Inicia el juicio contra Liliana por el homicidio de su hijo Jair Luchessi

Hace casi tres años, cuando Jair Emanuel Luchessi, de un año y nueve meses, fue hallado sin pulso, ni signos vitales, con la piel fría y flácida en la cama de sus padres, su madre Liliana no supo contestarles a los médicos del Sempro, que habían ido a asistirlo, qué había pasado con su hijo. La autopsia que le hicieron después respondió esa pregunta: el pequeño había muerto de una hemorragia, de origen traumático. Tras su detención, la mujer habló. Le dijo al juez instructor, Leandro Estrada, que nunca le había puesto una mano encima a la criatura y que si el chico tenía marcas de golpes eran producto de caídas accidentales. Pero ese argumento no le sirvió para evadir el procesamiento y la prisión preventiva por el homicidio del nene. Hoy, la mujer tendrá otra oportunidad de defenderse ante la Cámara Penal 1, cuando el juicio que definirá su responsabilidad en la muerte de su hijo y también su permanencia en el penal comience.

El debate oral por “homicidio calificado” tiene previstos 48 testigos, que desde mañana empezaran a desfilar en la sala de juicio. Para mañana están citados diez de ellos, entre los cuales se encuentran dos policías, la forense Alba Pereyra, la médica policial Sonia Palloni, el médico Emiliano Severo Loyola y el resto del personal del Sempro que intentó salvarle la vida al menor, la tarde del 16 de junio de 2014.

La intención de la defensa, por su lado, es que la acusada declare ante el tribunal. Pero hasta anteayer el abogado Pascual Celdrán no había definido si su cliente se sometería a las preguntas de los jueces. Aunque comentó que “lo más probable es que declare”, pues considera vital que ella cuente su versión de lo que sucedió el día que Jair murió.

Esa versión, dijo el defensor, es la que Liliana ha repetido desde el inicio de la investigación. Según la acusada, el día en cuestión ella se quedó dormida en su pieza. Pero su hijo se despertó y quedó al cuidado de su padrastro, Bruno Ezequiel Pacheco. El chiquito estaba en la cocina, sentado en su silla. “En un momento, él se cae al suelo desde esa silla alta y ahí es cuando empieza a sentirse mal”, resumió Celdrán.

En tanto a las lesiones, el defensor sostiene que no son tantas como señalaba el juez de instrucción Penal 2, sino que todo se trató de un viejo golpe que la criatura se hizo en la cara, cuando se cayó de una hamaca.

Una vida tan corta como trágica

El 26 de setiembre de 2012, un día antes de que cumpliera su primer mes de vida, Jair fue secuestrado y llevado a Mendoza. El hecho salpicó de sospechas a su madre, que estuvo un par de horas detenida. Pues las circunstancias del robo no eran claras y en el barrio San José, donde vivía por ese entonces, corría el rumor de que ella lo había vendido y después se había arrepentido. Pero la mujer siempre sostuvo que se lo habían robado.

Una semana más tarde el bebé fue rescatado y los involucrados fueron detenidos. Uno de ellos, Miguel Fuenzalida, se ahorcó en la penitenciaría y los otros, Karen Denassio y Pedro Flores, fueron sentenciados a cinco y siete años respectivamente, el 19 de mayo de 2015, por la misma Cámara que ahora juzgará a Liliana.

El 16 de junio de 2014, una ambulancia del Sempro fue requerida en Lamadrid 256, la humilde casa en la que vivían la acusada y su pareja. Cuando el médico Emiliano Severo Loyola entró al domicilio, el paciente que debía revisar estaba en una cama, desnudo, sólo con un pañal limpio, pese a que el aire en la habitación, al igual que el que circulaba en la calle, era frío.

Diez días después, en base a lo que reveló la autopsia y contaron los testigos que conocían la vida que el niño llevaba junto a su  madre, Estrada ordenó su detención y la de Pacheco. Y el 4 de junio de ese año, le dictó el procesamiento a ella y la falta de mérito a él.

En su resolución, aclaró que hubo elementos suficientes para someter al padrastro al proceso, pero las pruebas sumadas durante los días de prórroga requerida por su defensa indicaron que aquéllas que fueron consideradas, en su momento, para ordenar su detención e indagatoria, eran insuficientes para avanzar hacia el procesamiento. Además, el juez solicitó que el hombre se sometiera a un tratamiento psicológico en el policlínico regional, porque era adicto a las drogas y había manifestado que quería quitarse la vida.

La hipótesis del magistrado es que, en las horas previas a su muerte, tal vez el mismo lunes 16, el nene fue maltratado por Luchessi. Los testimonios le indicaron que ese castigo no había sido excepcional, sino frecuente.