“El amor es la única salida de la gran pobreza espiritual”
Antes de ser un difusor espiritual, Claudio María Domínguez cumplió todo lo que le pidieron en la vida. Aprendió idiomas de pequeño, ganó el concurso Odol, se recibió con honores y también viajó por el mundo, pero aun así no era feliz. Apenas cumplió 30 años dio un giro hacia su ser interior, conoció a grandes maestros espirituales y ahora da a conocer sus experiencias, siempre con un toque de humor.
Sencillo, directo y siempre con una sonrisa. Así es Claudio María Domínguez, que a pesar de que creció en un hogar muy humilde no olvida sus raíces y lo recuerda en cada charla que da por diferentes países. Autor de más de dieciocho libros, entre ellos “Por qué cambié mi vida”, donde relata de manera visceral su propia historia, desde los primeros años de ese niño prodigio que ganó un millón de pesos en el programa “Odol Pregunta”, a los nueve años, hasta el hombre que es hoy. Logró entrevistar a las más grandes celebridades del mundo, desde Sai Baba, Madre Teresa de Calcuta, Juan Pablo II y la lista sigue. Ahora lleva su historia a todo el mundo, tiene miles de seguidores y en cada paso por San Luis deja una huella indeleble.
-¿Por qué elegís San Luis para las charlas y retiros?
-Mi sangre es de San Luis, mi padre nació en Villa Mercedes. Amo esa provincia desde siempre y muchas veces contemplo la posibilidad de quedarme cada vez más meses del año en ese terreno que siento que es mi propia vida. Además, hago los retiros en San Luis porque tiene rincones deslumbrantes y es bueno que lo descubran quienes no lo conocen.
Merlo tiene un aire tan puro, el hecho de que esté impecablemente cuidado pero que la naturaleza sea tan generosa es una invitación a que la gente que viene a los retiros se vaya de ellos en estado de éxtasis. Es una cita de honor. Siempre que me han llamado para hacer documentales sobre la provincia para mostrar en el mundo, lo he hecho gratuitamente porque era mi gratitud de amor por San Luis. La amo y si yo cobrara por hablar bien de la provincia que amo sería un gran karma en contra.
-En tus charlas, si notás que alguien no te presta atención o no está de acuerdo con vos, ¿qué hacés?
-En general todo el que viene a la charla lo hace con una búsqueda genuina de lo que yo transmito, es decir no descubre América, pero por lo general todos empiezan la participación con alegría, con entusiasmo, creatividad. Es verdad que en algunas charlas hay un poco más de tristeza y angustia, pero los momentos son siempre extraordinarios. Cuando alguien hace una pregunta de esas reiterativas, yo con mucho humor le digo: ‘Mi negra divina, hablé dos horas del tema de las parejas, los padres, los hijos, la abundancia... ¿dónde estabas que no me escuchabas?’, y ahí en general todo el mundo se ríe y hacemos un nuevo resumen de lo que la persona está preguntando.
-¿Qué es lo más extraño que te han preguntado durante una charla?
-Todo lo que se imaginen en su inconsciente colectivo me lo han preguntado en veinte años de charlas, entonces hay preguntas muy atípicas que son al mismo tiempo muy originales y representan un desafío mayor para ser contestadas. Otras son brutalmente provocadoras.
-Visitaste muchos maestros espirituales y grandes personalidades del mundo ¿qué te dejó cada uno de ellos?
-Fueron muchos años buscando maestros, hasta que el genuino te dice que el único maestro está dentro tuyo. Lo más fuerte fue Sai Baba, el Dalai Lama, Madre Teresa, y después otros que quizás en un nivel no tan brutal de maestría fueron maravillosos como por ejemplo Trigueirinho, Deepak Chopra, Luis Hay, Paulo Coelho... y algunos desconocidos que encontraba a la vera del camino, que te miraban, te decían una frase y te trastabillaba toda la ignorancia de una vida. Diría que de Madre Teresa me quedó la compasión y el amor. El amor como la única forma de salida a la gran pobreza espiritual. De Sai Baba la profundidad, en enseñar el vaciamiento del ego, debilitar la personalidad y que aparezca la luz y la gran luz interna. El Papa Juan Pablo II me parecía que era lo más libre que dentro de una iglesia cristalizada se podía mostrar. Fue muy noble en tolerar algunas preguntas muy audaces mías y muy rebeldes contra la estructura vaticana, así que mi recuerdo es muy bueno, ecuménico. El Dalai Lama también, la compasión absoluta la unidad, la entrega, el respeto, la solidaridad y salir de la rueda de la ignorancia que es la del nacimiento de la muerte.
-¿Por qué no te considerás un maestro?
-Porque un maestro es muy impecable en su vida. Soy un gran difusor de maestros, yo siempre digo algo que parece una broma porque lo digo con humor pero que en el fondo es cierto. Yo hablo muy bien, tengo cultura, gané Odol, todo lo que sabemos, viajé por el mundo más que los ricos, entonces el mensaje lo comunico excelente, tengo un poco la picardía de comunicarlo a la criolla, con humor y con una puteadita de rigor para que el mensaje entre hasta en la juventud. Nunca hacer de la espiritualidad algo solemne y aburrido, sino que sea accesible. Mi vida privada no es diez puntos, es ocho. Un maestro tiende a ser impecable, yo todos los días tengo mis exabruptos de ira o de ignorancia y lo bueno es que vuelvo al eje, trato de trabajarlo y resolverlo. Soy un gran difusor entusiasta de lo que los maestros tienen para decirte que es que te merecés ser feliz, saber quién sos y vivir tu verdad.
-Todo lo que comunicás proviene de conocimientos ancestrales, ¿de qué manera se aplican al día de hoy?
-Todas las verdades son siempre las mismas, son conocimientos ancestrales, pero el ser no tiene tiempo y espacio, la mente es temporoespacial, el ser, el yo soy, lo eterno, la consciencia, la sabiduría, el alma, están todo el tiempo entonces las verdades se aplican siempre en distintos ciclos y siglos. La tecnología nos ayuda a acceder mucho más rápido a esto. Hay que agradecer la cuestión masiva ésta que nos permite. Y como siempre dije, da para una maravilla o da para una basura. La gente puede ver la vida de la Madre Teresa o el crimen del día. La actitud es lo que separa o hacia la luz o hacia la oscuridad, hacia el engaño o hacia el desengaño. Trabajar para la unión o para la desunión.
-¿Por qué en general la gente no se hace cargo de lo que le pasa y tiende a culpar al otro?
-Eso es ignorancia, por eso ‘Hacete cargo’, el programa histórico nuestro de tele, de radio. Ocho años estuve en radio 10. Hacete cargo, protagonista de tu historia de amor, no actor de reparto de la película del otro. Es tan fácil culpar al otro porque no sos feliz, porque vos no te hacés cargo de despertar a tu potencia, recuperar tu divinidad, creer en vos y desarrollar los talentos que son tu merecimiento. Por qué no generás abundancia, por qué no sos humilde, generoso, agradecido... por qué no creés que te merecés lo mejor. Entonces es tan fácil decir cómo querés que sea feliz con la familia que tengo, con el clima, con la vida, el gobierno anterior o actual, las profecías, etc. Sólo vos podés en este momento vivir el primer día del resto de tu vida. Hay que tener el coraje, la decisión y precipitarlo ya mismo aquí y ahora.
-Considerando que tuviste una fuerte disciplina orientada hacia el “deber ser”, ¿cómo fue la lucha entre lo que esperaban de vos y lo que vos querías ser?
-Siempre supe yo tenía que ser libre, no podía responder a la mirada social. Fui criado en un hogar muy pobre donde no había un mango, pero había libros, había cultura, pero se me decía ‘vos tenés que ser el mejor, tenés que ser políglota, a los tres años leer y escribir, a los seis años hablar seis idiomas, tener medalla de oro en la facultad...’. Se me crió para la mirada social, para descollar, para ser ‘alguien’ en la vida. Jamás se me dijo ‘vos tenés que ser feliz’. Toda la lucha interna tiene que ver con eso, salirse del dogma, del sistema de creencias, de la crianza que surge del primer septenio, de esos primeros años de vida en los cuales al chico se le implanta el chip del ego, ‘la matrix de la ignorancia’. Uno se muere repitiendo qué es lo que le dijeron que era desde que nació, de paso cría a sus hijos en un estado de ignorancia, y no se mejora la especie, estamos hechos pelota. Yo tardé unos buenos años en salirme de eso, a los 30 años logré todo lo que me pedían, viajé por el mundo, gané todos los premios y no era nada feliz.
-¿Existe la receta para ser feliz?
-La única receta para ser feliz es tratar de indagar en esta vida quiénes somos realmente, que no tiene nada que ver con lo que nos dijeron que éramos. Es decir, debilitar al ego porque todo lo que uno creyó que era, no lo es. Éstos son los roles: el periodista, el escritor, católico, judío, peronista, radical, de Boca, de River... hasta el ego es muy espiritual. El ego quiere dualidad. Cuando dejes de pertenecer a los grupos y a los rebaños de turno va a empezar a aparecer tu verdad, el individuo, ‘el indiviso’. El que está pleno, el que no necesita la mirada social para tener una vida, el que sabe quién es y vino a desarrollar sus talentos y a hacerle el bien a la humanidad también. Entonces la receta de la felicidad es saber quiénes somos, ¿cómo sé quién soy? Explorando en mi interior una energía infinita que es la que genera que la vida exista allá afuera. Introspección, diálogo interior, de la medicación a la meditación. Esos son los ingredientes de una receta de felicidad.
-¿Por qué no estás en televisión?
-En la televisión no estoy porque no quiero vivir en Buenos Aires, ellos me ofrecían vivir allá, para estar en el minuto a minuto en vivo. Yo ya no quiero mi vida ahí, densa, en la gran ciudad. Como no aceptan que grabe y quede en el minuto a minuto, solamente voy de invitado a los programas.
-Con los libros captaste más seguidores, incluso gente más joven...
-A muchos le sorprende que hablando de espiritualidad llene las salas con miles de personas. Como si fuera un político o un gran escritor de afuera. También cada tres meses salen dos libros y las charlas, que son mi modo más lindo de comunicarme cara a cara con la gente y lo mágico y lo que me sorprende es la juventud. Antes no me tocaba, eran más las señoras de la época “Odol”. Las mujeres con los hijos, los abuelos con los nietos, parejas jóvenes, así que es fantástico lo que se está dando.
-¿Qué proyectos tenés para esta segunda mitad de año?
-Dentro de lo laboral, si se quiere, estoy muy agradecido. Tengo los programas de Radio 10 y de la FM POP desde hace ocho años sábados y domingos. Va muy bien, según el rating es más a veces para hablar de amor que para hablar del chimento barato. También, todos los días en Infobae se publica un video mío, una reflexión y eso genera algo muy lindo en toda América. Hace poco lanzamos la revista online, www.larevistadeclaudio.com.ar, que tiene un récord de visitas y es gratis para todo el mundo.
Nota Noelia Barroso


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