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El sueño puntano renace sobre la pista de Jesús María

Martín Rodríguez, Jesús Fontana y Julián Bonetto combinarán la experiencia y las ganas para representar a San Luis en una competencia cada vez más exigente para los jinetes.

Por Juan Luna
| 12 de enero de 2020
La sexta es la vencida. Rodríguez ya estuvo cinco veces en Jesús María y se despide.

La campana volvió a sonar y del palenque se desataron las ganas, las ilusiones y las historias de tres puntanos que pretenden dejar bien representada a su provincia. Desde ayer, Martín Rodríguez, Jesús Fontana y Julián Bonetto pisan fuerte sobre la pista de Jesús María, en el "Festival de Doma y Folclore" más grande del continente, e intentan dominar los embates de los caballos y la inquietud de sus nervios para sumar la mayor cantidad de puntos posibles y quedar en lo más alto de la jineteada argentina y latinoamericana.

Es que la plaza cordobesa ha sido una vara demasiado alta en los últimos años para los montadores de San Luis, que han visto de lejos los primeros puestos por una conjunción de factores: desde el nivel elevado de sus competidores y de los propios equinos, hasta la falta de preparación para afrontar un estadio colmado por una multitud, con una dosis incluida de mala suerte.

Pero cada año, las esperanzas vuelven a renovarse. Tras dos fechas de clasificación realizadas en Villa Mercedes a lo largo del 2019, surgieron los elegidos para llegar al campo de doma “José Hernández”. Y el trío, acompañado por el suplente Maximiliano Guevara, arriba con una mezcla de experiencia y juventud que puede llegar a ser prometedora. 

 

 

 


Hay equipo. Jesús, Martín y Maxi (el suplente), junto a Gustavo Crespi, el responsable de la delegación que este año no pudo viajar.

 



En esta ocasión Rodrigo Díaz será quien acompañe a los muchachos y encabece la delegación provincial en lugar de Gustavo Crespi, quien se perdió el encuentro por su agenda laboral. Díaz es, justamente, el último jinete local que estuvo cerca de los primeros lugares de la tabla de Jesús María (quedó cuarto en 2017). Por eso, intentará transmitirles sus vivencias a los clasificados para que el público puntano pueda renovar la ilusión hasta el final de la competencia.
 

 

 

Tres son las categorías que hay en la competencia de jineteada: Bastos con Encimera, Grupa Surera y Crina Limpia. Cada una tiene sus propias reglas y su duración.

 



El festival tuvo su fecha inaugural anteayer con una grilla de shows que incluyó a los hermanos Carabajal sobre el escenario. Pero la acción en el campo de doma comenzó recién ayer y se extenderá hasta el domingo 19, aunque el encuentro tendrá un día más para un cierre con una gama de artistas más alejada del folclore. Por lo que durante diez noches consecutivas, los montadores de todo el país tendrán la dura tarea de sobreponerse a la rebeldía de los caballos de turno.

La contienda reúne a tres representantes y un suplente por cada una de las provincias argentinas y de algunos países invitados. En cada presentación, un jurado les asigna un puntaje por su desempeño, siempre y cuando no cometan ninguna infracción y permanezcan sobre el reservado hasta que toque la campana. De la suma final de todas las jornada, salen los ganadores de Bastos con Encimera, Grupa Surera y Crina Limpia.

 

 

Entre la experiencia y la juventud

Martín Rodríguez compite en bastos, la disciplina más convocante y la que mayor cantidad de jinetes tiene en el ambiente campero de San Luis. Pero la gran ventaja que tiene el muchacho de 36 años es que no es la primera vez que pisa ese recinto privilegiado. "Esta es la sexta vez que voy a ir a Jesús María", contó orgulloso.

Pero lejos de conformarse con esa cantidad de presencias, se planteó el desafío de superar sus anteriores participaciones (fue cuatro veces como titular y una como suplente), que no fueron del todo buenas, según él mismo las calificó. Su mejor performance lo dejó en un tercer puesto y su gran meta es poder ingresar nuevamente a un podio, aunque reconoce que quedar "en un cuarto o un quinto lugar sería un buen resultado".

 

 



Martín nació en Lavaisse y, como la mayoría de los que aman las jineteadas, se crió entre cabalgatas y galopes. Pasó casi todo su infancia en un campo ubicado a 5 kilómetros de la localidad y aprendió a montar haciendo travesuras sobre el lomo de terneros y petisos. 

"Creo que hay que tener un poco de condición para que te vaya bien, pero de a poco, con práctica, uno se va encaminado y mejorando cada vez más. Siempre participo de los encuentros que hay en la zona", reconoció.

La experiencia que ganó en sus anteriores participaciones en el festival cordobés, le ahorran los inevitables nervios que sienten muchos al ver el gigante coliseo por primera vez. "Hoy estoy un poco más acostumbrado. Pero es muy distinto a las montas de los fines de semana. Cambia todo, porque no es lo mismo salir a domar de noche en vez de hacerlo de día. Son diez jornadas seguidas y necesitás otras condiciones físicas, además del hecho de que hay una multitud mirando lo que hacés", enumeró.

Pero por más que haya concurrido en varias oportunidades, no hará menos especial esta edición para Rodríguez. Es muy probable que sea la última vez que ingrese a la clasificación y que se retire de las montas.
"Ya estoy grande y tengo que empezar a pensar un poco en cuidar el cuerpo por mis hijos y también por mi trabajo. Además, los reflejos ya no son los mismos que cuando era más joven", admitió, quien ahora reside en Villa Mercedes y trabaja a 15 kilómetros de Fraga.

 

 

Además de los tres jinetes, San Luis tendrá otros representantes en el festival. Luis López será apadrinador y habrá dos tropillas de Villa Mercedes.

 



"Estoy tranquilo. He estado haciendo un poco de ejercicio para prepararme  de la mejor manera. Para nosotros, los jinetes, este es nuestro sueño máximo y haré todo lo posible para que me vaya bien", dijo.

Si de estar listos se trata, Jesús Fontana se tomó la clasificación muy en serio. Porque una vez que se ganó el boleto para representar a San Luis en la categoría Grupa Surera, el joven empezó un exigente entrenamiento para ponerse a punto físicamente.

"Por la mañana, estoy yendo al gimnasio para ganar fuerza en los brazos y en las piernas. Por la tarde o la noche, salgo a pedalear en bici alrededor de 15 kilómetros. Nunca hice una rutina así, pero todos dicen que son bravas las diez noches de monta, entonces quiero estar bien", contó el muchacho de 23 años recién cumplidos.

Conocido en el ambiente campero por su apodo "Piri", el joven nació en General Levalle, en la provincia de Córdoba, pero desde muy pequeño se instaló en suelo puntano porque su padre llegó a trabajar en una estancia. Estudió en la escuela rural de Liborio Luna y desde hace cuatro años tiene residencia fija en la localidad de Fraga. Él también aprendió a montar desde chico, como parte de los juegos y las tareas cotidianas de su niñez en el campo. Pero recién a los 16 años se asumió oficialmente como jinete y empezó a animarse a las destrezas gauchas en los diferentes encuentros de la región.

Durante cuatro años consecutivos fue un perseverante competidor en las fechas de clasificación y en este 2020 logró cumplir su mayor anhelo. "El sueño de un montador es llegar. Por eso le puse muchas ganas. Durante este tiempo viajé a muchos lugares, prácticamente todos los fines de semanas. Le estoy poniendo todo para que me vaya lo mejor posible", aseguró.

 

 


Un coliseo exigente. El rugido de la multitud en el estadio es uno de los "rivales"de los jinetes, que suelen ponerse muy nerviosos.

 



Lo curioso es que terminó por conseguir el pase en una categoría que al principio detestaba. "Arranqué montando en bastos y la grupa no me gustaba para nada, pero después cuando vas a un torneo y tenés la posibilidad de montar más de un caballo, lo hacés. Así le empecé a agarrar el gusto, quedé en un repechaje y no paré más", admitió.

Aunque será su debut absoluto, Fontana dijo ser consciente de lo que le espera en el "José Hernández", desde la exposición al público hasta el gran nivel de jineteada. Sin embargo, hasta que habló con la revista El Campo conservaba la calma.

"Todavía no caigo que voy a estar en Jesús María. Igual, estoy tranquilo. Ya me vengo preparando psicológicamente", sostuvo. Y a la hora de calibrar sus expectativas, no se anduvo con medias tintas. "Uno de los sueños ya se cumplió, que es llegar, y ahora el que queda pendiente es tratar de ser campeón. Eso sería lo más grande. Voy a poner todo para cumplir mi objetivo", sentenció sin tapujos.

El caso de Julián Bonetto, en cambio, es similar al de Rodríguez: el de un hombre maduro que ya ha tenido otras experiencias y apunta a ponerle un broche de oro a una carrera ya vivida y disfrutada. 

"Tengo 40 años y tenía la idea de no montar más a partir de septiembre de este año. Pero logré la clasificación y eso puede llegar a modificar un poco los planes. Igual quiero terminar sano como estoy, sea cual sea el resultado del festival", expresó.

Julián nació en Pascana, en provincia de Córdoba, en donde su familia tiene un campo. En el 2006 compró tierras en el sur puntano y se trasladó, recién casado y con un hijo que acabada de nacer. Desde entonces construyó su hogar en Martín de Loyola, de donde ya se siente que es nativo.

 

 

Además de los tres jinetes, San Luis tendrá otros representantes en el festival. Luis López será apadrinador y habrá dos tropillas de Villa Mercedes.

 


Él ya ha pisado el exigente campo de doma de Córdoba, porque cuando llegó a San Luis tuvo que esperar hasta completar los dos años de residencia para poder competir por la provincia. Por eso, participó por la delegación de San Juan y quedó en el octavo puesto en Crina Limpia, su categoría predilecta. Ya había viajado en otras oportunidades como jinete en el certamen que realizan las tropillas.

Cuando pudo inscribirse en la clasificación puntana, se volvió un participante habitúe y logró asistir a Jesús María en el 2014, junto a otros grandes jinetes locales. 

"No había podido ganar nuevamente las finales, aunque siempre estuve cerca. Tuve una lesión y no pude montar por más de un año, pero volví y este año logré quedar primero. Llego muy bien y contento", refirió.

Para él, "San Luis tiene condiciones de estar siempre arriba, aunque por ahí no se dan las cosas. Hay que ser profesional y esperamos que nos vaya bien".

Rodrigo Díaz, quien también admitió estar nervioso en su debut como delegado, dijo que el contexto del festival es lo que ha hecho que los últimos representantes sanluiseños no tengan el rendimiento esperado. "Es todo: la gente, el pozo, no es fácil. Cuando van los chicos nuevos, los comen los nervios", dijo.

Sin embargo, adelantó que les aconsejará que "usen la cabeza" para conservar la calma. "Se trata de ser inteligente. Hay que sumar la mayor cantidad de puntos posibles y llegar hasta las últimas noches con posibilidades", sostuvo.

La provincia tendrá otras representaciones en la pista más aclamada de las jineteadas. Por un lado, Luis López volverá a participar como apadrinador de la competencia. Por el otro, dos tropillas locales llevarán sus mejores ejemplares e intentarán repetir su exitosa participación del año pasado. Paco López, el padre de Luis, llevará su tropa "El Cencerro" que se coronó como la mejor de todo el festival. Mientras que Nelo González irá con lo mejor de "El Destino" con la ilusión de estar entre los primeros seis, aunque logró el podio en el 2019.
 

 

 

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