15°SAN LUIS - Viernes 26 de Abril de 2024

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Toros bien rústicos para un público muy exigente

Criados a campo en los duros suelos de San Jerónimo, los 41 reproductores Angus y Hereford que vendió la familia Chiotti bajo el martillo de Ganadera del Sur estuvieron a tono con lo que siempre se espera de ellos. El tope lo marcó un S/, por el que pagaron $170 mil.

Por redacción
| 24 de noviembre de 2019
Los lotes se mostraron muy parejos, tanto en kilaje como en genética. Y todo se vendió en la pista sin problemas.

Y un día volvió La Euge con sus "toros puntanos". La cabaña, que ya lleva 11 remates anuales de reproductores, se distinguió a través de los años por su variedad de razas y su crianza a campo. Y los productores locales, que conocen esa calidad y la genética siempre en crecimiento, respondieron con interés a la propuesta, esta vez acotada a un encierre de 41 toros solo de las razas Aberdeen Angus y Herford.

 

Con el martillo de siempre, a cargo de Miguel Talano de Ganadera del Sur,  lo que se vivió en San Luis Feria fue un reencuentro con sus clientes, productores que saben de qué se trata la oferta de La Euge. Son toros acostumbrados al rigor, porque nacen y se crían en San Jerónimo, donde los pisos son duros, el forraje no abunda y las lluvias son casi un artículo de lujo. Entonces salen animales caminadores de buen porte, pero con movimientos armónicos. Y además está la genética transmitida durante años de inseminación con los mejores ejemplares del país.

 

Con sus buenos antecedes como cabañeros, los Chiotti tuvieron un retorno más que positivo tras un 2018 en el que no habían participado de los remates. Y si había alguna incógnita sobre cómo iba a responder el público, se despejó enseguida porque las tribunas estuvieron completas y los compradores se mostraron activos de entrada.

 

En realidad, el retorno ya lo habían concretado a principios de octubre, en la Exposición Rural de San Luis, que siempre es un termómetro de lo que puede pasar luego con los remates de reproductores. Allí La Euge presentó sus toros para medirlos con muy buenas cabañas de Buenos Aires y terminó ganando el premio al Gran Campeón de la muestra. Fue un indicio de que el año había sido productivo y que podían pasar grandes cosas en el remate anual que concretaron ahora. “Es uno de los mejores años de la cabaña, quizá algunos le perdieron el rastro porque el año pasado no remataron reproductores, pero les aseguro que se llevarán la mejor calidad de San Luis”, había arengado en la previa Muse Abdallah, el dueño de Ganadera del Sur.

 

Ya había buen ambiente desde la mañana, cuando Ganadera del Sur llevó adelante su tradicional subasta de gordo para faena. Fue un anticipo de lo que vendría después del almuerzo, porque se alcanzaron buenos precios por toros de descarte, un argumento que luego le serviría a Talano para acicatear las ventas en los pocos momentos en los que algunos lotes quedaban en la pista más tiempo de lo normal.

 

Pasa también que no es fácil en esta época de bolsillos flacos y muchas precauciones ante el cambio de gobierno poder vender 41 toros de corrido. Los ganaderos, y el campo en general, parecen estar en un compás de espera hasta saber qué va a pasar con la economía; y sobre todo qué medidas va a tomar la nueva administración para el sector. Ya se "quemó" una vez, sufriendo decisiones que restringieron las exportaciones, padeciendo controles excesivos, viendo cómo se esfumaban mercados externos que habían sido de la Argentina por años y soportando una presión impositiva que luego el gobierno actual llevó hasta límites insostenibles.

 

Entonces las decisiones de inversión en muchos casos se postergan hasta el año que viene, lo que incluye el reaprovisionamiento de reproductores. Pero claro, las vaquillonas y las vacas están en el campo y hay que preñarlas, y los que no tienen toros en condiciones no tienen más remedio que apostar ahora por algún toro que les brinde resultados y los ayude a tener los terneros suficientes como para que la rueda siga funcionando.

 

Y por otro lado, el ganadero es optimista por naturaleza, siempre apuesta a ganador, a un país mejor, lo que se ve reflejado en cada remate de este 2019 que vio caerse eventos clásicos como el que organizaba Antiguas Estancias Don Roberto o la cabaña Don Eloy, que prefirieron vender en el campo, tranqueras adentro, y no gastar en la fiesta que representa el remate anual de cada cabaña.

 

El clima también pareció ser un factor que le jugó a favor a La Euge en su vuelta al ruedo. La seca está pegando duro en todo el centro del país, fue un octubre sin lluvias y en noviembre recién ahora el cielo parece acordarse de mandar algo de agua a los campos. Pero justo se dio que antes de comenzar con el remate, cayó un aguacero como no se había visto en toda la primavera en San Luis. Se podían apreciar los rostros de alivio de quienes habían compartido el almuerzo con los dueños, porque fue en el momento indicado, cuando iban a salir los apartadores para cantar el Himno Nacional y dar inicio a la subasta.

 

Con toros que en el remate de gordos para faena se vendieron a 60 mil pesos, no había forma de que los reproductores con buena genética salieran baratos.

 

La lluvia pareció recomponer el ánimo de todos, se dejó de hablar de la falta de forraje y muchos incluso comenzaron a llamar a los encargados de sus establecimientos, para conocer si allí también el agua había comenzado a bendecir los lotes como en la capital de San Luis. Ese ambiente positivo, casualidad o no, se reflejó rápido apenas amainó y comenzó a escucharse la voz segura y firme de Talano, mientras los primeros toros comenzaron a moverse por el lodazal en el que se había convertido la pista de San Luis Feria.

 

Y de entrada, un primer lote de Aberdeen Angus negros Puros de Pedigrí se fue completo con destino a Mendoza a un precio que sería el máximo para la raza, pero que se repetiría también con unos colorados: 120 mil pesos. Dos hijos de Quebrantador (un toro colorado que otorga un toque especial a los negros) y uno de Maná, todos de dos dientes, exhibieron soltura en la pista y circunferencias escrotales que los hacían ideales para preñar, además de un peso que osciló entre los 665 y los 675 kilos.

 

El lote de colorados que le siguió alcanzó los 110 mil pesos para dos ejemplares nacidos de un repaso con toros de la propia cabaña, mientras que un hijo de Quebrantador se fue en 95 mil pesos. Lo bueno es que ya estaba establecido el tono, las ofertas arrancaban relativamente rápido y el resto lo hacía Talano con el martillo y mechando algunas frases de su habitual repertorio.

 

Obviamente no se iba a perder la oportunidad de recordar que un rato antes había vendido toros de descarte a 60 mil pesos, ni tampoco de recordar el origen rústico de la hacienda de los Chiotti: “No van a quedar cerca las aguadas en verano, ni los comederos en invierno”, les dijo a todos, para que tengan en cuenta la movilidad y los buenos desplazamientos de estos machos imponentes, con buenas líneas genéticas y una aptitud carnicera a todas luces evidente.

 

Una buena decisión de la familia Abdallah, que siempre aporta su experiencia de años en estas lides, fue la de mechar los ingresos entre los Aberdeen Angus y los Hereford. Eso mantuvo la atención de todos, los que iban a buscar una raza y la otra. Había que pasar de página el catálogo permanentemente y recordar los que se había anotado en la pasada por los corrales, porque en cualquier momento podía aparecer el elegido de cada uno.

 

Dos semanas atrás, en el remate que dieron las cabañas El Porvenir y Los Algarrobos, había costado mucho vender los Hereford. Incluso se llegó al límite, porque no habían tenido oferentes en la pista y se terminaron colocando en los corrales, algo que no le gusta al rematador y tampoco al dueño, pero es un recurso de última que les permite asegurar que todo el encierre termine en nuevas manos.

 

Sin embargo los Hereford de La Euge consiguieron rápido las manos levantadas suficientes, sobre todo los primeros lotes, con algunos Puros de Pedigrí, otros seleccionados por tener facilidad de parto y un "S/" que terminó siendo la estrella del remate, porque tuvo una entretenida pulseada entre dos productores puntanos que se terminó en los 170 mil pesos, por lejos el mejor precio de la jornada. Hijo de un padre de la cabaña, dos dientes con 38,5 de circunferencia escrotal y 625 kilos, sin dudas había concitado la atención desde mucho antes.

 

A los Chiotti les gusta tener toros “ese barra” (S/), que son aquellos que registran los mejores Dep’s (diferencia entre progenie), con ganancias de hasta un kilo por día. La Asociación de Hereford certifica uno como "S/" de cada 30 que tenga el productor. Son padres superiores al promedio, que están por encima de los Puros Registrados, por eso en el promedio entran junto con los Puros de Pedigrí.

 

Entre los Angus dominó la sangre de Quebrantador, pero también hubo hijos de Nacho y Maná, más lo que aportaron los padres Puros de Pedigrí de la cabaña. En Hereford, en tanto, los hubo de Saladillo, el gran toro de Antiguas Estancias Don Roberto que diseminó su calidad por toda la provincia, Lagunero, Festejado, Halcón y Olvido.

 

Esta vez no hubo toros Charolais para vender, porque los Chiotti ya los habían colocado en el remate que dio Ganadera del Sur en San Rafael una semana atrás. Tampoco razas índicas, ni Braford y Brangus, porque esos toros se los guardaron para ellos ante la sequía imperante y la necesidad de agregar rusticidad a sus vientres y conseguir un mejor rendimiento carnicero. Otra característica habitual de la cabaña es vender toritos de 15 meses, para que cada comprador los adapte a su zona de la manera que lo crea conveniente, esos también quedaron de reserva en el campo para no entregar el futuro.

 

Los promedios fueron realmente parejos en ambas razas británicas. Lo mejor, empujado por el "S/", lo entregaron los Hereford Puros de Pedigrí, con un máximo de 170 mil pesos, un mínimo de 85 mil y un promedio general de $116.250. Los Puros Registrados quedaron en $84.500 (con puntas de 100 mil y 75 mil), los Angus Puros Controlados llegaron a $109.900 ($120 mil y $ 95 mil) y los Angus Puros de Pedigrí ahí nomás: $103.375 ($120 mil y $85 mil).

 

 

De San Jerónimo a La Petra

 

El porcentaje de preñez que maneja La Euge está cerca del 90%, por lo que tampoco hay problemas por ese lado con las vaquillonas, inseminadas a tiempo fijo (IATF), para luego recibir un repaso con toros Puros de Pedigrí. “Hacemos una inseminación en otoño con lo que no queda preñado, por lo que al año casi todas las vacas terminan dando un ternero. La parición otoñal es muy beneficiosa porque llegamos al remate con toros diente de leche”, contaba José Chiotti (hijo) durante una recorrida que hizo este cronista por el campo de La Petra, donde hacen la terminación de la hacienda, tanto la que va al remate como la que destinan a faena.

 

El protocolo de IATF con celo detectado indica que en los últimos 20 días hay que hacer un tacto y luego repetirlos de manera periódica hasta los 40 días. En esos últimos 20 entoran con animales de pedigrí las vacas que no quedaron preñadas o están en estado dudoso. “Por lo general, los terneros de inseminación son recriados y vendidos como reproductores y los hijos de toro de pedigrí son engordados para novillo, aunque algunos también pueden ir como reproductores al remate”, agregaba José en aquella oportunidad.

 

La Euge realmente da todas las facilidades para los compradores. Por un lado porque brinda una garantía de 150 días que no es habitual. Si el toro en esos cinco meses se "rompe" o no colma las expectativas, ofrecen reemplazarlo por otro para que el cliente se quede conforme. Según la estadística casera que lleva José, “en estos 11 años de subastas de reproductores vendimos más de 350 animales, y solo tuvimos que cambiar cuatro”.

 

Otra ventaja que da a los clientes es la posibilidad de dejar la hacienda hasta 40 días más en La Petra, para que cada productor la pueda sacar cuando le convenga, en base al calendario de vacunación y la disponibilidad de su propio campo. “En ese tiempo la alimentación sigue a cargo nuestro”, aclara el propietario. La forma de pago fueron 120 días libres o cuotas a 30, 60, 90 y 120 para quienes quieran ir pagando de a poco, a medida que se aclaran sus finanzas.

 

Los Chiotti tienen 8.000 hectáreas en San Jerónimo, en el oeste puntano, donde hay 800 madres seleccionadas que nutren al plantel. El ganado, antes del encierre en La Petra, come pasto llorón en verano y avena y sorgo en el invierno. Luego la recría a campo tras el destete se hace en las 1.700 hectáreas que están en la ruta 20, camino a Saladillo, en un entorno bello y sereno. Allí, en los 40 días finales, comen una suplementación en base a maíz, pero tratan de que sea en su justa medida, para que la hacienda no llegue pasada de kilos al remate. Y lo logran, porque se vieron toros moderados en los corrales, que tuvieron un piso de 600 kilos y ninguno llegó a los 700. Los Hereford lucieron un poco más livianos que los Angus.

 

Para alimentar la hacienda, la cabaña tiene producción propia de cultivos en una extensión de 1.500 hectáreas que denominan La Euge II, donde siembran 300 hectáreas para cosecha y silo. Las raciones picadas reciben un poco de burlanda, otro complemento energético. “En San Jerónimo tienen calor y agua dulce, después en La Petra toman agua salada, por lo que la adaptación es perfecta”, según Chiotti (h). Lo avalan once años de remates exitosos, en los que lograron introducir su genética en todos los rincones de la provincia.

 

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