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No declaró el detenido por violar a su sobrina de 12 años

Por redacción
| 22 de febrero de 2017
La oportunidad. Vega aprovechaba para atacar a la nena cuando sus papás estaban en el trabajo.

Ricardo Ángel Vega no sabía que Andrea estaba en su casa. Él entró a lo de su cuñada, no la vio, y le preguntó a la hija de ella, de 12 años, por qué no había ido a cebarle mate. Cuando Andrea gritó para saber quién había llegado, Vega salió rápidamente. El modo en el que le había hablado a su hija le pareció extraño. Su cuñado se dirigió a la nena como un hombre lo hace a su mujer, no a una sobrina de esa edad. Tan inquieta quedó que, después de que su hija le dijera que el que había entrado era su tío, le preguntó si había sucedido algo, si él le había hecho algo, si alguna vez había intentado tocarla o besarla. Por respuesta, en ese momento, la nena sólo lloró. Lloró y nada dijo. Más tarde, a fuerza de insistirle para que le contara, la chiquita reveló que Ricardo la había violado.

 


La revelación, sumada a los detalles que empezó a dar la nena, llevaron a Andrea a la Policía. Denunció a su cuñado por abusar sexualmente de su hija, el 25 de enero pasado. El lunes, la jueza Penal 3 de San Luis, Virginia Palacios, ordenó la detención del sospechoso. Se concretó cerca de las 21:30, en el barrio 123 Viviendas, en inmediaciones a su domicilio, detalló el lunes a la noche el comisario Javier Miranda, jefe de la Comisaría 39ª, que le tomó la denuncia a Andrea e instruyó el sumario. Vega, de 48 años, que ya se sabía investigado, porque semanas atrás fue notificado de la causa, no se resistió, contó Miranda.

 


Cuando todo salió a la luz, la nena decía “que estaba enamorada de su tío”, comentó ayer una fuente. Quizás por su inmadurez y porque el acusado la manipulaba, ya sea para que no hablara de lo que pasaba y también para continuar con los sometimientos, la nena no podía significar que, en realidad era víctima de un violador, que lo que él hacía no estaba bien, que eso no era amor.

 


Como parte de esa estrategia para enredarla para sus propósitos, “Vega le escribía cartitas, en las que le decía que la quería, que la amaba”, contó un informante. La Policía secuestró algunas de esas misivas. 

 


Ayer después de las 11, lo llevaron al juzgado Penal 3, para que la jueza le tomara la declaración indagatoria por “Abuso sexual con acceso carnal agravado por la situación de convivencia preexistente”, detalló una fuente de tribunales. El imputado fue asistido por el defensor oficial en lo Penal, Carlos Salazar.

 


Consultado por este medio, el funcionario judicial dijo que, tras entrevistarse con el detenido y ver lo que está incorporado en el expediente, le recomendó que no declarara. No solicitó prórroga de la detención para que se produzcan pruebas a su favor, lo que le impone a la magistrado un plazo máximo de 48 horas para resolver si procesa al presunto violador. El panorama, para Vega, se presenta complicado, confiaron dos fuentes vinculadas al caso.

 



Con excusas

 


La víctima es una de los cinco hijos de Andrea. Vega estaba en pareja con una hermana de ella, con quien tuvo problemas, el año pasado. Por eso, el acusado le pidió permiso a su cuñada para quedarse en su casa, por un tiempo. Andrea lo alojó durante seis meses. Al parecer, en ese interín se produjeron los abusos. Así, con manipulaciones, Vega inició sexualmente a la nena.

 


Luego, en setiembre, Vega volvió a tener diferencias con su pareja, pero en esa oportunidad sólo permaneció una noche en el domicilio de Andrea. Pero, por lo que contó la denunciante, nunca perdió el contacto con ellos. Iba con la excusa de saludar, por ejemplo. Inclusive una vez se llevó a la nena durante algunas horas, con el pretexto de que le iba a enseñar a manejar.

 


En el expediente constan dos pruebas que comprometen al sospechoso: el informe de la Cámara Gesell, firmado por la psicóloga del Poder Judicial, Marisa Samper; y el informe de la pediatra Fátima Vega, que examinó a la víctima en tribunales. Ambas profesionales detectaron signos compatibles con abuso, en lo psicológico y en lo físico, respectivamente.

 


La médica detalló lo que vio en el examen de la zona íntima y concluyó que la desfloración era antigua.

 


Por su parte, la coordinadora provincial de la Cámara Gesell indicó que el relato de la menor respondía a los criterios de validación establecidos. En esa narración, la menor explicó que los sometimientos se producían cuando los papás de ella estaban en sus trabajos, o cuando sus hermanos dormían o estaban en la escuela.

 


Contó que “bien al principio, fue lindo, después, más o menos, se empezó a poner feo…". "Algunas veces –relató–, él se enojaba conmigo y me decía por qué no estaba con él… se enojaba porque yo le decía que no (…) le decía que no y él me decía que era una miedosa y una cag… (…) me decía cosas lindas… como por ejemplo te quiero… me decía que era todo para él, que me amaba”.

 


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