"Despojar la funcionalidad es el punto de partida"
El artista plástico expone una escalera horizontal.
—¿Qué tipo de disparador es la escalera en tu obra? Dado que es un recurso constructivo que exploraste anteriormente.
—Las escaleras son un espacio que me ha interesado mucho. Me parece que dentro de la arquitectura es una estructura particularmente escultórica. Tiene una característica formal muy particular y también tiene incorporada la idea de dinamismo, de espacio transitable. Hay un sentido funcional extremadamente fuerte y preciso en esa función, mucho más restringida que en cualquier otro espacio. Porque incluso un prisma dentro de la arquitectura de una casa puede ser un comedor, una sala de estar, un dormitorio o una oficina, pero una escalera es una escalera y tiene una misión única, y despojar esa funcionalidad es el punto de partida.
—La idea de una escalera horizontal que tenés expuesta actualmente puede alojar muchas lecturas ¿Cuál es la tuya?
—Con respecto a las interpretaciones y a la carga simbólica que tiene la escalera, creo que en el marco de la interpretación son todas válidas. ¿Si está dentro del cosmos de mi pensamiento? Sí, claro que lo está. El planteo de la horizontalidad versus la verticalidad dice mucho, de lo discursivo, sobre la jerarquía o sobre la no jerarquía, o sobre un plano de cercanía y de “igualdad”, en donde nada se eleva por encima del resto. Pero esto pertenece también al campo interpretativo y son tan importantes en su creatividad como la acción que crea una obra.
—¿Qué rol ocupa la literatura en el proceso de gestación de tus obras?
—No hay una influencia directa que venga de la literatura. Las influencias son múltiples y vienen en varias direcciones. Puntualmente en la escalera horizontal vista en funcionamiento hay una cuestión cinética del movimiento, y un movimiento muy especial porque tiene un ritmo, una cadencia que le da una espacialidad particular.
—¿Por qué te interesa tanto explorar sobre el desencuentro entre la mente y la realidad?
—Lo que siempre me ha interesado es entender cuánto de ficción hay en lo que llamamos realidad. Cuando uno toma una cierta distancia te das cuenta que hay una enorme construcción que está bastante asociada a la función. Hay un sentido cartesiano en la construcción de la realidad y desarticular esta funcionalidad en las cosas genera un estado de suspensión, pero pone en evidencia el aspecto construido de la realidad.
—¿Cuál es la gravitación en tu obra de disciplinas tan dispares como la física o la prestidigitación?
—Pienso en un interlocutor, que puedo ser yo mismo, multiplicado por muchos más. Me gusta ver construidas determinadas cosas y ese es el anhelo como primer motor, pero sin dudas pienso en ese espectador. No estoy haciendo una obra como una catarsis creativa.


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