parecido. Todos se acercaban y querían ver cómo funcionaba y muchos se sorprendieron de que una escuela tuviera este tipo de tecnología, porque además de costosa es muy nueva", recordó el profesor. "Fue una experiencia muy grande", agregó el alumno.

 

Espartaro no ocultó su alegría por haber logrado tan buen desempeño en un encuentro en el que competían 1.098 trabajos. "Ahora tenemos la chance de ir a la etapa internacional, pero aún no sabemos en qué país será", dijo, lleno de expectativas.

 

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