20°SAN LUIS - Jueves 28 de Marzo de 2024

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Acuerdo UE-Mercosur: una mirada al futuro

En los últimos días el tema principal en todos los medios del país fue el anuncio de un acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur. Un anuncio de acuerdo que entendíamos que difícilmente iba a llegar. Es verdad que se habló mucho y se especuló otro tanto, pero es poco lo que realmente se proyectó. Es poco lo que en definitiva se dijo del famoso acuerdo corriéndonos de la coyuntura y mirando un poco más allá de adonde nos llega la propia sombra. 

Por supuesto que aquí no somos ingenuos, que sabemos que hay intereses encontrados; que hay sectores que tienen miedo y que la política, como el diablo, mete la cola cada vez que puede. Pero eso no puede detenernos, no puede corrernos del eje central que supone pensar un país, pensar un futuro y estar realmente convencidos de que el plan debe ser siempre evaluado a largo plazo. 

¿Habrá ganadores y perdedores en este acuerdo? Sí. ¿Habrá sectores que tengan que reconfigurarse para no de-saparecer? Sí. ¿Será necesario cambiar mucho internamente? Sí. 

Pero las principales preguntas tal vez no pasen por acá, tal vez pasen por preguntarnos si de todas maneras esto nos generará condiciones generales mejores a las actuales. Y eso, aunque tengamos una opinión formada, preferimos no contestarlo.

Esperamos que cada lector, cada uno de ustedes que dé una u otra manera se verán afectados por este acuerdo, saque sus propias conclusiones en base a información objetiva.

 Acá simplemente les contamos lo que sabemos hasta el cierre de esta columna y les dejamos algunas herramientas para que vean, entiendan y analicen. Lo máximo que podemos decir es que en el acuerdo hay claramente beneficiados y perjudicados, no hay un solo ganador. O no debería haberlo al menos, el equilibrio debería llevarnos a que ganen o pierdan los dos en conjunto. ¿Será eso posible? A la luz de la situación actual, al menos no será fácil.

 

El principio de todo 
Si bien es cierto que las negociaciones insumieron más de 20 años, es un acuerdo que no se esperaba que llegara tan rápido. O por lo menos que no se precipitara con la vertiginosidad con la que se consagró. Y esto genera opiniones y divide aguas. Tanto en nuestro bloque (especialmente en la Argentina), como en Europa. 

Y aunque resulte raro, hay un factor externo a todo lo que tiene que ver con la negociación tradicional y formal: el efecto Donald Trump. Lo que estamos diciendo es que mucho de este apuro en el acuerdo tiene que ver con lo que está haciendo en materia de política internacional el presidente de los Estados Unidos. En su pelea con China, con la Unión Europea, con México o con cualquier país; y en su creciente tendencia a un proteccionismo bastante estricto es que se sostiene el argumento.

Trump busca modificar un mundo que ya se había subido hace años al tren del crecimiento vía el intercambio mundial y que estaba disfrutando de esta situación. Y ese mundo, de a poco, inconscientemente o por pura inercia, le empieza a decir que el camino es por otro lado. Que no hacía falta una vuelta de timón. 

Pero bueno, tampoco es cuestión de otorgarle todo el “mérito” a Donald Turmp. Hacer eso sería cuanto menos un agravio para todos aquellos que durante más de dos décadas trabajaron para que hoy estemos hablando de esto. 

Así es, como ya se dijo por todos lados, las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea para alcanzar un acuerdo comenzaron a mediados de la década del '90 con el acuerdo de cooperación inter regional; y continuaron en 1999 con la primera cumbre y posterior firma de la primera carta de intención en la ciudad de Río de Janeiro. Ese resultado redundó unos meses más tarde, ya en el año 2000, en el comienzo formal de las negociaciones.

Pero en este derrotero que tiene como resultado el acuerdo actual, todos los años fueron importantes. En 2003 se frenaron un poco las negociaciones debido a que en Europa consideraron que había un ascenso al poder de gobiernos de izquierda, mientras que surgieron otros de corte proteccionista en Brasil y Argentina: Lula da Silva en el vecino país, Néstor Kirchner en el nuestro. 

En 2004 en Lisboa, la capital de Portugal, se realizaron nuevas propuestas pero ninguna de las partes quedó satisfecha. Por lo tanto se suspendieron las negociaciones, que recién se reanudaron en el año 2010 en Madrid, España. 

Unos años después, en 2013, otro acontecimiento externo a uno de los bloques volvió a enfriar la posibilidad de alcanzar un acuerdo. En aquel año, el presidente norteamericano Barack Obama anunció una negociación con la Unión Europea para crear una zona de libre comercio que sería la más grande del mundo. Entonces desde Europa le dieron la espalda al Mercosur. 

Ya a fines de 2015, con la llegada al poder de Mauricio Macri y posteriormente con la destitución de Dilma Rousseff, otra vez se reflotaron las viejas negociaciones y todo comenzó a moverse son un ritmo bastante interesante y hasta un poco inesperado. Especialmente porque en mayo de 2016 hubo un intercambio de ofertas arancelarias, pero Europa dijo que no.

El argumento fue que no quería incluir a los productos agrícolas en la negociación. Ojo, este argumento todavía sigue vigente en los principales focos de producción agroindustrial del viejo continente. 

En 2017, con la asunción de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y el giro proteccionista que tomó su política comercial, generando como resultado más importante la guerra comercial con China, otra vez comenzaron a repensarse y a reconfigurarse las estrategias comerciales a nivel mundial. Y, como decíamos antes, este factor externo, empujó con fuerza el carro de un entendimiento entre los dos bloques.

Más cerca de estos días, ya con Jair Bolsonaro como presidente de Brasil y después de avivar el fuego del acuerdo, finalmente se terminó concretando y tenemos un entendimiento formal y concreto (aunque poco transparente por ahora) entre la Unión Europea y el Mercosur.

Acuerdo que por supuesto todavía no está completamente cerrado y donde se siguen discutiendo los pasos a dar en el futuro; y por lo tanto el camino para llegar al arranque es aún muy largo. 

De los tres pilares iniciales del acuerdo (diálogo político, cooperación y comercio), el comercial fue el que mayor tiempo llevó consensuar. Según información brindada por la UE, el “Acuerdo en principio” contiene, entre otras, las siguientes disciplinas negociadas: comercio de bienes, reglas de origen,  facilitación aduanera y comercial, medidas de defensa comercial, sanitarias y fitosanitarias, diálogo, derechos de propiedad intelectual, transparencia, pequeñas y medianas empresas y solución de controversias. 

Al respecto, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, dijo: “En medio de las tensiones del comercio internacional, hoy enviamos una señal firme junto a nuestros socios de Mercosur de que defendemos el comercio basado en reglas”. En el bloque europeo sostienen que es el mayor acuerdo comercial que hayan celebrado. Asimismo, indicaron que el tratado respeta los más altos estándares de seguridad alimentaria y protección del consumidor, así como el principio precautorio para la seguridad alimentaria y las normas ambientales, conteniendo compromisos específicos sobre derechos laborales y protección ambiental.

 

Números que vienen y van 
Desde ambos bloques en general y desde cada uno de los países en particular “se vende” con bombos y platillos el mercado potencial que configuraría su socio. En cuanto a la población, tamaño y PBI los números son muy diferentes. En el caso de Europa, al bloque lo componen 28 países, con un número de habitantes que alcanza las 510 millones de personas, un territorio de 4,4 millones de kilómetros cuadrados y un Producto Bruto Interno total de 18,75 billones de dólares.

En tanto que los números del Mercosur son muchos más humildes desde lo económico y ampliamente mayores desde la extensión del territorio. El bloque al que pertenece la Argentina está integrado por un total de 4 países (más Venezuela, que hoy en día es un caso extraño ya que el país bolivariano se encuentra suspendido de todas sus funciones y obligaciones; y Bolivia que está en proceso de adhesión), una población de 295 millones de personas (mayoritariamente en Brasil, con casi 200 millones de habitantes), una superficie de 14,87 millones de kilómetros cuadrados y un PBI total de 2,5 billones de dólares.

En cuanto al intercambio comercial actual entre los dos bloques, debemos destacar que es muy importante. Según datos del último año, el Mercosur le exporta a Europa por un valor total de casi 43 mil millones de dólares; en tanto que la erogación que realiza por los productos que llegan desde el viejo continente es de 45 mil millones de dólares. Es decir, una balanza comercial que actualmente es deficitaria para nuestro bloque.

Claro que acá hay una importante diferencia entre los productos que nosotros les vendemos y los que les estamos comprando. De nuestros puertos salen principalmente alimentos y productos de origen agroindustrial, mientras que ellos nos venden sobre todo maquinaria, bienes de capital y productos químicos. 

Pero qué pasa cuando a este número general que presentábamos más arriba lo reducimos a lo que ocurre con cada uno de los países del Mercosur. En este caso, lo que se observa es que los dos países más grandes del bloque pierden contra Europa, en tanto que los más chicos están ganando. En el caso de Brasil, le vende por 31 mil 700 millones de dólares y compra por 33 mil 600 millones; Argentina vende por 8 mil 400 millones de dólares y compra por 9 mil 300 millones. En tanto que Uruguay y Paraguay completan el resto del total con números mucho menores, pero que como decíamos, en ambos casos con superávit contra Europa. 
 

 

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