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Lo juzgarán por fracturarle la mandíbula a golpes a su ex

La mujer estuvo un mes en terapia intensiva. El fiscal de instrucción pidió que lo condenen a cinco años de cárcel.

Por redacción
| 05 de diciembre de 2019
2 de abril de 2014. A diez días de la paliza, Guzmán le mostró a El Diario los golpes que Balza le dejó en el cuerpo.

Paola Guzmán cuenta los días. Faltan solo cuatro. El lunes llegará el momento que espera desde hace casi seis años: el árbitro Ariel Balza, su ex, comenzará a ser juzgado por la Cámara Penal 1 de Villa Mercedes. El 23 de marzo de 2014 él la golpeó de tal modo que no sólo le quebró la mandíbula sino que también la llevó a estar confinada un mes en terapia intensiva, donde estuvo al borde de la muerte, porque no podía probar bocado a causa de la paliza.

 

Pero lo que más espera la mujer es que el hombre con quien estuvo casada 15 años y tiene dos hijos, sea condenado a la pena máxima que establece la ley para un hecho de ese tipo.

 

Su abogada, Laura Capobianco, le explicó que el fiscal de instrucción solicitó en su momento que Balza sea sentenciado a cinco años de prisión. Para eso tuvo en cuenta, como atenuantes, "su falta de antecedentes y, como agravantes, su comportamiento, la cobardía de la agresión, la magnitud del daño físico y psíquico efectuado, las penas y dolores sufridos por la víctima", indicó la Dirección de Prensa y Comunicación del Poder Judicial en un comunicado.

 

"Quiero que la condena sea por esa cantidad de años, que no baje. En realidad, me gustaría que fuera por más años, pero como la causa fue caratulada como lesiones graves y no gravísimas, la abogada me explicó que no se puede pedir más de seis años", aclaró Paola. 

 

Para el debate oral está previsto que declaren 21 testigos. Entre ellos, los médicos que revisaron a la víctima y algunos familiares, amigos y conocidos de la mujer que contarán el tipo de vida que tenía cuando estaba en pareja con el árbitro y, sobre todo, cuando se separaron. 

 

Seguramente uno de esos testigos será el amigo que estaba con ella en su auto cuando el acusado la atacó.

 

Ese día Paola tenía una cena y había quedado en verse con ese amigo en Mitre y Pellegrini. En eso, Balza, de quien ya se había separado, se le apareció de la nada, comenzó a tomarle fotos y la obligó a bajarse del coche, relató ella en su momento.

 

Eso fue lo peor que pudo hacer: bajarse del vehículo, admitió. El árbitro le prometió que no le iba a pasar nada, que sólo quería hablar, que necesitaba explicaciones de por qué estaba con otro hombre si, ante la ley, aún estaban casados. Dicho eso, la llevó del brazo a un descampado y le pegó una trompada debajo del mentón.

 

"Por la fractura de mandíbula estuve esperando una prótesis que no llegó. No podía masticar y comencé a alimentarme mal. Todo lo que ingería eran líquidos y eso me llevó a que se perforara el intestino grueso, por lo que estuve un mes en terapia", contó. En un determinado momento, los médicos le dieron 24 horas de vida, dijo.

 

Las consecuencias de esa paliza todavía las padece, aseguró. "El tratamiento psicológico me ha ayudado mucho, pero de vez en cuando tengo recaídas. De los daños físicos una se puede recuperar, pero los psíquicos toman mucho tiempo", agregó.

 

A Paola también la agobia la impotencia, el hecho de que nunca su ex haya sido detenido, ni siquiera cuando fue denunciado por atropellar con su auto a un joven y huir de la esquina de choque.

 

"Tengo miedo y dudas sobre el veredicto. Mi mayor temor es que no lo condenen. Tengo incertidumbre, por todo este tiempo que se ha postergado el juicio. Temo que alguien lo esté protegiendo", dijo.

 

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