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Procesaron al policía acusado de violar a su hijastra en Merlo

Por redacción
| 21 de octubre de 2018
Primer tramo de la fuga. En junio, Moro huyó en su auto hasta cerca de Justo Daract. Allí lo abandonó. Creen que siguió hasta Buenos Aires, su provincia de origen.

El oficial principal Sebastián Moro fue imputado de cuatro ataques a la hija de su esposa, cuando era adolescente.

 

El oficial principal Sebastián Andrés Moro no declaró ante el juez Penal de Santa Rosa, Jorge Pinto. Salvo esa indagatoria, que es una de las primeras herramientas que un acusado puede usar para defenderse, el abogado que lo asiste echó mano a todas las otras que tenía a su alcance, con la idea de no dejar en pie la sospecha por la cual fue imputado, la de haber violado a su hijastra en varias ocasiones durante la adolescencia. Nada de lo que hizo la defensa alcanzó: el policía de 39 años fue procesado y encarcelado.

 

Moro sabía que podía terminar en la cárcel. Por eso el jueves 14 de junio, el día que debía presentarse en el juzgado Penal para la audiencia de indagatoria, escapó de su casa en la Villa de Merlo. Se mantuvo prófugo casi cuatro meses, hasta el miércoles 10 de octubre, cuando se entregó a la madrugada en la Unidad Regional III de Policía, en Concarán.

 

Mientras eludió a la Justicia, a través de dos abogados intentó que el juez Pinto le concediera la eximición de prisión. Pero el magistrado no se la otorgó. Y el viernes a la tarde, en la misma resolución en que dispuso el procesamiento, ordenó que lo trasladaran a la Penitenciaría provincial.

 

Moro fue procesado por los delitos de “Abuso sexual gravemente ultrajante en concurso real con abuso sexual con acceso carnal, agravado por la convivencia, cuatro hechos”, le informó a El Diario el defensor oficial Penal de Santa Rosa, Francisco Pérez.

 

El funcionario judicial asumió la defensa de Moro el miércoles 10, cuando el imputado fue llamado a la audiencia de indagatoria. Antes, al policía lo habían asistido el abogado particular de Tilisarao, José Daniel Flores, y el penalista de Villa Mercedes Pascual Celdrán.

 

Aunque no fue posible obtener la palabra del juez Pinto, para conocer qué pruebas había tenido en cuenta para fundamentar su decisión de procesar a Moro, trascendió que una habría sido el informe de la psicóloga que entrevistó a la joven –hoy tiene 19 años– en la Cámara Gesell de los tribunales de Concarán.

 

La especialista validó el relato de la chica y no halló en él ningún signo de fabulación, según trascendió de una fuente judicial.

 

En esa entrevista, la denunciante se explayó en detalles de lo que había expuesto el viernes 8 de junio, cuando se presentó en la oficina de denuncias del juzgado Multifuero de Santa Rosa y denunció a Moro, su padrastro.

 

El policía, que tiene una hija de una relación anterior, se casó en 2011 con la madre de la joven que lo acusa. Y dos años después habría empezado a abusar de su hijastra, de 13 años entonces. El juez le imputó cuatro hechos porque, al parecer, si bien habrían ocurrido algunos más, la víctima conservaba en su memoria el recuerdo de las circunstancias precisas de cuatro ocasiones en que la atacó.

 

Algunos, si no todos los sometimientos, habrían ocurrido cuando la llevaba en su Ford EcoSport a la escuela, en una localidad cercana a Merlo. Y Moro habría usado una combinación de fuerza física y manipulación psicológica para consumar su propósito. “Usaba una estrategia típica de este tipo de casos, le decía que si no lo dejaba hacérselo, o si hablaba, algo le iba a pasar a la madre”, reveló una fuente.

 

En los ocho días que Moro estuvo detenido en una celda policial –ese plazo fue solicitado por el defensor, en la audiencia de indagatoria–, Pérez pidió el testimonio de la psicóloga Ivana Bustos, que les hizo una pericia psicológica a la denunciante y al acusado, según explicó el funcionario.

 

El defensor quería que la perito se explayara sobre las conclusiones a las que había arribado. Por un lado, la psicóloga sostuvo que en la víctima percibió un trauma asociado a los abusos que denunció. Y, por otro, indicó que advirtió en Moro “una personalidad narcisista como la que generalmente tienen las personas que cometen hechos así”, dijo.

 

“También vino a declarar, por pedido de la defensa, la madre de la denunciante. Dijo que ella nunca sospechó nada y se enteró de todo la madrugada del día que la chica decidió denunciar a Moro, el 8 de junio”, indicó Francisco Pérez.

 

“Se produjo un montón de prueba. Todas las medidas que pedimos las hicimos con todas las garantías, el juez Pinto nos proveyó todas las medidas que le solicitamos, no me puedo quejar”, ponderó el defensor oficial, horas antes de conocer la resolución del magistrado.

 

“Estamos juntando indicios –agregó el defensor oficial–, porque son hechos que suceden en la intimidad, no hay testigos, no hay cámaras, no hay nada. Es la palabra de uno contra otro”.

 

Aunque el juez ya tomó la decisión de procesar a Moro, todavía hay una prueba pendiente, con la que Pérez espera contar con miras a la defensa final, en el juicio oral, cuando un tribunal dicte el pronunciamiento definitivo del caso. Es una pericia que comenzaría la semana entrante.

 

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