Fue enviado a la cárcel por el intento de robo de un celular

Fue poco el tiempo que Cristian Rodrigo Silva tuvo en sus manos el celular que sustrajo, porque fue detenido en seguida, que eso en algo lo benefició: la jueza hizo lugar a planteo de la defensa que no correspondía acusarlo de robo, sino de tentativa. De todos modos, ello no le alcanzó para recuperar la libertad, porque la magistrado le dictó prisión preventiva.

La experiencia de pasar sus días en la Penitenciaría provincial no sería nueva para Silva, un chico de 19 años apodado “El Peca”, que tiene domicilio en el lote 28 del barrio Scac, en el extremo noroeste de la capital, en inmediaciones del Aeropuerto San Luis. Una información no confirmada indica que hace apenas tres meses había salido del penal, luego de pasar un tiempo privado de la libertad. 

El robo por el que ahora Silva fue enviado a la cárcel ocurrió el viernes 22 de marzo, al mediodía. Entró en forma subrepticia al predio de la maderera “Maderas W”, de Aristóbulo del Valle 1148 –media cuadra al oeste de la avenida Italia–, con una piedra rompió un vidrio a un automóvil Renault Twingo azul, perteneciente a la esposa del dueño del comercio, y se apoderó de un teléfono celular que estaba en el asiento.

El dueño del negocio, Daniel Camargo, alcanzó a ver al delincuente en plena faena, pero por más que le gritó, no logró disuadirlo de escapar con el teléfono.

El comerciante salió a perseguirlo a pie por la calle Aristóbulo del Valle y lo vio doblar por la avenida Italia hacia el sur. Camargo se volvió, sacó su auto y salió a tratar de alcanzarlo.

Lo vieron saltar una verja

Minutos después del robo, al ladrón lo vieron en inmediaciones de Aristóbulo del Valle y Estado de Israel. Sentado en su auto, frente a las puertas del club Deportivo Estudiantes, José Gabriel Coria esperaba la llegada de su hija, para irse. A poco de arrancar, apenas cruzó Aristóbulo del Valle hacia el sur, vio a un joven que trasponía de un salto la verja de una vivienda de dos pisos, ubicada cerca de la esquina. También advirtió que llevaba dos grandes piedras en las manos.

Cuando declaró como testigo, lo describió como de aproximadamente 1,70 de altura, delgado, “con varias cicatrices en el cuerpo”. 

En efecto, en la revisión médica posterior, constataron que Silva tiene cicatrices de heridas cortantes en ambos brazos y en el pecho. Además, está plagado de tatuajes. Tiene cinco puntos del lado izquierdo del cuello y el número 79 en la mano izquierda; en el antebrazo derecho tiene grabado el nombre de su madre, “Graciela”, y el de su padre, “Elías”, en el otro. En la espalda tiene grabado “Mariana”, en el omóplato derecho tiene el dibujo de Bart Simpson, y en el gemelo derecho, un corazón con una espada.

Coria le gritó “eh, loco ¿qué hacés metido en esa casa, que estás haciendo?”, a lo que el intruso respondió disparándole una pedrada que impactó en la puerta del conductor. 

Instantes después apareció un hombre en un Twingo azul. Era Camargo, que trataba de ubicar al ladrón que le había robado el teléfono: “Deténgalo, ese vago me robó el celular de mi mujer ¡detenelo, tené cuidado!”. El ladrón corrió para evitar que lo apresaran, pero no pudo ir muy lejos: aparecieron dos motoristas de la División de Rápida Intervención Motorizada (DRIM), quienes lo apresaron.

Cuando lo requisaron, hallaron en su poder el teléfono robado. El lunes pasado, la jueza ordenó a la Comisaría 6ª que se lo devolviera a la víctima.