El frío ambiente de una escribanía versus el calor de una sede partidaria. Ésas fueron las postales que dejaron los actos en donde el peronismo puntano y el macrismo formalizaron el armado de sus respectivas alianzas con vistas a las elecciones de este año. Llamó la atención que el escenario elegido por los seguidores de Mauricio Macri no haya sido alguna de las sedes partidarias de los cinco espacios que componen la coalición: UCR, PDI, Libres del Sur, Avanzar o PRO. El contexto de una escribanía (los servicios los prestó Juan José Laborda Ibarra) disparó inmediatamente una primera lectura que surgió apenas se conoció ese dato: semejante formalidad podría ser un síntoma de desconfianza entre los integrantes del propio armado político. Una fuente cercana al PRO confesó que la intervención de un escribano fue parte de la bajada de línea y “consejos” que llegaron desde el propio gobierno nacional que además ya no oculta a su “preferido” en San Luis (Claudio Poggi) incluso por encima de sus hombres históricos del macrismo como Bartolo Abdala o los propios radicales con roce nacional como José Riccardo o Walter Ceballos. El largo brazo del macrismo nacional impuso también que el nombre “Avanzar” encabece la coalición.
Ese destemplado clima de la escribanía Laborda contrastó con la calidez que se vivió primero en Las Chacras y luego en la sede del PJ puntano, donde las diferentes corrientes del peronismo se aunaron en un frente común. Allí fue todo mucho más descontracturado, en medio de un clima que incluyó algunos cantitos, banderas y abrazos. Y si había necesidad de ponerle formalidad al acto de firma, de eso se encargó Carlos Sergnese, (uno de los apoderados del frente) que, con la prolijidad y formalidad que lo caracteriza, pareció abstraerse del escenario distendido y por momentos casi festivo, para explicar y guiar a cada unos de los apoderados de las fuerzas políticas para que rubricaran el documento de cuatro páginas que dio vida al armado del Frente Unidad Justicialista San Luis.


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