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Un salto productivo para achicar la brecha de género

Nación lanzó una convocatoria para que las mujeres rurales inviertan en tecnología, formalicen su trabajo y agreguen valor a su producción. San Luis se sumó a la propuesta.

Por María José Rodríguez
| 22 de noviembre de 2020
La prioridad será para las cadenas avícolas, ganadería de animales menores, siembra de cereales y lácteos.

Para achicar la brecha histórica de género e impulsar a las mujeres rurales hacia un futuro con mayores oportunidades, el Gobierno nacional destinará 600 millones de pesos a proyectos que apunten al fortalecimiento productivo y a la comercialización, a través del plan “En nuestras manos”. “Esta iniciativa apunta a visibilizar a un sector que todavía no es reconocido por la paga, ni por los registros. Uno de los requisitos para inscribirse en este programa es que esté todo asentado en los papeles, entonces muchas van a formalizar su trabajo y en otros casos estamos trabajando en los trámites”, expresó Carla Rodríguez, responsable del área de Género e Igualdad de la Secretaría de Agricultura familiar, Campesina e Indígena de la delegación de San Luis.

 

Uno de los objetivos del plan nacional es facilitar herramientas, maquinarias y capital de trabajo a proyectos asociativos de mujeres rurales de la agricultura familiar, campesina e indígena y de la pesca artesanal. “La idea es fortalecer su producción, favorecerles el camino para que se animen a dar un salto tecnológico, que formalicen su trabajo,  que puedan crear, innovar y agregar valor a sus productos. Con esta iniciativa, el Gobierno intenta reducir la brecha patrimonial entre mujeres y hombres”, especificó, y agregó que en el Registro Nacional de la Agricultura Familiar (Renaf), un 45 por ciento de las productoras que figuran inscriptas están incluidas dentro del núcleo familiar, y solo el 10 por ciento se reconoce como jefa de familia.

 

Rodríguez considera que “generalmente son las mujeres las que se ocupan de formalizar las actividades productivas, pero muchas de ellas completan los registros a nombre de sus parejas y ellas no aparecen en los papeles. Esto no significa que no formen parte de los emprendimientos, sino que a la hora de firmar solo lo hacen los hombres. Es un aspecto que está muy naturalizado y es hora de que se empiece a rescatar el rol de la mujer en la producción porque cumple un papel principal”, indicó.

 

 

Para anotarse deben estar inscriptas en el Registro Nacional de Agricultura Familiar, esto favorece que formalicen su trabajo.

 

 

La responsable de la delegación de San Luis contó que por estos días mantuvo contacto con productoras de la provincia que decidieron anotarse para participar en la convocatoria. “Hicimos reuniones con las representantes de las distintas zonas de la provincia. Pidieron asesoramiento técnico para anotarse y les ayudamos a formular los escritos. Son muchos papeles los que hay que completar, por ejemplo es indispensable que estén anotadas en el Renaf, hay que certificar algunos documentos en la policía, entre otros trámites que llevan tiempo. Así que estamos en esta etapa de preparación por estos días”, dijo.

 

 

Una de las que se anima

 

Rosa Elizabeth Amieva pertenece a la Asociación de Pequeños Productores de Daniel Dónovan y se dedica a la cría de cabras, ovejas y aves. Durante la semana se reunió con seis de sus compañeras para analizar la posibilidad de inscribirse y participar en el plan.

 

“Considero que a través de estas oportunidades la mujer gana libertad económica. Durante la reunión hablamos de los distintos tipos de violencia, porque no solamente lo es un golpe, sino también el desprecio y la falta de reconocimiento en todo lo que hacemos en el hogar, que va desde las tareas de limpieza y de cuidado hasta el trabajo con animales o en una huerta. Además la mujer de campo tiene un perfil bajo difícil de revertir”, contó Eli, como le dicen cariñosamente sus compañeras.

 

“Es muy importante y no es fácil lograr que las mujeres se anoten en el Renaf o en el Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios (Renspa). Tenemos que comenzar a figurar en los documentos y convertirnos en protagonistas de nuestra propia historia”, expresó, y contó que todas decidieron anotarse para participar.

 

“Juntas logramos instalar la energía eléctrica, trajimos el agua potable a la zona  e instalamos un silo para nuestras majadas, hemos logrado grandes cosas trabajando unidas. Sabemos que nos falta lograr muchas cosas más para estar en iguales condiciones que los hombres, y las vamos a obtener. Este lanzamiento del Gobierno nos permite soñar, nos ayuda a mejorar. Si aprueban nuestro ingreso, nos darían una mano muy grande”.

 

 

“La mujer de campo tiene perfil bajo y le cuesta ocupar un rol principal, pero tenemos que ser protagonistas de nuestra propia historia”.
Rosa Amieva

 

 

 

Las solicitudes de sus compañeras estuvieron enfocadas en obtener mejoras para la cría de ganado menor, en renovar la infraestructura de sus campos y en aspectos cruciales para el desarrollo de sus huertas.

 

Uno de los proyectos incluye un motocultivador para trabajar el suelo. “Además incluimos la necesidad de contar con una bomba y un sistema de riego por goteo, porque nos va a permitir optimizar el uso del agua y no como ahora, que andamos con una manguera y tachos para todos lados. También tuvimos en cuenta el pedido de algunas herramientas que necesitaremos para mejorar la estructura de los invernaderos en los que están los cultivos”, dijo.

 

“Dentro de la categoría de ganadería menor, una de las chicas que cría cabras se animó a pedir una ordeñadora, una pasteurizadora y una ensachetadora. Sería genial poder vender leche de cabra en la zona. Si este deseo se hace realidad, sería óptimo para crecer”, opinó Amieva.

 

Eli también se dedica a cuidar su ganado menor, pero además elabora dulces y contó que es un rubro que está bajando sus ventas. Por eso se inclinó hacia la producción de huevos caseros y la cría de pollos parrilleros.

 

 

. Uno de los proyectos incluye una ordeñadora, una pasteurizadora y una ensachetadora para producir leche de cabra.

 

 

“Considero que es muy importante esta iniciativa, esto recién empieza. Durante la reunión mis compañeras estaban muy emocionadas, entusiasmadas e ilusionadas. Es muy lindo ver eso en sus caras. Yo no me conformo con un no, entonces nos vamos empujando hacia adelante”, aseguró orgullosa, y contó que además es miembro del Observatorio de género provincial, dentro del área de la Mujer Rural.

 

“No dejo de transmitirles el mensaje de que tienen que animarse e inscribirse, es un poco engorroso llenar tantos papeles, pero con la ayuda de Agricultura Familiar de la provincia se puede. Tienen que participar para salir adelante porque los sueños no tienen límites y juntas vamos a cumplirlos a todos”, concluyó muy decidida.

 

 

Sobre la propuesta nacional

 

El plan “En nuestras manos” fue lanzado el 20 de octubre por la primera dama Fabiola Yáñez desde la Quinta de Olivos. El Gobierno invertirá 600 millones de pesos en proyectos de fortalecimiento productivo y comercialización, con lo que buscan revertir las desigualdades históricas en el acceso a la tecnología, al patrimonio y a herramientas que colaboren con la inserción de las mujeres en el ámbito rural.

 

“El foco está puesto en procurar que las mujeres rurales cuenten con herramientas, maquinarias y capital de trabajo, para lograrlo tienen que presentar proyectos asociativos. El plan incluye tres líneas bien diferenciadas. Una de ellas prevé financiar el acceso a la tecnología y maquinaria para agregar valor a su productividad; la segunda fortalece la capacidad productiva al reforzar aquellos proyectos que resultaron afectados por la pandemia y que ya habían recibido un subsidio de la Dirección General de Programas y Proyectos Sectoriales y Especiales (Diprose); y una tercera está dirigida a las unidades agroecológicas destinadas a la contención de mujeres en situación de violencia por motivos de género. En esta última solo hay diez cupos en esta primera etapa de la iniciativa”, indicó Carla Rodríguez, y aclaró que los refugios deben estar conformados con anterioridad.

 

“La prioridad será para los proyectos de mujeres que tengan cadenas avícolas, ganadería de animales menores, pesca artesanal, siembra de cereales y lácteos. Esto no quita que se puedan presentar emprendimientos hortícolas o aquellos destinados a elaborar dulces artesanales”, dijo la responsable del área de Género e Igualdad de la Secretaría de Agricultura Familiar, y agregó que otro de los criterios que se van a tener en cuenta son: la equidad territorial y la participación mayoritaria de mujeres en las cooperativas y asociaciones.

 

“Lo novedoso y destacable es que el plan apunta a la tecnificación, que puede ser, por ejemplo, en el manejo de riego, en la implementación de un sistema de control de majadas a través de drones, en la compra de un tractor para la siembra de cereales a pequeña escala o ensachetadoras para tambos”, explicó Rodríguez, y aclaró que no entra en esta primera etapa la producción de hilados.

 

“Es importante que quienes se anoten residan en el ámbito rural, estén nucleadas en organizaciones, comunidades o constituidas como un 'grupo asociativo', como el caso de las mujeres productoras de Dónovan”, anticipó, y expresó que es muy favorable que para participar haya que inscribirse en el Renaf porque esto las ayuda a que formalicen su actividad laboral. 

 

Para entrar al plan “En nuestras manos” hay que ingresar al sitio del Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca y cliquear donde dice Plan Integral para las Mujeres de la Agricultura Familiar Campesina e Indígena. Allí están publicadas las bases y condiciones; los objetivos de la iniciativa y los detalles de las tres líneas disponibles. Los proyectos también pueden presentarse a través de las delegaciones del INTA, de la Safci, y por las organizaciones formales del sector, como asociaciones, cooperativas u otras personerías jurídicas con matrícula habilitante.

 

La iniciativa fue creada por la Secretaría de Agricultura Familiar Campesina e Indígena (Safci), el Programa de Inserción Económica de los Productores Familiares del Norte Argentino (Procanor), gestionado por la Diprose, cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y  será financiada por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrario (FIDA).

 

A nivel nacional quienes promueven esta iniciativa son las responsables del área de Género e Igualdad de la Secretaría de Agricultura Familiar, Yanina Settembrino y Deolinda Carrizo.

 

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