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El granizo y el viento amenazan la campaña

La provincia tuvo zonas en las que el clima pegó fuerte, sobre todo en el corredor productivo Quines-Candelaria. En cambio, en Justo Daract la implantación viene normal.

Por Marcelo Dettoni
| 09 de diciembre de 2018

Parece no haber término medio para la agricultura en los últimos tiempos. La sequía había pegado duro en la campaña gruesa 2017/18, echando por la borda las estimaciones de producción de soja y maíz y sumiendo a los productores en el abatimiento, porque encima a la hora de la cosecha lo que los martirizó fue la humedad.

 

Después llegó el invierno seco característico de San Luis, al que le siguió una primavera que arrancó sin lluvias, justo cuando se avecinaba el período de implantación. Eso obligó, como lo reflejó la revista El Campo en su edición de la semana pasada, a diferir las siembras más de lo normal. Cuando por fin arrancaron con la soja y se estaban preparando para el maíz, comenzaron las lluvias, pero con valores en algunas zonas muy por encima de lo normal. Y lo peor: mucha agua en poco tiempo, con vientos fuertes y episodios de granizo en zonas específicas.

 

La semana pasada un grupo de ingenieros agrónomos brindó un panorama sobre el estado de los cultivos y la marcha de la campaña en el Valle del Conlara, la zona de Fraga, La Cumbre, Granville y buena parte del centro y el este de San Luis. La conclusión fue la que se puede leer líneas arriba: siembras tardías, perfiles de agua que llegan con lo justo y algunos destrozos puntuales sobre lo que empezaba a emerger.

 

Ahora el cronista fue directamente a consultar a un par de productores grandes y a otros asesores agronómicos se agregaron para contar cómo está la situación en los campos que manejan. El abanico permite conocer la realidad en el noroeste, en el corredor productivo que va de Quines a Candelaria; en la zona de Fraga al sur por la ruta 27; en el perímetro entre Zanjitas, San Luis y el este de Fraga; y en Justo Daract, que parece ser la zona a la que mejor le fue con un clima que se muestra cada vez más inestable e impredecible.

 

 

Si bien en San Luis ya no se discute que el maíz tardío brinda mejores rendimientos y más seguridad, los eventos climáticos corrieron la siembra hasta el límite.

 

 

“Si bien las siembras vienen demoradas por diversos factores, no nos fue tan mal como en otras zonas. Tuvimos en noviembre apenas 20 milímetros de precipitaciones, y veníamos de otros 10 milímetros en octubre por lo que los perfiles de los suelos están con lo justo. Pero son registros que se acercan a los históricos para la región”, asegura Federico Abelenda, el administrador del grupo empresario Tamarindos, que tiene al sur de Fraga el establecimiento La Luisa, que lleva adelante el ciclo completo de ganadería y lo alimenta con su propia producción agrícola.

 

Abelenda cuenta que la soja está emergiendo y que él recién están sembrando el maíz, algo que no extraña en una provincia que cada vez apunta más a las variedades tardías y de ciclo corto, para asegurar la provisión de agua durante el verano y escaparle todo lo posible a las heladas que suelen sorprender al campo tanto en primavera como en los últimos días del verano. “Tenemos maíz y soja en proporciones parecidas y algo de sorgo forrajero”, agrega el administrador, quien por ahora viene zafando del granizo, aunque no de los fuertes vientos. “Si todo sigue así, vamos a tener una campaña normal”, dice en la despedida, pero uno puede intuir que está cruzando los dedos.

 

 

Duro castigo a Candelaria

 

Distinto es el panorama en el corredor productivo Quines-Candelaria. Allí hubo tormentas muy fuertes y el daño fue considerable para la firma Puramel, que explota varios campos sobre la ruta 79 que conduce a La Rioja. “Perdimos 1.200 hectáreas de algodón completas, tuvimos que resembrarlas todas”, describe Federico Lisa, el gerente de producción de la empresa de capitales cordobeses. Allí el granizo pegó muy fuerte y también el viento: “Las plantas de algodón estaban germinando, con diez centímetros de alto, el viento las borró del mapa. Tuvimos que pedir una prórroga a Senasa para resembrar después de la fecha límite, que era el 15 de noviembre”, agrega Lisa.

 

Candelaria sufrió una tormenta muy severa el 8 de noviembre y, para rematarla, la semana pasada volvió a llover fuerte y con granizo. “Acá no hacemos soja, pero perdimos unas 200 hectáreas de maíz para silo de tambo, que estaba entre V6 y V7. Ya es tarde para resembrarlo, así que vamos a esperar a ver cómo evoluciona, porque el daño grande está en las hojas. Esperábamos 40.000 kilos de materia verde por hectárea y vamos a estar en 30 mil, eso traducido a granos son 7.500 kilos por hectárea, 2.500 menos de lo proyectado”, saca cuentas Lisa, que sabe de memoria cómo es el negocio agrícola y sus riesgos. También el trigo a punto de cosecha sufrió los embates del clima.

 

“Estaba terminando de madurar, la pérdida está en el orden del 50% de lo que íbamos a cosechar, unas 2 toneladas en cada una de las 700 hectáreas sembradas. Encima el viento lo volteó, así que la cosecha va a ser dificultosa, debía empezar el 26 de noviembre y recién llevamos unas 20 hectáreas recolectadas”, completó el encargado de producción de Puramel, que agrega a las pérdidas “muchos postes caídos, tres bombas quemadas por un rayo y un equipo de riego volcado”.

 

Zanjitas, Fraga y Justo Daract

 

El ingeniero agrónomo Alejandro Vergés tiene varios clientes entre Zanjitas, Fraga y San Luis. Dice que “no llovió mucho, apenas entre 50 y 70 milímetros en noviembre, ahora ya llevamos otros 15 milímetros”, por lo que la soja implantada viene con retraso y el maíz, que debía comenzar a sembrarse el 20 de noviembre, recién ahora está llegando a la tierra.

 

“En esta zona lo más perjudicial fue el viento, que demoró las fumigaciones, también cayó algo de granizo, pero fue más el volumen que el tamaño. Igual, tenemos suelos planchados y lavados, sobre todo con soja, a la que hubo que resembrar. Hay tiempo hasta el 15 de diciembre, pero no es lo ideal”, dice Vergés.

 

Sobre el agua en los perfiles, asegura que el panorama es irregular. “Hay zonas donde está entre el 50 y el 60 por ciento. En Eleodoro Lobos y La Cumbre están completos y ni hablar de lo que pasa en Durazno Alto y Barranquitas, donde llovió muchísimo y están a tope”.

 

El que mejor panorama le dio a la revista El Campo fue Gabriel Nafissi, quien concentra su actividad sobre todo en Justo Daract. No porque sea un ingeniero agrónomo particularmente optimista, que lo es, sino porque el clima no castigó al este de San Luis como lo hizo en otras regiones.

 

“Llovió más de 60 milímetros la semana pasada, la soja está toda implantada y en emergencia, con buenas condiciones sanitarias. Ayudó que contamos con los perfiles cargados de arranque, ya que cayeron más de 200 milímetros desde octubre”, cuenta el profesional. En una zona donde el 90% del maíz se hace tardío, también están avanzando con la implantación del cereal, con un 70% de la superficie proyectada ya con las semillas en la tierra. “Usamos sobre todo híbridos de Dekalb, Syngenta y Tijereta, que son los que tienen los distribuidores locales. A los productores no les interesa tanto si es ciclo corto o largo, sino el rendimiento, la productividad. Y la verdad que andan bien”, reconoce Nafissi, a quien tampoco le pegó tanto la helada. Como en el resto de San Luis, sí fue un enemigo el viento, que atrasó las fumigaciones, y también los días de frío en plena primavera avanzada, pero nada que impidiera el normal desenvolvimiento de la campaña agrícola, en la que respetan a rajatable la rotación de cultivos para evitar que las malezas resistentes, como rama negra y yuyo colorado, sigan ganando terreno.

 

 

Reporte sobre el granizo

 

Los ingenieros agrónomos Ramiro Goncalvez y Ana Llanes hicieron para la revista El Campo una evaluación de daños por granizo en dos zonas en las que asesoran campos agrícolas: la que denominan 1, que abarca Eleodoro Lobos, Granville, Juan Llerena y Fraga; y la 2, que comprende El Amparo, Cuatro Esquinas, La Petra y La Cumbre.

 

“Reconocer el daño realizado por el granizo y estimar las pérdidas probables, es una herramienta muy valiosa para la toma de decisiones. El granizo puede producir principalmente dos tipos de daño, por un lado pérdida de área foliar por defoliación y por otro el quebrado o corte de tallos. La cuantificación de la pérdida de rendimiento por defoliación o quebrado de tallos dependerá del tipo del cultivo y el estadío del ciclo en el que se encuentra”, aseguran los profesionales, que recomiendan evaluar los daños “luego de que hayan pasado de 7 a 10 días, debido a que es difícil de distinguir tejido vivo y tejido muerto inmediatamente después de la tormenta. Luego de este tiempo se logrará tener una mejor visión sobre el daño ocasionado y tomar buenas decisiones con respecto a la resiembra de los cultivos”.

 

“En la Zona 1, los cultivos de soja, que están en fase fenológica V3-V4,en general se encuentran en los primeros estadíos de desarrollo vegetativo. Se evaluaron porcentajes de defoliación del 70%, lo que corresponde a un impacto del rendimiento de un 7%”, detalló Llanes, quien destaca que “es importante tener en cuenta que todavía está abierta la ventana para realizar la resiembra del cultivo. A medida que nos retrasamos con respecto a la fecha óptima, perdemos rendimiento. Por cada día de atraso en la siembra, las pérdidas alcanzan aproximadamente 26,7 kilos por hectárea y por día, según una investigación del INTA de General Villegas”.

 

“El maíz también se encuentra en los primeros estados vegetativos. En la zona del Amparo-La Petra-La Cumbre se evaluaron porcentajes de defoliación entre el 30% al 90%. Para los cultivos que estaban en la etapa fenológica de V4-V5, con el 30% de defoliación no se estiman pérdidas de rendimiento. Para los maíces que se encontraban en ese mismo estado fenológico, pero con 90% de defoliación, se estima una pérdida del rendimiento del 8%”, aseguró la ingeniera.

 

 

Distribución de los cultivos

 

Se estima que para la campaña 18/19 en la Provincia de San Luis se sembrarán aproximadamente 500.000 hectáreas  entre soja y de maíz, de las cuales el 46% de las hectáreas (230.000) recibirán la oleaginosa y el 54% (270.000) estará ocupado por el cereal. Frente a este panorama, en esta próxima campaña se sembraría entre un 4 y un 5% más de maíz con respecto a la anterior.

 

Los dos departamentos más productivos son Pedernera y Pringles, que representan el 58% y el 17% respectivamente del área total sembrada de soja y maíz. La distribución entre ambos varía por departamento.

 

 

 

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