La pandemia no vence el sueño de Lucila de conocer a fondo EE.UU.
La puntana, de 25 años, cumple la cuarentena en Norteamérica, pero anticipó que piensa extender su visa.
Gracias al programa de intercambio cultural Au Pair, Lucila Vivas, de 25 años y de San Luis, pudo concretar uno de sus sueños, que es conocer nuevos países. Fue así que el 6 de enero llegó a Estados Unidos, lo que nunca pensó es que en su estadía iba a surgir la pandemia que hoy tiene en vilo a todo el mundo. Comenzó la cuarentena en Florida, uno de los estados más afectados.
Hace cuatro años, Lucila les planteó a sus papás, Ariel e Isi, la posibilidad de emprender esta aventura. Sin embargo, en ese tiempo recién empezaba el profesorado de Educación Primaria en el Instituto de Formación Docente (IFDC), por lo que le aconsejaron no abandonarlo. Finalmente, este año se plantó y les contó de sus ganas de viajar.
“Les expliqué la gran oportunidad que se me presentaba. Tenía que vivir con una 'familia anfitriona' y prestar el servicio de niñera por el que me pagarían en dólares. Aparte podría estudiar en una universidad y conocer otras culturas”, aseguró.
Ya con las valijas armadas, la joven fue atrás de sus sueños. La primera parada fue en Nueva York, donde por una semana estuvo con otros cincuenta argentinos en una escuela de entrenamiento en donde les comentaron cuál era el trabajo y las dificultades que se podrían presentar. Primero estuvo en Boynton Beach (Florida), en donde el 15 de marzo comenzó la cuarentena. “Cancelaron eventos, fiestas, escuelas y por último comercios. Los residentes pedían que cerrarán el aeropuerto de Miami, que es internacional, pero hasta último momento lo mantuvieron abierto, por lo que aumentaron los contagios”, destacó
En ese momento los padres de la bebé que cuidaba decidieron por prevención no salir a la calle. “Cuando me dijeron que teníamos que quedarnos encerrados y no sabíamos hasta cuándo, pensé en volverme y estuve triste, porque sentí que por un lado cumplí mi sueño, pero por el otro no podía recorrer otros lugares”, comentó la joven, quien en ese entonces pensó que la idea más madura era quedarse y aceptar lo que le tocaba vivir.
Con el correr de los días la convivencia no fue del todo buena y se mudó a Marin (California) con otra familia. Para llegar a destino, Lucila tuvo que tomarse dos aviones con el riesgo de contraer COVID-19. “Estoy feliz en donde hoy estoy. La mamá del nene que cuido es francesa y me hace sentir muy bien. No quiere que me falte nada y ella desea aprender de mi cultura. Cuando pase la cuarentena me llevará a conocer otras ciudades”, manifestó
Resaltó que en el lugar donde reside no hay más de 200 casos de personas infectadas con coronavirus. “En mi zona no son muchos. Por suerte vivo en el medio de la naturaleza, las casas no están pegadas por lo que no tenemos contacto con los vecinos. De todas maneras los parques están abiertos, pero no se pueden usar mesas ni sillones”, señaló la puntana y manifestó que se juntó con una amiga, aunque respetaron los dos metros de distancia.
La joven resaltó que su idea era quedarse un año, el tiempo que dura su visa, pero debido a que no pudo realmente cumplir uno de sus objetivos, que era viajar, la va a extender por doce meses más. “Realmente me siento estancada, porque no solo vine a trabajar y a estudiar, sino también a conocer otras culturas. Lo bueno es que puedo juntar unos pesos para un futuro viaje o ayudar a mi familia si es que lo necesita”
“Estoy agradecida de estar en Norteamérica. Pude conocer Disney, Las Vegas y Atlanta. Siempre me quedo con lo positivo. Estaba un poco desanimada, pero ahora lo veo como una oportunidad para crecer en lo personal y saber que me quedé a pesar de todo”, concluyó Lucila, quien no descarta que en unos meses puede volver a tomar un avión y marcar un nuevo destino en su mapa personal.


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