Cómo trabajan los profesionales de la salud que reinician su labor

“Vamos a seguir con una premisa fundamental: mantener el estatus sanitario de la provincia”, así definió el gobernador Alberto Rodríguez Saá, durante el último parte informativo por la pandemia, la línea de trabajo del Comité de Crisis que permite generar un escenario de cero circulación comunitaria de coronavirus en San Luis. Bajo ese concepto diagramaron, en conjunto con colegios y círculos de especialistas, los protocolos para la atención de los profesionales de la salud.

La presidenta del Comité de Crisis, María José Zanglá, anunció en el último reporte por el coronavirus que ya habían subido los protocolos a la página web del Gobierno, www.sanluis.gov.ar/coronavirus, para cumplir principalmente en el ámbito privado. Dispusieron tales medidas tras las reuniones que mantienen los integrantes del Ministerio de Salud con los colegios de las distintas especialidades sanitarias.

Los protocolos alcanzan a los profesionales de la psicología, la kinesiología, la fonoaudiología, la odontología y la psicopedagogía. Los documentos establecen una serie de recomendaciones a nivel de salubridad e higiene que ordenan la atención presencial, remota, y le dan un marco regulatorio a todas las medidas que buscan la prevención de los contagios.

Psicólogos deben disponer de espacio y tecnología

“El objetivo es brindar recomendaciones en continua actualización que sean de fácil comprensión y flexibles en su incorporación”, señala el texto referido a los psicólogos. La principal acción en esta área es la necesidad de promover como una prioridad la continuidad de la asistencia psicológica mediante estrategias remotas. El resto de las profesiones también brega por la atención a distancia.

Afirman que es fundamental que el profesional y el paciente dispongan de espacio y tecnología que les permitan una adecuada comunicación y, además, garanticen la protección de datos y la confidencialidad. En las circunstancias donde eso no se pueda cumplir, el profesional podrá optar por la atención presencial.

Según indica el protocolo, tienen que privilegiar la atención de discapacitados y niños de temprana edad con un diagnóstico que evidencie la necesidad de la atención presencial, trastornos de ansiedad, fobias, pánico, abuso sexual,  psicosis, depresión, entre otros.

Ocurre lo propio en adolescentes y adultos que estén diagnosticados con patologías descompensadas en su cuadro base: ansiedad severa, fobia severa, depresión severa, discapacidades, trastornos de la personalidad, urgencias con riesgo para sí o para terceros, consumo problemático, ideación suicida, abuso sexual, violación, violencia de género y violencia familiar.

Recomiendan realizar la mayor cantidad posible de consultas a distancia, para disminuir contactos.

 

Deben desinfectar superficies

La atención personal debe mantener todos los recaudos referidos a la higiene, tanto en consultorios como en salas de espera y baños. Tienen que mantener los parámetros de distancia, aplicar soluciones desinfectantes en superficies, cuando las personas culminan las sesiones se deben desinfectar las superficies y el ambiente, no tienen que mantener contacto físico, y deben organizar los turnos para evitar el cruce o la aglomeración de personas. Los turnos deben darse de manera telefónica u online. Están prohibidas las terapias grupales.

Para la atención en los centros médicos las normativas son las mismas, pero si los consultorios son utilizados por otros profesionales de la salud, deben extremar las medidas. Los especialistas deberán circular con matrícula y permiso provincial, del que solo podrán hacer uso para fines laborales.

Estas disposiciones se mantienen de la misma manera en el resto de las profesiones. Según la especificidad de cada área varían las características puntuales referentes a intensificar los cuidados, tanto en el plano de la salud como la higiene y la seguridad.

Psicopedagogos: los niños tienen prioridad

El caso de los psicopedagogos es muy similar. Deben priorizar la atención de pacientes con discapacidad o que requieran la finalización de un tratamiento iniciado, aunque debe primar la asistencia remota, salvo cuestiones de edad o algún hecho concreto que impida la comunicación. De igual manera, deben circular con matrícula y permiso.

Tienen prioridad los niños de entre 4 y 12 años y patologías como el déficit de atención con hiperactividad, trastornos específicos del aprendizaje o neurodesarrollo, entre otras.