“Me arrepentí de muchas cosas, perdí parte de mi vida”

"Después de 27 años de consumir alcohol, llega un momento en el que tocás fondo. Tuve problemas graves de salud, familiares, sociales y laborales. Los vínculos de familia se destruyen. En un momento perdí a mi hija, a mi ex pareja, a mis padres y a mi hermana. Sentís que se te termina el mundo”, contó Jorge Fernández Vargas, quien asiste, ahora para capacitarse, a los seminarios y grupos GIA (Grupo Institucional de Alcoholismo) para ayudar a las demás personas a dejar sus adicciones. Actualmente trabaja en el Hospital del Sur.

“Buscaba un cambio en mí, lo logré en un año, dejé de consumir y hace más de 4 años y medio que no tomo. Tuve el apoyo y la contención de mis padres y de mi hija, pero el tema es de uno. Si uno quiere, puede”, explicó y agregó que le gusta mucho ayudar a la gente: “Me siento capacitado para hacerlo, así como salí yo, quiero demostrarle a los demás que sí se puede. El alcohol es más peligroso, incluso más que algunas sustancias, aunque cueste creerlo”, afirmó.

Jorge contó que el primer día que pisó el hospital estaba acompañado por su familia. “Ellos  me ayudaron, me contuvieron y acompañaron en todo este proceso, es fundamental el apoyo. No hay que abandonar a los enfermos, porque uno no se da cuenta de lo que hace y es peor. Es un daño muy grande, la forma de sacarlo del pozo es acompañar. La familia se cansa, sí, además siempre va a estar presente la desconfianza. Pasarán diez años, veinte y seguirán haciendo las mismas preguntas: ¿Por qué te demoraste? ¿Dónde estabas? ¿Qué hiciste?”, recordó e hizo énfasis en que el secreto está en 'ponerse las pilas'. Todo depende de la voluntad de uno mismo. Si vale que sea por sus hijos, su padre o su madre, pero principalmente pasa por uno. Nada es fácil cuando uno pelea contra el flagelo del alcohol”.

Afirmó: “Siento que tuve frustraciones emocionales y laborales. Además, en el proceso uno debe pelear con sus propios impulsos. Trabajamos muchas cosas. La mochila está cargada de cosas muy feas y hay que ir descargándola en los tratamientos grupales, no hay que guardarse nada feo, porque no llegás a ningún lado”.

Con tono triste, pero  con firmeza, y para que su experiencia sirva, dijo: “Me arrepentí de muchas cosas. Perdí parte de mi vida. No me quiero acordar. Ya enterré todo. Hice cosas inconscientemente, no estando en mis cabales. Después ni te acordás. Me enteré porque me las contaron, pero sinceramente hay cosas que me dijeron que hice que no recuerdo, y les creo”.

Para el final de la nota, dejó una reflexión para los jóvenes: “Creo que los chicos deben tomar con mucha cautela. El tema de las previas y las bebidas en los boliches es peligroso. En esto se empieza de a poquito. A los 13 años ya arrancan y es lamentable. Un consejo es que si toman sea poco, que no lleguen a lo que yo hice, porque es la perdición total. Lo digo por experiencia. Recién me estoy restableciendo económica y socialmente. Es muy feo llegar a mi edad y haber perdido tantas cosas lindas de la vida”.