13°SAN LUIS - Jueves 25 de Abril de 2024

13°SAN LUIS - Jueves 25 de Abril de 2024

EN VIVO

"Chicha" Rosales de Orozco, una mujer de ocho letras

Fue docente en una estancia de la familia Rubiolo, cerca de Fraga. También ejerció en Balde, Naschel y en la escuela Agraria. Empezó a escribir poesías y cuentos para niños después de jubilarse en la escuela "Misiones". Nació en La Tosquita, un paraje cerca de Saladillo. Tiene tres hijos y sueña con más libros.

Por Johnny Díaz
| 13 de diciembre de 2019
Su último trabajo. La docente y escritora presentó en la UNSL su libro "7 Notas", dedicado a los músicos de San Luis. Foto: Leandro Cruciani / Gentileza.

Hija única del matrimonio de Anastasia Berrueta y Juan Agustín Rosales, María Esther a los siete años sabía leer  y escribir con claridad. Aprendía de los alumnos de su padre, docente en la escuela unipersonal de El Manantial, a unos 15 kilómetros al norte de Saladillo.

 

 

 

Pero ella había nacido en La Tosquita, un paraje rodeado por el río Quinto y muy cerca de la localidad que alguna vez fue capital regional del Festival de la Guitarra.

 

"Tengo 88 años, nací el 3 de marzo de 1931 y mis abuelos maternos fueron: un español, Lázaro Berrueta, y María Mana, una italiana. En tanto, mis abuelos paternos: Juan Ángel Rosales y Barroso, bien criollos", aclaró a modo de presentación. 

 

María Esther, "Chicha" para su familia y amigos, es docente jubilada y ha escrito ocho libros: todos dedicados a la puntanidad, a sus raíces y a rescatar datos históricos de inmigrantes que poblaron las tierras de San Luis.

 

"Mi padre me envió a estudiar a la ciudad de San Luis a los siete años. Vivía en una casa de la calle Colón (entre Belgrano y Pringles); allí, según me dijeron, en algún momento de la historia supo funcionar la Casa de Gobierno. Comencé en el colegio San Luis Gonzaga, en primer grado, pero como tenía algunos conocimientos rápidamente me fueron pasando de grado hasta segundo superior y, a los días, a tercer grado. La verdad, tenía miedo de todo; nunca había visto a un maestro que no fuera mi padre, no conocía la ciudad y eso me hacía mal, todo me asustaba", recordó memoriosa.

 

Por esos años, "en las escuelas rurales la enseñanza era en un aula grande y yo estaba entre todos ellos. Eso facilitó mis conocimientos educativos hasta tercer grado, ahí se me terminó la sabiduría que traía del campo", expresó Rosales. "Después, mi padre me inscribió en cuarto grado de la escuela normal de mujeres "Paula Domínguez de Bazán", contó.

 

La mujer de las letras recuerda con orgullo a algunas de sus amigas y compañeras del ciclo escolar: "Nuestra abanderada era Claribel Morales; recuerdo a Leonor Castro, 'Bebo' Mana, Encira Calderón, Emilia Nadal, Sarita Emma. Y a mis grandes amigas Mirtha Tula y Nita Nelly Salazar, éramos 38, algunas ya no están".

 

La escritora cuenta que, en realidad, a su primer libro lo escribió cuando tenía 12 años. "Era una porqueriíta —dijo sonriente— que nunca se editó, se llamaba 'Lirios Blancos'. Tengo una anécdota de aquellos tiempos; mi papá tenía un amigo, don Faustino Mendoza, quien amablemente se ofreció a escribirlo a máquina, y así fue".

 

"Después vino el primer libro de 'Sembradores', dedicado a los inmigrantes; el segundo a los 'Cocheros de Plaza'; el siguiente, al tren que ya se fue y a los niños de ese entonces. Después escribí uno de poesías: 'Luna de Plata'. 'Moño Azul' fue dedicado a las cuatro escuelas normales de la provincia: San Francisco, las dos de San Luis y a la restante de Villa Mercedes".

 

"Así nacieron estos escritos, didácticos e instructivos con datos, biografías y relatos verdaderos. El último fue '7 Notas', dedicado a los músicos que enseñan con instrumentos, fue presentado por el Centro Puntano de Letras en el salón cultural de la Universidad Nacional de San Luis", detalló.

 

Sin embargo, para llegar al presente, la destacada escritora —dueña de 88 hermosos años— señaló: "Cuando me trajeron a vivir a San Luis tenía miedo, estaba asustada, no conocía la ciudad y me sentía muy aislada. Pero felizmente pude estudiar y recibirme en la escuela 'Paula Domínguez de Bazán'".

 

"Con el correr de los años, en 1969 me casé con Alfredo León Orozco, en pleno conflicto nacional con el tema del 'Cordobazo'. Nada se podía hacer porque se temía que fuera una revolución, hicimos una fiesta familiar muy austera. Tuvimos tres hijos: Gustavo Alfredo, de profesión médico; Jorge Alberto, ingeniero aeronáutico; y Carlos, que estudiaba arqueología en La Plata, abandonó y hoy es docente en la escuela 'Constancio C. Vigil' de San Luis. También tengo seis nietos: Fernando, Sofía, Gonzalo, Leda, Agustín y Julián; y cuatro bisnietos: Facundo, Clarita, Taiel y Olivia", comentó.

 

 

 

María Esther comenzó a ejercer la docencia como suplente en una escuela cerca de Fraga, en la estancia Las Caldenadas de la familia Rubiolo. Después, fue trasladada a Balde, "donde reemplacé a una compañera que había tenido familia y vivía una situación fea con el marido, que prefiero no recordar", indicó.

 

Su relato continúa: "Me dieron la titularidad en la escuela de El Volcán, donde estuve 15 años. Pedí el pase a Naschel porque mi marido, quien era ferroviario, fue designado jefe de estación. Y allá nos fuimos. Estuve cinco años hasta que me trasladaron a la escuela 'Misiones' de San Luis, donde me jubilé. Pero también fui docente en la escuela Agraria 'General San Martín', que en esos años estaba en el Puente Blanco.

 

Recuerdo que coincidió con el traslado de ese establecimiento a su nuevo emplazamiento, en el kilómetro 796 de la Autopista de las Serranías Puntanas. Se hizo un gran acto y en una carruaje llevamos a la Virgen María Auxiliadora, patrona de la escuela".

 

Con los años, y después de jubilarse, María Esther siguió dando clases particulares al tiempo que, los jueves, ayudaba a su amiga Nelly García Quiroga de Buby, de la Sociedad Protectora de Animales, en el cuidado de más de 150 perros.

 

"Con Nelly nos hicimos amigas en la escuela, y tengo una anécdota de esos años: teníamos una compañera a quien le decían 'Cara e' Luna' y cuando me veía, me pegaba; como verá, ya existía el bulling", subrayó. Nelly siempre acudía en mi defensa; así nació nuestra amistad. No hace mucho me encontré con 'Cara 'e Luna' en el supermercado y nos dimos un fuerte abrazo, nos dimos un beso con profundo cariño y respeto recordando aquellas vivencias escolares y nos prometimos visitarnos".

 

 

 

"La canera estaba en el barrio Eva Perón, ahí también ayudaba su hermana, pero no pude aguantar ver sufrir a esos animales y dejé de concurrir. Me quedaba un tiempo vacío y no sabía qué hacer. El Gobernador de San Luis había convocado a que se escribiera algo sobre los 400 años de la fundación de San Luis; mi familia me dijo que yo podía hacer mi aporte y aproveché para comenzar a escribir. Así empezó todo, ya era una persona grande".

 

"Llevo escritos ocho libros, siempre me encomiendo a Dios y le digo en mis oraciones: 'Diosito, mirá para otro lado, no me lleves todavía que me falta escribir un par de libros", recordó emotiva.

 

María Esther Rosales de Orozco, a su edad, sueña con redactar libros dedicados a los médicos de San Luis; otro a ingenieros, arquitectos y albañiles, en homenaje a sus hijos y su propia autobiografía. "Con eso estaré conforme", concluyó.

 

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Temas de nota:

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo