Una vuelta a clases con olor a parche
El gobierno anunció la reanudación de clases este miércoles, pero muchas escuelas siguen sin condiciones mínimas. Entre rumores desmentidos, promesas incumplidas y edificios sin calefacción, la gestión vuelve a improvisar.
El Gobierno de San Luis anunció que este miércoles 2 de julio se reanudan las clases en toda la provincia. O, al menos, esa es la versión oficial, cuidadosamente redactada para sonar firme pero lo suficientemente ambigua como para cubrir las excepciones, los parches y las omisiones.
Este lunes circularon rumores sobre un adelantamiento de las vacaciones de invierno. La idea no cayó bien en las comunidades educativas y, tras medir el humor social, fue discretamente desactivada. Fueron "numerosas consultas recibidas de modo individual" al Secretario de Comunicación las que motivaron la aclaración de un rumor que, sugieren algunos, el mismo Gobienro hechó a rodar. El resultado es esta especie de “vuelta parcial”, donde muchas escuelas —especialmente las del interior— siguen sin condiciones mínimas para recibir estudiantes.
El comunicado dice que las clases vuelven “en todo el territorio provincial, salvo en escuelas rurales o con cañerías rotas”. Una fórmula que suena técnica pero que en realidad esconde una verdad incómoda: hay muchas escuelas sin agua, sin calefacción, y con infraestructura dañada, justo en pleno invierno.
Pero la postal más cruda no está en el interior profundo. En la capital provincial, hace poco más de un mes, el gobernador Claudio Poggi visitó una escuela y prometió que volvería en julio para iniciar las obras de reparación. Julio llegó, el frío también —y fuerte—, pero ni rastros del mandatario ni de las cuadrillas. Lo que sí apareció fue la escarcha... y la suspensión de clases ante el primer frente polar serio del año.
La improvisación parece ser la constante. Se comunican medidas como si fueran certezas, cuando en realidad son maniobras para esquivar responsabilidades. El resultado: padres confundidos, docentes sobreexigidos y estudiantes que siguen pagando el precio de una gestión que parece más preocupada por cuidar la imagen que por garantizar el derecho a la educación.
Una vuelta a clases a medias, con olor a parche y sabor a promesa rota.


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