Florencia Espinosa
Periodista
Chistes poco graciosos
“Lo peor de la peste no es que mata los cuerpos, sino que desnuda las almas y ese espectáculo suele ser horroroso”, decía Albert Camus en 1947. Una frase fuerte que, analizada en este contexto, adquiere aún mayor significado. La pandemia mundial obligó a hacer cuarentena y permanecer en los hogares y eso hizo que características de la sociedad, como machismo y gordofobia, quedaran en (mayor) evidencia.
A un hombre le dan dos opciones para hacer en cuarentena. La primera opción es “pasar el aislamiento con su mujer e hijos” y la otra, la opción B, no se alcanza a escuchar ya que sin que el locutor termine de hablar él elige la B. Las risas estallan y el video circuló por redes sociales y chats como el chiste del momento. Un “chiste” que de gracioso no tiene nada, porque lo que esconde detrás es un machismo que continúa sosteniendo estos estereotipos, como que para un hombre presupone todo un sacrificio y esfuerzo quedarse en su hogar con su familia. El modelo de masculinidad hegemónica impone un hombre que para demostrar su “hombría” tiene que preferir estar lejos del hogar, de la crianza y de las tareas domésticas.
Para nadie es agradable estar encerrado más de veinte días con las mismas personas. La convivencia se torna tediosa, claro. Pero también debería ser una oportunidad para revisar los roles de género que reproducimos, para comprometerse con las tareas del hogar y con funciones dentro de la familia que culturalmente recaen sobre la mujer.
Otros mensajes que se vieron en las redes fueron todos los relacionados al supuesto aumento de peso que ocurriría por estar tanto tiempo en casa. Cientos de memes e imágenes en tono de chiste, que mostraban la preocupación que genera engordar y quedar fuera de los cánones sociales establecidos para el cuerpo. Pareciera que da más miedo ser gordo que contagiarse de coronavirus.
Ser “gordo” no implica estar todo el día comiendo. Muchas personas gordas lo son porque la contextura de su cuerpo es así, porque los cuerpos son diversos a pesar de que el modelo de belleza hegemónica diga otra cosa.
Las redes sociales durante la pandemia esta vez fueron un crudo espejo de la sociedad, que desnudó su alma y mostró que lo que importa, en algunos casos, es seguir sosteniendo mandatos que hoy son obsoletos.


Más Noticias