Villa Mercedes: enfrentó a policías para no hacerse el alcohotest
El imputado, además, dañó una patrulla. La prueba arrojó que tenía 1,35 gramo de alcohol en sangre.
Según los policías de la Comisaría 29ª que ayer, con los primeros rayos del sol, hacían un control de prevención a la salida del boliche Quinto Evolution, al sur de Villa Mercedes, Lucas Saulino estaba bien de papeles. Tenía toda la documentación del auto que conducía. Pero hubo algo, también esencial en el operativo que llevaban adelante, que no quería hacer: someterse a la prueba de alcoholemia. Al parecer, no quería que se confirmara a través del aparato que mide el nivel de alcohol en sangre lo que ya era evidente con su aliento, es decir, que estaba ebrio. Tanto se opuso que destrozó parte de una patrulla e hirió, con sus forcejeos, a un policía.
Hasta anoche, el joven de 19 años permanecía en la Comisaría 29ª, a la espera de lo que definiera la jueza Contravencional y Correccional 2, María Antonella Paunero Magnano. De acuerdo a lo que adelantó el oficial principal Ricardo Fernández, subjefe de la seccional a cargo, a última hora de anoche la magistrado ordenaría su libertad, puesto que los delitos por los que fue aprehendido, "Resistencia a la autoridad, daños a bienes del Estado y lesiones leves agravadas", no implican que esté tras las rejas mientras lo investigan.
El operativo que los efectivos hacían ayer es uno de los tantos que la fuerza hace cada fin de semana en diferentes puntos de Villa Mercedes. El control en cuestión había comenzado a las 5 de la mañana y duró dos horas.
Dos efectivos, el oficial principal Diego Garro y el subinspector Gastón Ante, se habían apostado sobre la ruta 55, extremo sur, y revisaban la documentación y le hacían el control de alcoholemia a los conductores que pasaban por allí.
Todo transcurrió con normalidad hasta las 6:30, cuando Saulino llegó en su Fiat Uno blanco, en compañía de su novia.
Los policías le ordenaron que soplara la pipeta que mide el nivel de alcohol en sangre. Pero él, para no dejar a la vista que había bebido, aspiraba. "Comenzó a ofuscarse y empezó a agredir a los efectivos", dijo una fuente de la Comisaría 29ª.
A los pocos minutos, llegaron los jefes de turno de la Unidad, el oficial principal Fabián Segura y el subinspector Octavio Ortiz, para ayudar a sus camaradas.
Eso solo empeoró todo. "Lo redujeron y lo pusieron contra el capó. Ahí arrancó el limpiaparabrisas y después forcejeó con los oficiales", comentó el informante. En esos bruscos movimientos le produjo una luxación en el dedo gordo de la mano derecha de Garro.
La prueba que le hicieron después mostró que tenía 1,35 gramo de alcohol en sangre.
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