Una puntana recibió un trasplante de hígado tras diez días de angustia

Cuando se trata de la vida de un familiar, toda espera parece eterna, pero al final valió la pena para la familia de Natalia Cordio. Tras estar internada desde el 20 de enero en Buenos Aires, y permanecer 10 días en lista de espera nacional para conseguir un hígado, finalmente fue operada exitosamente, gracias a un donante de Paraná, Entre Ríos. Aseguran que la joven puntana de 25 años permanece internada en Buenos Aires, aún inconsciente y sin un diagnóstico preciso. Sin embargo, confirmaron que su cuerpo asimiló bien el nuevo órgano, que ya está cumpliendo sus funciones.
Natalia pasó una buena parte de su vida padeciendo a su hígado, con todas las consecuencias que eso conlleva para el organismo, y todo terminó en el punto de necesitar uno nuevo. “Todo empezó cuando tenía 18 años. Ella fue a la Clínica Italia y le dijeron que tenía gripe, cuando en verdad tenía hepatitis. Le dieron antibióticos, que es lo peor que le podés dar a un hígado”, aseguró Guillermo Cingolani, el novio, que explicó que a partir de ese momento empeoró su estado, y que luego sí le diagnosticaron hepatitis.
“Luego se hizo pocos controles, aunque no sé si tiene que ver con eso lo que le pasó, y de repente el 18 de enero se empezó a sentir descompuesta del hígado. Fue a la Clínica Italia de vuelta, le hicieron unos estudios, y el mismo médico que la atendió aquella vez le dijo que tenía hepatitis”, detalló Guillermo, y agregó: “Ella se vino a Buenos Aires, y el 20 de enero entró a la Clínica Sagrado Corazón, le hicieron mil estudios, y quedó internada ese mismo día. Desde entonces ya hablaban de que a lo mejor iba a necesitar un trasplante. Pero no sabían el diagnóstico real, ni tampoco lo saben ahora”.
Lo único que confirmaron los profesionales es que no se trató de un cáncer, y actualmente trabajan para dar con el por qué Natalia llegó a esta situación límite, según explicó su pareja. El 31 de enero fue cuando ella quedó inconsciente, y a partir de ese mismo día entró a la lista de espera nacional. 
Guillermo manifestó cómo fue para él vivir estos días dramáticos junto al amor de su vida: “Desde el día que quedó internada, cada hora que pasaba se iba deteriorando, e incluso el cerebro, y por eso quedó inconsciente. Esperar dos días una llamada, puede ser, pero nueve días es terrible. Cada ambulancia que pasaba, cada teléfono que sonaba, pensando que podía ser el hígado para ella y no era, fue mucho sufrimiento, sabiendo que cada minuto que pasaba era peor. No sabía si ella podía aguantar media hora o un mes, y eso me tenía muy intranquilo. Es un alivio saber que a partir de la operación, ella está mejorando”.
A pesar de que la intervención fue un éxito, y que el organismo de la joven está asimilando bien el nuevo órgano, aún ella tiene los riesgos normales de cualquier trasplantado. “Toda persona en estas condiciones corre riesgo de vida, aunque la operación haya sido exitosa. El paciente puede rechazar el órgano de forma inmediata, o con posterioridad de hasta 6 meses o 1 año. El peligro de infección también siempre existe, o del sangrado”, manifestó María Eugenia García, directora del Cucai San Luis.
El donante llegó desde Paraná, Entre Ríos, y se trata de una persona fallecida, que según detalló la familia de Natalia, ayudó a salvar la vida de otros 6 pacientes que estaban en una situación delicada.
“El tema del mantenimiento del hígado cuando una persona fallece es algo muy complicado, porque los especialistas piden ciertos parámetros, como por ejemplo que el sodio no puede pasar de cierto nivel. Es difícil tener esas condiciones estables”, afirmó García, pero aclaró: “Las personas vivas pueden donar hígado también, e incluso un hígado de donante fallecido puede ir para dos receptores. El hígado tiene muchos segmentos, y por eso tiene esa particularidad”.