Nicolás Razzetti
Periodista
¿Llegarán los cambios pro metido a los cueros?
La alta faena vacuna de 2018, que superó las 13 millones de cabezas, permitió que las curtiembres que tienen la sartén por el mango en el negocio del cuero hicieran un stock por demás robusto y que continuara el camino descendente para el que fuera el principal subproducto ganadero. Las empresas que procesan el cuero cuentan desde hace años con la protección de la política oficial, porque además de retenciones, desde el Estado en su momento se decidió que el valor para el cálculo de las mismas se debía poner sobre el precio FOB Chicago, que es mucho mayor al de nuestro país. Así, los frigoríficos quedaron fuera de carrera y rehenes de las curtiembres, sin acceso alguno al mercado mundial.
Pero además hay un ingrediente que excede esa cuestión y es la menor demanda mundial del producto, que desde hace unos tres años viene en franca caída, lo que afecta los valores.
En ese contexto, el mercado local de cueros está muy deprimido, lo que genera varios problemas, incluso del tipo ambiental.
El cuero de novillo vale actualmente entre 11 y 12 pesos, cuando supo cotizar 18 pesos, pero con un dólar mucho más bajo. En definitiva, en dólares su precio es de 25 centavos, el mismo valor que tiene en Uruguay.
Al respecto, en el Consorcio de Exportadores ABC explican lo siguiente: “Luego de la baja dispuesta hace cuatro semanas, la lista de precios de referencia de cueros sin curtir no ha experimentado cambios, acumulando así una baja, respecto del nivel alcanzado en setiembre de 2018, del 45 por ciento en el caso de los cueros de novillos y livianos, y del 80 por ciento en el de vacas. En términos de dólar estadounidense, los valores del cuero de novillo arañan los 30 centavos, pero en el caso de los cueros de vaca rondan entre 7 y 8 centavos de dólares por kilo”.
Ese valor por el cuero de vacas o toros es el que se logra en el caso de que las curtiembres lo recojan, porque hay muchas que demoran la retirada obligando a los frigoríficos a un proceso de salado que incrementa costos de manutención, o asumiendo el riesgo de su putrefacción que deriva en problemas ambientales serios.
El precio que tiene el cuero en el mercado local (de 25 a 30 centavos de dólar) es apenas el 20% del valor que tiene en Chicago.
Este importante subproducto ganadero a partir del cual las empresas que brindan servicio de faena sostienen gastos fijos como los salariales y derivan (en las mejoras épocas, ya no) dinero a los matarifes, llegó a valer casi 19 pesos la primavera pasada, es decir cerca de 50 centavos de dólar. Pero en pocos meses se desplomó a los actuales 25/30 centavos, casi a la mitad.
En tanto, en 2016 y 2017 su valor en el mercado local osciló entre los 70 y 90 centavos de dólar. Tengamos en cuenta que a esos valores se llegaba a pesar de las retenciones y del cálculo perverso del precio.
Por este tema se esperan definiciones en las próximas semanas. Algunos dicen que podría haber novedades hacia fin de mes, otro se muestran más escépticos. Lo cierto es que en dos oportunidades el presidente Mauricio Macri prometió a los privados que participaban de la reunión con funcionarios de la Mesa de las Carnes que se tomarían medidas para corregir la distorsión, pero nada de eso sucedió aún.
Es claro el poder del lobby curtidor. Cuando asumió la gestión de Cambiemos se eliminaron casi inmediatamente las retenciones a la mayoría de los productos agropecuarios, con excepción de la soja y sus derivados.
En el caso del cuero la eliminación duró pocos días. Sin que nadie se diera cuenta, a las 72 horas se habían reinstalado y todo seguía como desde casi siempre, porque hace por lo menos 3 décadas que las curtiembres cuentan con el beneficio más arriba señalado.
Según diferentes cálculos, el sector frigorífico y en realidad toda la cadena de la carne vacuna resignará este año, tomando como referencia los valores actuales, cerca 200 millones de dólares. Es el 10% de lo que se facturó por exportaciones de carne vacuna en 2018.
Ese dinero que no entra en la cadena de la carne impacta de varios modos: limita ingresos y posibilidades de inversiones en frigoríficos, reduce y anula el recupero de matarifes que en muchos casos, como sucede actualmente, deben pagar por la faena y esas pérdidas económicas, en definitiva, terminan afectando el poder de compra de la hacienda y trasladándose al precio de la carne vacuna que pagan los consumidores.
Y todo eso va a parar a la cuenta de las curtiembres, que no han hecho grandes anuncios de inversiones en las varias décadas en las que contaron con tamaña protección. En definitiva, se trata de otra industria más que dice necesitar del dinero de otros agentes económicos para sobrevivir, cuando el procesamiento de cueros en un país que cuenta con materia prima en cantidad debería ser un negocio en sí mismo.
Los operadores del negocio de la carne esperan novedades por este tema que ojalá se confirmen. De acuerdo a diferentes versiones, los funcionarios están trabajando en el tema e incluso hubo una resolución en borrador que estuvo a la firma de los de mayor rango, pero luego se dio marcha atrás por “cuestiones técnicas de implementación”. Uno de los referentes de la Mesa de las Carnes reconoció que los funcionarios están trabajando para solucionar el tema del cuero y dijo que se esperan novedades prometidas para las próximas semanas, aunque también fue cauto: “Por ahora no hay nada”.
El cambio se presume que vendría por el lado del valor de referencia para el cálculo de retenciones, lo que derivaría en mejores ingresos a la cadena cárnica, aunque eso no significaría que se le quitan todos los beneficios a las curtiembres. Pero no es poco, y mucho más teniendo en cuenta la cantidad de años que lleva vigente esta distorsión comercial.
Indicadores de producción
Se conocieron algunos indicadores oficiales referidos a la producción de carne vacuna. Según Agroindustria, en febrero se faenaron 990 mil cabezas, de las cuales el 48,1% fueron hembras. Respecto del mismo mes del año pasado la caída en la oferta de gordo fue de 2,6%. Se trata del primer mes en el cual hay una caída interanual. Tengamos en cuenta que en enero y diciembre los niveles de faena fueron los mismos que un año antes.
La oferta de ganado para faena derivó en una producción de 225 mil toneladas, lo que indica una caída de 2,5% respecto de febrero del año pasado. Si bien no se sabe cuál es el volumen de exportaciones del mes pasado, suponiendo que se hubieran sostenido en niveles levemente inferiores a los de enero de este año, el promedio per cápita sería de 52 kilos. Pero habrá que esperar a las cifras oficiales para dar cuenta de este otro indicador que en los últimos meses viene en retroceso.
En definitiva, el menor consumo es consecuencia de exportaciones sostenidas, pero principalmente de la menor oferta de los engordes a corral, que tuvieron enormes pérdidas económicas el año pasado.
Los feedlots siguen sin tener ganado terminado, pero que comenzaron lentamente a llenarse este mes aprovechando los mejores precios del gordo y la abundante cosecha de maíz en puerta, que promete disponibilidad y precios que tienen retenciones de 10%.
En ese contexto de baja oferta y consumo per cápita en retirada es de esperar que el mercado -y en particular las categorías livianas que atienden a los grandes centros urbanos y especialmente a los sectores sociales con más recursos- siga firme al menos por un par de meses más. Cabe recordar que de acuerdo con los datos relevados por el IPCVA entre febrero '18 y febrero '19, el precio de la carne al consumidor aumento 80% y en igual porcentaje lo hizo la hacienda, lo que significa que la industria trasladó a la góndola todo el incremento de la hacienda, pero también que el consumidor argentino convalidó esos incrementos.


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