Cuatro cabañas quieren echar raíces en San Luis

Ya pasó más de un año desde que las firmas “Bellamar Estancias” (con sus tres cabañas Bellamar, Corral de Guardia y El Bonete) y “Estancia La Barrancosa” desembarcaron por primera vez con un remate conjunto en Villa Mercedes. Después de dejar atrás la incertidumbre y los nervios del debut, el 2018 les presentaba otro desafío a las empresas: consolidar y superar el resultado del estreno, en ese afán de echar raíces en la atractiva y creciente ganadería de San Luis.

Lejos de achicarse, las cuatro cabañas redoblaron la apuesta para la segunda edición de su subasta. Trajeron un poco más de hacienda, seleccionaron sus animales más adaptados a la zona, anunciaron la jornada con bombos y platillos, y no escatimaron en gastos a la hora de atender a sus clientes en las instalaciones de la Sociedad Rural Río V°. Las gestiones y el martillo estuvieron a cargo de la consignataria Feriálvarez, otro sello que también intenta fortalecer su presencia en la provincia.

Cuando llegó el mediodía de la jornada elegida para la subasta, hubo un primer buen síntoma para los anfitriones: la gran cantidad de gente que se acercó al predio “La Fortuna”, ubicado en uno de los márgenes de la avenida Jorge Newbery. Pero el interrogante era saber si esa convocatoria se traduciría en un mayor número de compradores, algo que no siempre sucede, sobre todo cuando las ventas se realizan dentro de una ciudad y las distancias se achican para los que se acercan a curiosear.

No obstante, Esteban Cacciavillani, titular de la firma martillera, se mostró satisfecho con la afluencia de público. “Sabemos que llegar con un remate a un lugar nuevo es difícil y cuesta instalarlo. Pero estas son cabañas de prestigio nacional e internacional, lo que provoca que el acompañamiento de la gente sea más rápido. Notamos que volvieron a venir los clientes del año pasado, que también vinieron nuevos compradores y que hubo personas que se acercaron para indagar el mercado. Eso habla de la importancia que va cobrando Bellamar en la zona”, valoró.

Un cielo oscuro cargado de nubes y un frío cada vez más intenso podrían haber hecho peligrar la fiesta ganadera, pero las tribunas estuvieron casi repletas gracias al auxilio de un techo que sirvió como refugio para una lluvia que finalmente se desató.

Después del almuerzo, el comienzo fue el de rigor. Los responsables de las cabañas y de la consignataria dieron las palabras de bienvenida y explicaron los motivos que los llevaron a elegir Villa Mercedes como la sede de su venta. “Creemos que el sur de San Luis es una zona geográfica muy importante para la ganadería de hoy en día. Si uno va por la ruta 188, nota la gran cantidad de hacienda que se ve en los campos. Además estamos cerca de mucha gente de Mendoza y La Pampa, que también son potenciales clientes”, le dijo más tarde Cacciavillani a la revista El Campo.

Luego siguieron las habituales entregas de reconocimientos por parte de las asociaciones de productores de cada raza, un momento que cobró más fuerza porque la subasta ofrecía las cuatro principales especies de la producción de carne argentina: Aberdeen Angus, Polled Hereford, Brangus y Braford.

De modo que había hacienda para todos los gustos y para todo tipo de rodeo. El "menú" estaba conformado de la siguiente manera: El Bonete ofertó Angus negros y La Barrancosa puso a la venta ejemplares colorados; los Hereford fueron llevados por Bellamar; y Corral de Guardia puso la cuota Brangus y Braford. Hubo, además, una cabaña invitada que también llevó vientres Angus negros. "La Benedicta" fue la elegida, una firma local con tierras en Liborio Luna que está en pleno crecimiento.

El Angus y los colores

Los dos primeros ejemplares en salir a la pista fueron un Puro de Pedigree (PP) y un Puro Controlado (PC) de La Barrancosa. Esos dos primeros toros marcaron la tendencia del resto de los Angus con un dato curioso: los negros  (aportados por El Bonete) se vendieron a mejores precios que los colorados, cuando en los últimos tiempos la ecuación suele ser al revés. Los 24 colorados promediaron $59.000, mientras que los 21 negros se vendieron a $63.000.

En los vientres la tendencia se mantuvo, y así las vaquillonas con garantía de preñez coloradas obtuvieron valores alrededor de los $27.000, mientras que las negras de la misma categoría elevaron sus precios hasta los $31.000.

Carlos Fatch, propietario de La Barrancosa, admitió que esperaban otro resultado en los números. "Hemos tenido remates mejores este año, pero lo importante es que vamos imponiendo nuestro biotipo en la zona, que es un animal moderado y rústico que la gente tiene que seguir probando", expresó.

La firma tiene su establecimiento madre en el sur de Santa Fe, pero también posee tierras en la provincia de San Luis, en el trayecto que une a Tilisarao con Papagayos. Es conocida por tener uno de los planteles Angus colorados más grandes del territorio argentino. "Nuestra hacienda viene de una selección desde 1935 por rusticidad, fertilidad y longevidad, lo que nos da la tranquilidad de que se adapta a cualquier lado", describió.

De modo que el cabañero valoró la subasta como un paso más en una apuesta que, en realidad, es a largo plazo. "Estamos contentos porque vino la gente del año pasado y algunos compradores nuevos, aunque estuvieron muy cautelosos con el bolsillo. Hay mucha incertidumbre todavía. Sabemos que el año ha sido malo en todo sentido, el productor está muy desfinanciado y por más que uno le esté dando todas las posibilidades, no es fácil ver valores más altos que éstos", reconoció.

Las vaquillonas de La Benedicta tuvieron precios similares. La categoría de madres con cría al pie promedió $36.000, mientras que la de garantía de preñez obtuvo $29.000. Francisco Gabutti, uno de sus titulares, contó que tomaron la invitación como un nuevo desafío, luego de haber acompañado por tercer año consecutivo a Antiguas Estancias Don Roberto en su subasta. "Tratamos de sumar y no competir con estas grandes cabañas. Creemos que a ellos les sirve que mostremos nuestra hacienda porque usamos su genética en la zona, y para nosotros es un impulso muy grande", expresó.

Fue un cierre ideal para la cabaña mercedina tras un año complicado a nivel climático. "Fue uno de los más difíciles desde que hacemos genética. Nos costó mucho llegar con la vaca parida, porque los verdeos tuvieron una oferta limitada. Pero le pusimos mucho trabajo y logramos estar en estos grandes remates, que son los que de algún modo que marcan el rumbo en la ganadería local", dijo.

Braford y Brangus, las apuestas

Las dos razas que ofrecieron bajo el sello de Corral de Guardia volvían a representar una apuesta fuerte, en una región donde no abundan los rodeos especializados en Brangus y Braford. Pero Fernando Foster, el propietario del grupo Bellamar, no dudó en resaltar las bondades de este tipo de hacienda para los campos de San Luis y sus alrededores. En primer lugar porque son criados en el establecimiento "Las Lomas" de Villa Valeria, a sólo 90 kilómetros de Villa Mercedes, y desde  ahí abastecen al resto del país. Y además, "porque acá hay campos que son más duros y necesitan una cuota más de rusticidad. A principio de año elegimos lo que íbamos a ofrecer y trajimos un animal con menos porcentaje de cebú y más 'britanizado', mucho más apto para esta zona”, indicó.

De algún modo, la cuota de riesgo fue saldada porque la venta fue ágil y la mayoría de los lotes quedaron en manos de productores de la zona. Los 13 toros Brangus, negros y colorados, promediaron $66.000, y los 10 Braford quedaron en torno a los $63.000. Por el lado de las hembras, los promedios fueron de $40.000 y $36.000 para las vaquillonas preñadas de cada raza.

Foster, quien siguió atento las ventas comandadas por Juan José e Ignacio Enrico desde arriba del estrado, quedó conforme con los valores. "El balance es muy bueno porque vinimos acá sin ninguna expectativa de precios. Nuestra presencia es para que la gente conozca el producto, lo lleve, lo pruebe, saque sus conclusiones y vuelva", aseguró.

Hereford, por detrás

La raza que más sintió la abundancia de remates que ya se dieron en la temporada fueron los Hereford de Bellamar, a los que les costó un poco más captar el interés de los compradores y los martilleros tuvieron que trabajar duro.

Los 22 toros  se vendieron a un promedio de $55.000, mientras que las únicas 24 hembras entoradas obtuvieron una media de $25.000. "Quedaron algunos sin vender, pero tiene que ver con la época, porque estamos a fin de temporada y es posible que muchos criadores ya hayan comprado", admitió.

De todas formas, el cabañero sostuvo que el balance es positivo, más allá de las variaciones lógicas de cada categoría. "Es un lindísimo remate que nos alienta a seguir, porque nosotros cuando tomamos la decisión de abrir una plaza como ésta, no fue para estar un año e irnos. Vinimos para quedarnos. Yo soy de la idea de que las subastas se instalan en un lugar después de cinco años, porque es el tiempo a la que la gente le lleva que nazca el ternero, que crezca, que engorde, y después vuelve a comprar", dijo el empresario.

Cacciavillani, por su parte, se mostró orgulloso por haber superado otro factor: "Mucha gente nos había dicho que Villa Mercedes tenía el mote de que era difícil, un lugar complicado para instalar un remate de reproductores, porque hubo experiencias que no funcionaron. Pero hemos conseguido un conjunto de cabañas extraordinarias, que no dudaron en venir a esta zona".

Por otro lado, el titular de Feriálvarez reconoció la importancia de desarrollar nuevos espacios ganaderos en un contexto económico adverso. "Las cabañas claramente apuntan al futuro, porque no es fácil en el contexto financiero que hoy estamos, en el que hay tasas de interés gigantescas, dar plazos casi de 180 días. Tienen ganas de quedarse y apostar a la zona. Los mayores beneficiarios son los compradores de acá, que van a ver los terneros que van a tener estas vaquillonas y la progenie que van a dar estos toros", elogió.