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Piden prisión perpetua para el acusado de matar a una pareja

Además solicitaron que investiguen si la madre y el hermano del imputado y la hija de su patrón fueron cómplices.

Por redacción
| 08 de diciembre de 2018
"Decí quiénes mataron a la Juli y al Gastón, Mario". Eso alcanzó a decirle un familiar a Lucero. Foto: Juan Andrés Galli.

Para el fiscal y para el abogado de las familias de las víctimas, las pruebas y los indicios logrados en la investigación por los asesinatos de Julieta Anahí Barroso y Gastón Horacio Bustos no dejan lugar a dudas: los mató Mario César Lucero. A ambos también les resulta imposible o, al menos, poco creíble que el doble crimen haya sido obra por completo del único detenido que tiene esta causa. Por eso los dos les solicitaron a los jueces de la Cámara Penal 2 de Villa Mercedes que el vendedor de huevos sea condenado con la única pena aplicable para semejantes homicidios. Y el representante de los damnificados requirió, además, que investiguen a la madre y al hermano de Lucero y hasta a la hija del patrón del campo donde él trabajaba. Por el contrario, según el defensor, esos elementos que resultaron tan contundentes para la fiscalía y para el otro abogado no pueden ser tomados en serio, al igual que la investigación. Puesto que, desde su punto de vista, es claro que ambos crímenes estuvieron a cargo de mafiosos y no de "un perejil" como su cliente.

 

El martes próximo el tribunal dará a conocer su veredicto. Mientras tanto, ayer, en los alegatos, todas las partes le requirieron que la investigación no se agote en el fallo contra Lucero, sino que siga su curso con algunos testigos que habrían incurrido en falso testimonio y pudieron operar como encubridores o cómplices del huevero.

 

El primero en remarcar eso fue Pascual Celdrán, el abogado de la familia de Julieta y Gastón. Para él es inconcebible que Margarita, la madre de Lucero, quien vivía con el acusado en la quinta en la que era casero y donde presumen que ocurrieron los asesinatos, no haya estado al tanto de lo que sucedió entre el miércoles 8 de junio de 2016, cuando los adolescentes estuvieron en el campo, y el viernes 10, cuando hallaron sus cuerpos calcinados a orillas de la ruta 2b.

 

Lo mismo sostuvo sobre Facundo Palma, el hermano del imputado. El joven casi nunca iba a la quinta, pero fue visto allí el viernes en cuestión. Un testigo que no pudo declarar durante el juicio, recordó Celdrán, afirmó haberse cruzado con él en esos días y haberlo notado intranquilo.

 

 

Más sospechas

 

También apuntó contra María José Marabini, la hija del dueño del campo. "En la Policía y ante el juez instructor dijo que el viernes había ido a la terminal, a comprar unos pasajes, y que cuando estaba allá la llamó la madre de Lucero para que fuera a buscar las armas", recordó el abogado, quien no entiende cómo esa actitud "de salir volando" a deshacerse del armamento que había en la quinta no llamó la atención del juez Leandro Estrada. Además, ante la Cámara la mujer cambió su relato y aseguró que eso fue el sábado 11. Por lo que Celdrán pidió que sea indagada por falso testimonio.

 

A su turno, el fiscal de Cámara Ernesto Lutens enumeró todas las pruebas que comprometen al huevero. Mencionó los celulares de las víctimas que hallaron tirados en la hacienda de Marabini, la vaina que secuestraron allí y también la maza, la campera y la camioneta de Lucero que tenían rastros hemáticos, de las que, aunque no hicieron pericias para establecer si eran de los jóvenes asesinados, el grupo sanguíneo coincidía con el de uno de ellos.

 

Pero difirió con la acusación formulada por la fiscal de instrucción y por Celdrán, puesto que a su manera de ver Lucero no cometió un "doble homicidio calificado por alevosía", sino un "homicidio simple" con Gastón y un "homicidio criminis causa" con Julieta. "Me arriesgo a decir que primero mató al chico de un tiro y, después, para tapar ese delito, mató a golpes a la chica", afirmó. Hasta la forma en que los asesinó lo pone al descubierto, subrayó. "El modo operandi es el mismo que utilizaba para asesinar a los animales", dijo.

 

Javier Quiroga, el abogado del acusado, por su lado, calificó la investigación del juzgado de Instrucción Penal 2 de chabacana. "Hace casi dieciséis años que ejerzo la profesión y es la segunda vez que me toca estar sentado defendiendo a alguien que no tuvo nada que ver. Él -y señaló con las manos a su cliente- no mató a Julieta y a Gastón".

 

"Hasta la misma familia de las víctimas sostiene eso", indicó. Para el letrado hubo "una mano negra" que, por ejemplo, presionó al camionero, que dijo haber visto una camioneta similar a la del acusado en el lugar donde hallaron los cadáveres, para que mintiera.

 

"Voy a pensar mal. Voy a jugar con una idea. Si fue mi defendido el asesino, los hubiese descuartizado, los hubiese enterrado en distintos puntos del campo, se los hubiese dado de comer a los chanchos. Pero no, aparecieron quemados. Eso es de ma-fi-o-sos", remarcó con la voz en alto y agitando vigorosamente los brazos.

 

Los quemaron para borrar rastros, enfatizó. "Esto fue tarea de gente que sabe de este tipo de cuestiones, que ni yo me atrevo a decir quiénes son, porque tampoco tengo las pruebas", manifestó. Por todo eso, al final de su alegato, pidió que su cliente sea absuelto.

 

"Yo no maté a los chicos", dijo Lucero, cuando el tribunal le dio la oportunidad de expresarse antes de pasar a deliberar el veredicto. "Decí quiénes mataron a la Juli y al Gastón, Mario. Hablá", alcanzó a decirle Fabiola, la tía del adolescente asesinado, cuando retiraban al hombre de la sala de audiencias.

 

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