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Juzgarán a una mujer que mató a un anciano en un robo

Por redacción
| 03 de abril de 2019
5 de julio de 2017. Cuando Malvina Soledad Rojas fue procesada "por homicidio en ocasión de robo". Foto: Héctor Portela.

Antes de ese crimen, ya estaba sospechada de haber atacado a otros tres hombres, a los que también había seducido.

 

 

El destino de los próximos años de Malvina Soledad Rojas está a punto de definirse. Desde hace casi dos años la mujer está en la Penitenciaría de San Luis, acusada de matar a golpes a Herminio Seguel para robarle. El anciano, según las averiguaciones que habían hecho los policías de Homicidios de Villa Mercedes, fue la última de una larga lista de víctimas que habían sido seducidas y luego sedadas por la mujer, para despojarlas de su dinero y de los objetos que considerara de valor. Pero en ninguna de aquellas ocasiones sus ataques se habían cobrado la vida de alguien. Si deberá continuar presa o no comenzará a dilucidarse este miércoles, cuando la Cámara Penal 2 empiece a juzgarla por el homicidio del hombre de 74 años.

 

Rojas, de 36 años, está detenida desde el 4 de julio de 2017. Ese día la jueza de instrucción Penal 3, Mirta Ucelay, la procesó y le dictó la prisión preventiva por "homicidio en ocasión de robo". En el tiempo que lleva presa, se sometió más de una vez a huelgas de hambre y hasta solicitó la prisión domiciliaria, pero le fue negada.

 

Mientras estuvo abierta la investigación, "la viuda negra" solo habló una vez. Fue en una comisaría. Allí admitió haber visitado al anciano la noche del sábado 17 de junio o la madrugada del domingo 18. Dijo que fue con otra mujer. Y, por último, reconoció que le robó algunas cosas, pero negó haberlo asesinado. Según su versión, Seguel todavía estaba con vida cuando ella y su amiga se fueron de su casa, en Europa 422.

 

Pero los estudios demostraron que había sucedido más que eso. La sangre del jubilado tenía una clase de barbitúrico. El mismo tipo de fármaco había en los restos de cerveza que aún conservaban dos botellas que hallaron en lo de la víctima.

 

A eso se le sumaron los resultados de los análisis hechos sobre las prendas de la acusada. Las pericias revelaron que en su ropa había sangre. Restaba otro examen para establecer el ADN, y así saber de quién era, pero en primera instancia habían confirmado que el factor sanguíneo coincidía con el de Seguel.

 

La autopsia determinó que el anciano tenía dos golpes, uno en la nuca y otro, más leve, en la frente. Los investigadores presumían que el primero, a pesar de no ser tan potente, le produjo una pequeña fisura, que con el correr de las horas se cobró su vida.

 

Calculaban que se había desplomado y, en esa caída, se había golpeado la frente. Eso no lo adormeció del todo. A los minutos despertó y, cuando lo hizo, vio a Rojas revolviendo sus cosas.

 

Los investigadores estimaban que la mujer no esperó a que la droga, que le había mezclado con el alcohol, hiciera efecto. Tomó un elemento contundente y le pegó en la nuca. Ese sería el golpe que lentamente lo llevó a la muerte.

 

Pese a la agonía, Seguel consiguió desplazarse desde el interior de la casa hacia el patio. Pero su cuerpo resistió apenas unos metros. El frío que cayó sobre Villa Mercedes ese fin de semana acabó con el trabajo que los sedantes y los golpes habían comenzado.

 

Unos días después, la mañana del miércoles 21, su cadáver fue hallado por un vecino que lo avistó desde un techo contiguo.

 

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