El profesor de música Fabio González festejó sus 35 años en el oficio con un tributo instrumental al repertorio de The Beatles, pero el encuentro fue la excusa para homenajear a sus maestros, Paolo Altavilla, Pietro Cipriani, Horacio “Pato” Rodríguez y a Felipe Navarro, de reconocida trayectoria en la movida local.
La tarde-noche del domingo fue la excusa ideal para salir a disfrutar de las agradables melodías de los gigantes de Liverpool en la sala Hugo del Carril, donde hubo que acomodar sillas de plástico, anexadas por la cantidad de público.
Una zapada canchera antes de correr el telón dio pie a los primeros aplausos, hasta que apareció el maestro y soleó en “Come Together” acompañado de 21 saxos, tenores, altos y sopranos. El menor era Pablito Giménez -de 9 años- y la más grande, Chelita Agüero.
Los alumnos de la Escuela de Saxofones San Luis habían realizado el mismo show el 20 de mayo y fue la oportunidad que tuvieron los que faltaron esa noche, y de invitar a otros músicos.
Si había unos Fabulosos 4 desde Londres, en vivo estuvieron “Los 4 Fantásticos”, como los bautizó González. El grupo rockero estable volvió a tocar con el pianista Alejandro Grassano, el guitarrista Juan Bentivegna, el bajista Tony Funes y el baterista Pelusa Espinoza.
Los que no tocaban, bailaban en semicírculo y entre ellos se avisaban de entradas y cortes en las canciones, mientras soplaban las boquillas para tenerlas calientes y que la caña no les jugara una mala pasada. Reían y contagiaban ese ánimo al público.
Aunque en el escenario fueron instrumentales, la gran mayoría de los asistentes acompañaba con palmas y a los pocos temas muchos perdieron la timidez y cantaron (cada uno en su tono, nada más importaba), a la vez que familiares y amigos los filmaron en varias oportunidades.
La escenografía incluyó un VW Beetle del ’58 (aporte de uno de los alumnos), y un poster en el célebre paso por Abbey Road en el telón.
“No estamos locos, sabemos lo que queremos” dijo el profesor, con Los Beatles en el pecho, ya que tenía una remera con estampado alusivo. “Somos una escuela que proyecta y sueña, y queríamos que fueran testigos de un homenaje a quienes yo escuchaba y quería ser como ellos” dijo mientras mantenía controlada su emoción, al entregarles a cada saxofonista un trofeo labrado en madera.
El reconocimiento fue para Altavilla, Cipriani, “Pato” Rodríguez, y Patricia recibió el póstumo a Felipe Navarro. A ellos les dedicaron “Let it be”.
Mientras la artista Iris Peñiñorey pintó un cuadro en vivo, la poeta Ana Delia Rodríguez recitó dos temas, Pablo Fischbein cantó “Eleanor Rigby” y “Don’t let me down”, Marita Chávez entonó una blusera versión de “Oh Darling”, y el resto fueron instrumentales, con una emotiva “Imagine”, sentida reversión en trompeta para la dulce “Michelle”, la jazzera “Help”, un trío twist para “Help” y una rockerísima versión de “Can’t buy me love”, con solos de saxo, piano y batería.
Los maestros homenajeados pidieron otra y se les cumplió el deseo: “Hey, Jude”, donde González invitó al público a subir al escenario para cantar, “de esa manera rompemos el límite entre artista y público” contó el músico, al finalizar el show.
La noche puntana aportó su cuota climática con unas frías gotas de lluvia de grises nubes para darle un cierre londinense a semejante evento.
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