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La nueva normalidad: hábitos a los que hay que acostumbrarse

Varios cambios se incorporaron a la hora de salir a la calle y consumir productos o contratar servicios, como usar tapabocas, llevar a mano alcohol en gel y acostumbrarse a mantener distancia con el resto de las personas. Ahora es habitual dejar los datos en cada comercio y mantener la higiene de las manos.

Por Matías García Elorrio
| 26 de julio de 2020
Para tomar un café ahora hay que cumplir con un circuito de higiene que incluye tomar la temperatura.

Cuando ya se cumplieron 49 días desde que la provincia entró en la etapa de distanciamiento social preventivo y obligatorio, varios hábitos surgieron en la vida diaria de la población, como usar tapabocas, llevar a mano alcohol en gel y mantener cierta distancia con el resto de las personas.

San Luis logró en estos cuatro meses alcanzar y mantener su estatus sanitario porque solamente reportó 19 casos positivos (13 ya fueron dados de alta) desde que se desató la pandemia de coronavirus. Eso se logró en gran parte por las medidas que tomó el gobierno provincial, a través del Comité de Crisis, y por los cambios de hábito que asumió la comunidad.

Hoy la gran mayoría de los sanluiseños tiene la posibilidad de salir a trabajar pero también accede a comercios de primera necesidad como supermercados, ferreterías y farmacias; o a los minoristas de indumentaria y calzado. Están autorizados a realizar reuniones familiares y pudieron volver a las visitas a médicos y diferentes especialistas de la salud; e incluso salir a bares, restaurantes y, recientemente, también a hospedarse en zonas turísticas. El Diario de la República hizo una recorrida por el centro de la ciudad para confirmar si los protocolos de cuidado se mantienen y si la gente adopta las medidas de prevención, en lo que se ha dado en llamar “la nueva normalidad”. 

“En este local atendemos con barbijo, diseñamos un recorrido con señalética para que el cliente sepa por dónde circular, solo dejamos entrar a cinco personas, a todas les tomamos los datos y además les ofrecemos la opción de comprar por teléfono para entregárselo en su domicilio”, señaló Soledad Baigorria, una de las farmacéuticas de una reconocida cadena. 

La sucursal ubicada en el Paseo del Padre abrió a principios de febrero. La profesional contó que a partir de la pandemia “la cantidad de gente que vino a comprar fue disminuyendo. Sobre todo durante marzo y abril. Recién en mayo vino un poco más de gente y desde junio se sumaron también los adultos mayores, quienes al principio no podían salir”. “Toda persona que entra al local lo hace con tapaboca y colabora en todo lo que le pedimos”, asegura.

Otro cambio que notó fue que la oferta de alcohol en gel aumentó respecto del comienzo de la pandemia: “Ahora hay más laboratorios, presentaciones y modalidades. Están los de uso personal, en aerosol, en pomo, los que vienen con glicerina o aloe vera, hasta los que traen la reducción al 70 por ciento”. Dijo que los precios van de los 110 pesos a los 250, “que son valores mucho más accesibles que hace cuatro meses”.

También cuenta que la actitud de los clientes cambió desde marzo hasta hoy: “Al principio la gente venía con mucho temor y nos consultaba todo el tiempo por el virus. Pero desde que se entró en la etapa de distanciamiento está más relajada. Igual, acá cuidamos que se cumpla con el protocolo y les recordamos que deben cuidarse y salir lo menos posible a la calle”.
 

 

 

 

 

Los cambios en el bar
Una de las confiterías tradicionales de la ciudad hizo varios cambios a partir del 30 de mayo, cuando se habilitaron los rubros bares y restaurantes. Lo primero que hicieron fue separar todas las mesas con vidrios y acrílicos, y después generaron un circuito previo a sentarse en la mesa. Una empleada recibe a los clientes y les pide que se paren frente a un equipo que les toma la temperatura, después pasan por el dispenser automático de alcohol reducido al 70 por ciento para manos y enseguida los invita a dejar sus datos en una planilla.

Una vez en la mesa, los pedidos de bebidas calientes llegan en vasos descartables. Es así porque “es más seguro para nosotros y los clientes ya que se garantiza que está impecable al usarlo y luego se tira”, según explicó Claudia, la encargada del local. “Cuando se trata de bebidas frías —explica— las servimos en vasos o copas porque la limpieza de esa vajilla se puede hacer con lavandina y se puede dejar un tiempo en remojo. En cambio, las tazas tienen mayor rotación y no nos da tanto tiempo”.

“Las y los empleados atienden las mesas con barbijos y guantes, que además se pueden lavar con detergente una o dos veces por jornada, pero al final del día los descartamos. También quienes trabajan en la cocina usan estricta ropa blanca, barbijo y protección en las manos. Menos cuando tienen que amasar, porque no es higiénico hacerlo con guantes. De cualquier manera, se tienen en cuenta todos los cuidados necesarios”.

Respecto a los clientes, dijo que “todos saben que para entrar necesitan el barbijo porque la máquina del ingreso les hace un reconocimiento facial. Y si algunos no quieren registrarse, les decimos que es la condición necesaria para poder ingresar, de lo contrario, no pueden hacerlo. Pero siempre les explicamos que lo hacemos para cuidarnos entre todos”.

 

Calzado e indumentaria
Los cambios también se notan en los locales de ropa y calzado. Mayra es la encargada de un negocio de indumentaria en Pedernera y San Martín. “Desde que abrimos, a los clientes los atendemos con el barbijo puesto, les limpiamos las manos con alcohol reducido al 70 por ciento, les tomamos los datos y recién después vemos qué quieren comprar. Y, por supuesto, no pueden entrar más de cuatro personas”, contó.

“En lo posible tratamos de que las personas no manipulen mucho los productos y siempre les pedimos y recordamos que debemos mantener la distancia”, agregó. En ese negocio no interesa mucho la venta online. Es que “también tenemos productos regionales como alfajores, dulces o vinos que a la gente le gusta elegir personalmente. Igual que los accesorios”.

Emiliano está a cargo de un local de ropa y calzado deportivo donde uno de los empleados recibe al cliente, le aplica el alcohol en las manos antes de entrar y si decide comprar algo, le toma los datos para después realizar la trazabilidad. “En esta sucursal tenemos un rango de personas que pueden entrar y permanecer. Con base en eso, lo primero que hacemos es recordarles respetar la distancia de al menos un metro y medio; les damos la planilla para que anoten sus datos y después los atendemos”.

También recordó que “los vendedores atienden con barbijo y algunos también con máscaras y guantes. Además, al personal se le toma la temperatura al ingresar y al salir del local, se le pide que higienice sus manos cada tanto y se deja asentado si mostró algún síntoma, porque ese es el procedimiento que hay que cumplir a diario”.

“Al principio era una lucha pedirles que usaran el tapabocas”, dice el empleado cuando lo consultan sobre la actitud de los clientes. “Pero ahora –señala– todos saben que deben usarlo mientras están adentro y con eso no tuvimos inconvenientes. En general, creo que todos ya nos hemos adaptado a usarlo. En cambio, veo un poco más complicado respetar la distancia social y eso se lo tenemos que indicar a los clientes más seguido. Pero la gente lo toma bien”.  

También aclaró que tratan de que la gente no toque la mercadería. Buscan asegurarse que solo la manipulen los vendedores, a quienes pueden controlar todos los días. El encargado del local señaló: “En nuestra vida cotidiana hemos incorporado estos cuidados porque todos tenemos familiares mayores, incluso, que dependen de nosotros y es importante cuidarlos”.

 

 

Protocolo común para comercios minoristas

Distancia 
Deberán asegurar el distanciamiento social en los diferentes espacios a una persona cada 2,25 metros cuadrados de espacio circulable.

Señales
Señalizar los lugares de espera y de sentido de circulación para dar cumplimiento al distanciamiento social obligatorio.

Kit personal
El personal debe asistir al lugar de trabajo provisto de un kit de higiene personal: tapabocas, jabón líquido, alcohol en gel y/o solución de alcohol al 70%.

Higiene
Higienizar periódicamente el local, superficies, elementos de uso y todo aquello que pueda ser manipulado. Ventilar el local de manera permanente (mínimo, una vez por día).

Pago alternativo
Fomentar el pago con tarjetas de débito, crédito u otros medios electrónicos.

Reservas
La atención se brindará en lo posible mediante turnos o reservas previamente pactadas por vía telefónica o electrónica.

Trazabilidad
Realizar el registro de clientes con nombre completo, DNI, domicilio actual y número de teléfono; a fin de aplicar el protocolo sanitario en caso de que se detecte algún contagio.

 

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