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Una mujer que fue procesada admitió ser la autora de un crimen

Yésica Villegas dijo que agredió al anciano porque éste habría intentado abusar de su hija, una  adolescente. El policía jubilado Jesús Carlos Camargo fue asesinado a golpes en la cabeza, hace un mes, en San Luis.

Por redacción
| 06 de julio de 2019
Juzgado penal 1, 13:29. Los últimos detenidos, Villegas y Fenoglio, salen de la oficina donde los notificaron del procesamiento. Foto: Martín Gómez.

Yésica Paola Villegas, sospechosa, junto a otras cuatro personas de haber asesinado a un policía jubilado, declaró ayer a la mañana. Lo hizo antes de que el juez Penal 1 Marcos Flores Leyes tomara una decisión sobre la situación procesal de ella y su novio. Villegas, de 41 años, admitió haber golpeado a Jesús Carlos Camargo en  la cabeza y explicó que cuando supo que había muerto, sintió miedo y huyó junto a su pareja, Gastón Fenoglio. Dijo que lo agredió porque Camargo, de 76 años, había querido abusar de una hija de ella que es adolescente. Pero el hecho de que haya reconocido ser la autora de las graves lesiones que llevaron al anciano a la muerte, no eximió a su novio de ir a la cárcel. Tanto ella como Fenoglio fueron procesados ayer con prisión preventiva por el asesinato. 

 

La vivienda de Camargo está en Sargento Cabral 75, a metros de la casa materna de Villegas, por eso la víctima y los sospechosos se conocían y tenían cierto trato. 

 

La pareja fue notificada de la resolución pasadas las 13, y luego de las diligencias habituales, los efectivos de Homicidios los trasladaron al Servicio Penitenciario Provincial. 

 

Según informó la secretaria del Juzgado Penal 1, Cintia Paola Martín, el juez consideró que hay elementos suficientes, en esta etapa del proceso, para considerarlos autores de “Homicidio doblemente agravado, por ensañamiento y criminis causae”.

 

Es la misma figura por la que les tomaron declaración indagatoria y por la que ya fueron procesados los otros tres sospechosos de haber participado del crimen: los hijos de Villegas, Aldana y Gastón Baudry, y Kevin Camargo, el novio de la adolescente con quien el anciano se habría propasado. Todos ellos fueron arrestados en San Luis. 

 

Villegas y Fenoglio, en cambio, fueron aprehendidos por policías de Entre Ríos, el sábado 22 de junio. Hacia allá habían escapado tras el crimen. Antes de la detención tuvieron un gran percance en Paraná: Fenoglio chocó contra el árbol. Villegas estuvo internada algunas horas y el vehículo en el que andaban, una Renault Kangoo blanca, quedó con notables daños. 

 

En franca huida, con necesidad de obtener fácil y rápidamente dinero en efectivo y con un rodado inutilizable, Fenoglio le vendió el utilitario a un mecánico de Paraná, a un precio muy bajo. La Kangoo fue ubicada, está a resguardo en una dependencia policial de Entre Ríos, y seguramente el juez Flores Leyes ordenará que sea trasladada, refirió ayer el jefe del Departamento Homicidios de San Luis, subcomisario Javier Sosa.

 

En la valoración de la prueba, el juez analizó, por un lado, los dichos de Fenoglio, quien también declaró esta semana, bajo la asistencia de un defensor oficial subrogante, Darío Pereyra Gmelín. “Fenoglio afirma haber desconocido el desenlace del hecho –es decir, que Camargo había muerto–, hasta que, encontrándose en  un ciber en la ciudad de Paraná, se entera de la muerte de Camargo y decide regresar cuando en un infortunio son detenidos por efectivos policiales (…) y son puestos a disposición del juzgado”, resumió el juez en el fallo. 

 

Asimismo, Fenoglio también negó que el viaje a Entre Ríos haya sido repentino, imprevisto. 

 

Sin embargo, el juez refirió que de las declaraciones de otros involucrados en el hecho (Aldana y Gastón Baudry y su hermana adolescente), surge que ninguno sabía de ese viaje, que hicieron justamente el 6 de junio, fecha en la que cumple años la menor. 

 

Para el magistrado, lo que termina de probar que Fenoglio se fue con Villegas a sabiendas de la gravedad de lo que habían hecho es la propia declaración de la mujer. Ayer, ella dijo que había golpeado a Camargo, pero que no sabía que lo había matado, y que cuando se enteró de eso, le pidió a su pareja que la sacara de aquí. Indicó que tenían el plan inicial de ir a Mendoza, que luego resolvieron ir a Misiones y que, camino a esa provincia, más precisamente en Paraná, tuvieron el choque.

 

“Esto no hace más que dejar en evidencia el conocimiento de lo que sus acciones habían desencadenado y la responsabilidad que le cabía”, indicó el juez. 

 

Para Flores Leyes “el aporte de  Fenoglio al acometimiento del hecho es indispensable”. En su vehículo, la Renault Kangoo, trasladó a los sospechosos a la casa de la víctima, en el barrio Kennedy de San Luis, facilitó su salida de allí y luego, en el mismo rodado, salió de la provincia junto a Villegas, para evadir a la Justicia. 

 

Sobre la declaración de Villegas, Flores Leyes dijo que su confesión fue hecha “en absoluto resguardo de derechos y garantías de raigambre constitucional”, y que “reviste de plena prueba en los términos de lo normado en el artículo 160 del Código Procesal Penal”. 

 

La versión que ella dio “coincide en la presencia y la participación de Fenoglio, de Calderón” y de su hija adolescente en el hecho, y guarda coherencia con otros elementos de prueba recopilados por los investigadores, manifestó el magistrado. Aclaró que si bien en su relato ella “convenientemente desvincula” a sus hijos mayores, Gastón y Aldana Baudry, por las pruebas que hay “su presencia no puede ser descartada”. 

 

Si la intención de todas estas personas era llamarle la atención a Camargo por haberse sobrepasado con la menor, cuestión que no descarta a esta altura del análisis de los hechos, por qué es que una vez que mataron al anciano decidieron robarle sus pertenencias, se preguntó el letrado, para quien el móvil del reproche por el supuesto abuso es confuso.

 

Para él, el comportamiento de Villegas “dista del esperado respecto de una persona que hubiere obrado solo para agredirlo”. La mujer no solo no dijo la verdad de forma inmediata, sino que escapó, primero del lugar del hecho y luego, a Entre Ríos. 
 

 

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