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Caso Romina: explican cómo surgió el dato que condujo a los acusados

Además, un policía de Homicidios que declaró el miércoles aseguró que esa fue una de las cuatro líneas que investigaron.

Por redacción
| 05 de marzo de 2020
Compañeros de causa. Los tres juzgados, atrás de los abogados Coria y Sosa (en primer plano). El debate continúa mañana. Foto: El Diario.

Dos policías, uno de ellos integrante del Departamento Homicidios, declararon el miércoles en el juicio que la Cámara del Crimen 1 de San Luis lleva adelante contra Diego Lorenzetti, exintendente de La Calera, y los dos hombres a los que presuntamente les encargó el asesinato de su esposa, Romina Aguilar. El efectivo de Homicidios ratificó lo que ya había contado el responsable de ese departamento policial, subcomisario Javier Sosa: que siguieron más de una línea investigativa y explicó cómo finalmente decantaron las otras y se consolidó aquella que señalaba al viudo y a los acusados como autores materiales, Leandro Vílchez y el jockey brasilero Edivaldo De Oliveira Pereira.

 

El inspector Franco Rosales es responsable de la brigada de calle de Homicidios, y como tal fue que firmó el informe investigativo en el que quedó plasmada la sospecha de la participación de los tres hombres que ahora son juzgados. Contó que parte de su trabajo habitual es justamente salir a la calle y entrevistar a vecinos y conocidos de la víctima, para recabar información.

 

Dijo que en esa tarea estaba —vestido con ropa que lo identificaba como efectivo del departamento— cuando un hombre que andaba en bicicleta se acercó y le dijo que tenía un dato. Le manifestó que en el crimen estaban involucrados el viudo, un tal “Boconeta” y “El Brasilero”, resumió una fuente.

 

Ese no fue el único dato que les llegó tras el asesinato. En tal sentido, Rosales explicó que le pidió al hombre que fuera a la entonces División Homicidios, para que sus dichos quedaran registrados en papel y se incorporaran en la investigación, pero él no quiso. “Dijo que el hombre le contestó ‘si a ella (a Romina) la mataron…’, dando a entender que a él también podía pasarle algo”, indicó. Rosales no le tomó el nombre, pero le informó a su jefe de estos dichos y él fue quien dispuso que, tomando en cuenta el dato, siguiera esa línea. Después, un colega se sumó a trabajar con él.

 

Tenían dos apodos, “El Boconeta” y “El Brasilero”. A partir de averiguaciones, establecieron que “El Boconeta” era Vílchez, por ser conocido en el ámbito delictivo, dijo. Y cerca de su casa vivía el brasilero De Oliveira Pereira, quien, además, según surgió después, era jockey de los caballos propiedad de Lorenzetti, explicó.

 

Pero esa no fue la única hipótesis que trabajaron. Detalló que en la primera, el sospechoso era un hombre de apellido Irusta y que en las horas posteriores al asesinato hicieron un allanamiento, que no dio resultado positivo. Las otras líneas que siguieron fueron “la de los mendocinos” (que otro efectivo de Homicidios planteó tomando en cuenta que el calibre del arma usada es un tanto singular, 45 u 11.25) y la de la motivación política, que el propio Lorenzetti manifestó al expresar que habría recibido amenazas vinculadas a su actividad política. Todas se trabajaron, pero ninguna tomó fuerza, como sucedió con la de Lorenzetti.

 

Las defensas apuntaron sus interrogantes a saber si la Policía trabaja con algún protocolo de testigos de este tipo, pero no hay.

 

Otro policía, el oficial subinspector Roberto Caiperci, fue quien llevó adelante la tarea de copiar y pegar todo el contenido de tres celulares que secuestraron el día del hecho, pertenecientes a la víctima, su hermana y el viudo. Esa tarea le fue encomendada al día siguiente del crimen y casi 24 horas después, el material (que incluía mensajes de WhatsApp, fotos y listado de contactos) ya estaba a disposición.

 

También dio testimonio Cristian Spinace, uno de los primeros policías que estuvo en la escena. El efectivo, que en esa época trabajaba en la Comisaría 2ª, tomó los datos a la vecina que aseguró haber escuchado detonaciones —corresponderían a los disparos— y dijo que él estaba cuando surgió el dato de que los agresores andaban en una moto. Pero aclaró que su intervención se limitó a eso: luego él se fue de vacaciones y la causa pasó a Homicidios.

 

María Belén Vega y Elsa Dellamea comparecieron el miércoles. La primera era la peluquera de Romina, y contó que la vio tres meses antes del hecho y que no le comentó que estaba en la búsqueda de un bebé junto a su pareja, tal como aseguraron parientes de ella, que afirman que el matrimonio tenía un vínculo excelente. La otra testigo es la madre de un compañero de Hernán, el hijo de Romina. A ella le preguntaron si Romina le había hablado de las supuestas amenazas que recibía la familia o de temer por la seguridad de su hijo, pero respondió que nunca le refirió eso, como tampoco haber sufrido maltrato.

 

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