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Cabalgata por Las Verbenas: un camino que une bellos paisajes y mucha historia

En una travesía de cuatro horas se puede apreciar sierras, valles y arroyos, y una imponente vista de la zona.

Por Flavio Cabeytú
| 11 de febrero de 2019
El equipo de El Diario comienza la cabalgata por el inmenso Valle de Pancanta. El viaje en total duró cuatro horas. Fotos: Marianela Sánchez / Video Marina Balbo

El día ayudó a que la cabalgata se pudiera concretar. No hizo falta ser un jinete con experiencia para realizar sin problemas el recorrido por la sierras y disfrutar de los paisajes que brinda la provincia. Y así fue que un equipo de El Diario de la República  integrado por un periodista, fotógrafa y la realizadora de audiovisuales de la web, hicieran una travesía por el corazón de El Valle de Pancanta.

 

Si bien se había acordado llegar a las 10 para empezar el viaje desde la Hostería Las Verbenas, los encargados de organizar los paseos a caballo llegaron un tanto más tarde. La idea era salir temprano para evitar el sol del mediodía, algo que se hace imposible cuando promedia el verano.

 

Al arribar esperaban los animales con sus monturas listas, caballos criollos mansos y dóciles, totalmente acostumbrados a trasportar gente por los dos circuitos que realizan en forma periódica. 

 

Como se trataba de una cabalgata corta no era necesario saber montar, una rápida charla teórica con el guía fue suficiente para tomarle la mano a las riendas para guiar animal. "Ustedes tienen que dominar al caballo y no al caballo a ustedes", dijo Diego Camargo, el guía, un muchacho de 27 años.  Pero antes de comenzar el recorrido fue necesario colocarse un poco de protector solar en los brazos y rostro.

 

En esta cabalgata se trazaron los dos destinos que se efectúan desde la Hostería Las Verbenas. Una de ellas fue al Cajón de Río Grande y otra a las Antiguas Minas. Ambos sitios están ubicados a unos cinco kilómetros de las cabañas. 

 

El viaje comenzó pasada las 11, los tres jinetes inexpertos y el baqueano que acompañó en la expedición y que partió rumbo al Cajón de Río Grande. 

 

Si bien los caballos ya sabían el camino, había que dominarlos como nos habían dicho. Durante el viaje se pudo disfrutar del imponente paisaje que ofrece todo el Valle Pancanta (ubicado a unos 1.550 metros sobre el nivel del mar) con sus sierras y valles que dejan atónitos a cualquier ser humano que llega a contemplar esta zona.

 

Como no había apuro, el avance fue lento y permitió deleitar aún más el panorama. Se pueden ver pircas que fueron construidas para separar los terrenos, cuando todavía no había alambrados y por ende era más barato para los lugareños, porque eran piedras de la zona. También se puede observar hasta corrales realizados con esas rocas.           Se atraviesan arroyos cristalinos poco profundos y se cabalga por un cordón serrano, mientras se va subiendo, hasta llegar al primer destino, luego de casi una hora y media.

 

Al arribar al Cajón de Río Grande, hubo que bajarse y dirigirse al mirador, en un sector para apreciar el paisaje y ver cómo corría el río por abajo. También hay una tirolesa que cruza el agua pero hace muchos años que no se utiliza, tal como comentó Diego.

 

Después de unos quince minutos de contemplar y descansar la expedición siguió rumbo a las Antiguas Minas. Se arribó a un arroyo y hubo que bajarse para beber un poco de agua y mojar las gorras. Si bien hacía calor, una brisa tenue refrescaba todo.

 

Tras quince minutos se llega a una sierra en donde se puede ver el ingreso de lo que fue hace unos 100 años una mina en donde se explotaba el oro y un mineral llamado wólfram​​.  Luego de subir casi 100 metros del cerro, se ingresa al interior de la explotación, se recorren unos 10 metros y se percibía una grieta que filtraba agua y sales de un yacimiento con dirección incierta.

 

También enfrente a esa sierra se pude ver los restos de una casa, que fue el sitio donde vivieron los mineros que vinieron de toda a Argentina y de países limítrofes a trabajar a la zona.      

 

El equipo de El Diario junto al guía emprendió el regreso a la Hostería Las Verbenas. Pasadas las 16 se retornó al punto de salida, fueron en total cuatro horas de viaje. La cabalgata tiene un valor de 450 pesos por persona. Con esta actividad se pudo comprobar que no existe ninguna dificultad, ni restricciones de sexo, edad o condición física, solo se debe tener ganas de contemplar el enorme paisaje de El Valle de Pancanta de un modo diferente y sin preocupaciones.

 

Emprendimiento familiar
 

 

La Hostería Las Verbenas, es un emprendimiento de la familia Hrabina (son familiares del futbolista de Boca, Enrique Hrabina, que jugó en ese club en la década de los '80) integrado por el matrimonio de Eduardo y Analía y sus hijos Alejandro y Victoria.

 

"Hace 25 años que realizamos estas cabalgatas, que se efectúan en cualquier época, mientras el clima lo permita, en invierno es más frío y la hace menos gente, pero hay personas que le gusta, se abrigan y salen. En días de lluvias no salimos por el hecho de que es incómodo para cabalgar, al mojarse la montura y los jinetes. Salimos siempre con días lindos y soleados", detalló Victoria.

 

Los turistas que realizan la travesía siempre quedan fascinados con el panorama que apreciaron. "Vienen encantados luego del viaje. Quedan maravillados con nuestros paisajes, que son serranos y tan rústicos. Les agrada y disfrutan de lo que ven. Las imponentes sierras, los arroyos que atraviesan y las pircas, son algunos de los lugares que recorren en el viaje", dijo.

 

La hostería ofrece dos cabalgatas, cada una tiene un destino de 10 kilómetros ida y vuelta y que se realizan en tres horas. "Generalmente depende del paso del jinete el tiempo para hacerla. La gente que tiene experiencia para montar, hace el viaje al Cajón de Río Grande porque tiene más desniveles y trepadas. Los principiantes o los que van con niños, los enviamos que hagan el camino de las minas porque el viaje es más tranquilo y los lugares que pasan, son más llanos", describió Victoria.

 

El complejo recibe turistas en su mayoría de la provincia de Buenos Aires, Mendoza y de la ciudad de Rosario (Santa Fe). La hostería tiene una capacidad para albergar de entre 25 y 30 personas y brinda un servicio con pensión completa que incluye desayuno, almuerzo y merienda.

 

"Vienen de Capital Federal, de la locura de la gran ciudad y acá se encuentran con este lugar inhóspito y esta tranquilidad. Por eso se enamoran. Además nosotros ofrecemos un trato muy cordial y muy familiar. Ofrecemos una calidez, que la gente se va encantada y siempre vuelve. Les damos una rica comida casera, cocinamos mucho en horno a leña y la comida tiene otro sabor, es muy simples como empanadas, asado con verduras al horno, ensaladas, pastas, milanesas con puré y flan casero. En invierno hacemos guisos típicos y locro", destacó.

 

La Hostería Las Verbenas está ubicada a 68 kilómetros de la ciudad de San Luis, viniendo por la ruta provincial Nº 9 y a 12 kilómetros de La Carolina.

 

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