13°SAN LUIS - Jueves 25 de Abril de 2024

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"Yo lucharía por cosas que valen la pena, no por una modelo"

Jurado de "corte y confección", creadora de un personaje "malvado" y activista contra el maltrato animal, la diseñadora expone sus ideas sobre la moda, el plus size y la hoguera de vanidades que es la industria. 

Por Astrid Moreno
| 10 de agosto de 2020

Con una infancia entre moldes, sastrería y la revista "Vogue" como referencia, Matilda Blanco siempre supo que la magia de un buen vestuario, una buena caminata y, sobre todo, una fuerte personalidad era lo que necesitaba para abrirse paso en el mundo de la moda.

 

La asesora de imagen saltó a la fama cuando encarnó a la exigente, y a veces malvada, crítica de moda en "Este es el show", que se emitía por Canal 13. Allí evaluaba los vestuarios de los famosos para entregas de premios, galas e incluso para asistir al programa. Sus devoluciones, entre graciosas y ácidas, la hicieron resaltar. "Mucha gente lo toma a mal y el personaje es justamente eso, un personaje. En la vida real no voy por la calle diciéndole a la gente si está mal o bien vestida", aseguró la artista en una charla con Cooltura.

 

Matilda es la mujer y el cerebro que está detrás de los looks de actrices y modelos como Paula Chaves, Griselda Siciliani, Luisana Lopilato, Carolina "Pampita" Ardohain y Natalia Oreiro. Además, asesoró a políticos y sindicalistas, con quienes firmó un contrato de confidencialidad, por lo que no puede revelar su identidad.

 

 

―¿Cómo fueron tus inicios?

 

―Mi abuelo era sastre, entonces pasaba bastante tiempo entre moldes, tijeras y géneros. Primero aprendí a reconocer los géneros de varón, cuáles eran los cortes de saco, cómo tenía que caer una moldería, cuándo estaba bien de hombros. Mi mamá era amante de la moda y coleccionista de "Vogue". Viajábamos al exterior y veía comedias musicales, yo miraba más los vestuarios que el show, a pesar de que de chica aprendí danza, pero mi interés iba por otro lado.

 

 

―¿Incursionaste en la danza?

 

—Me inicié como coreógrafa en los desfiles y, con el tiempo, tuve la posibilidad de entrenarme más; empecé como estilista y productora de moda, para la pasarela y después en editoriales. Fui editora de moda, hice más de 300 portadas de la revista "Luz", armaba y componía looks o estilos para una página, trabajaba con la modelo, hacía el casting y elegía al fotógrafo.

 

 

 

―¿Cuándo comenzaste a vestir y asesorar a famosos y políticos?

 

―Cuando fui editora me volví asesora, porque después las actrices me llamaban para preguntarme: "¿Qué me pongo?, ¿cómo debería ir el pelo?, ¿con qué color me queda bien y con qué zapatos?". Sin querer, asesoré a un montón de mujeres, y luego vinieron las empresarias, los políticos, los sindicalistas, directores de empresas y así. Más tarde, surgió el cambio de imagen personal para mujeres, y empecé a darles clases a quienes querían cambiar su propio look.

 

 

―Y luego arribaste a la televisión 

 

―Yo era conocida en el medio porque no solo trabajaba como estilista y productora de desfiles, sino que había entrenado a muchas modelos para los diferentes concursos, les enseñaba a caminar en la pasarela, actitud, look y comportamiento. Entonces conocí a los productores que me llamaron para trabajar en "Super M" (el reality de modelos), así que esa fue mi primera apuesta importante en la televisión. Fue un gran trabajo el de construir el personaje de la coach, era exigente, pero no mala; además de compañera y muy comprensiva con lo que les pasaba a las chicas.

 

 

―Se te adjudica el personaje de mala o se dice que tus críticas son duras, ¿qué tanto es real?

 

―En algún momento, alguna me quiso mandar una carta a documento, pero no llegó a nada porque en realidad todo lo que hago siempre es con humor, nunca es personal. Lo que pasa es que la gente lo toma muy a pecho por el ego, porque vos le estás diciendo: "Elegiste mal" y eso le duele más a una persona que le digas que robó. Si les decís que son malas personas, se matan de risa, pero adjudicarles estar mal vestidas es muy grave. Por lo general, lo mío va acompañado de un chiste, no de una sentencia. No me meto ni con su humanidad, su trabajo, su físico o su edad. Mi crítica siempre es a la ropa, no me interesa si sos alta, baja, flaca o lo que sea, eso no me atañe.  Además, por el personaje de crítica me gané un Martín Fierro de la Moda.

 

 

―¿Cómo estás ahora en "Corte y confección"?

 

―Empecé como la jefa de taller, una mujer de los años 50 muy severa e intransigente, pero sensible. Era alguien que se conmovía con las historias de los chicos y que ante el jurado los defendía. Ahora, por el tema de la pandemia, soy jurado y un poco más "malita" y burlona.

 

 

―¿Cómo es la Matilda "real"?

 

―Soy activista por los derechos de los animales, colaboro con la fundación "Acunar Familias", que es una ONG destinada a las personas que quieren adoptar, para que reciban apoyo psicológico y acompañamiento. Mi vida es otra fuera del personaje; si bien yo vivo de la moda, tengo una colección de conjuntos básicos propia, doy cursos de imagen personal y producción de moda. En la vida real, a los alumnos no los critico, les enseño.

 

 

―¿Creés que las tendencias están pensadas para cuerpos hegemónicos?

 

―Nosotros no inventamos la pasarela, se inventó en París. No tiene que ver con eso. No lo pasemos a la modelo, es importante porque es quien tiene que ponerse la ropa, pero es un negocio; están vendiendo ropa, no hay que tomarlo tan a pecho. Yo alguna vez fui chica, alguna vez quise ser modelo, pero mido 1,69. Para ser jockey hay que ser muy chiquitito, para ser basquetbolista hay que ser muy alto, además de jugar bien, y para ser bailarina clásica tenés que tener determinadas condiciones físicas. Hay cosas que el resto de los humanos no podemos hacer, pero hay un montón de otras cosas que son igual de lindas que estar arriba de una pasarela e igual de maravillosas, lo que pasa es que es un lugar de tanta vanidad que yo diría que ni vale la pena defenderlo. Yo lucharía porque no haya más maltrato animal, porque no haya más tracción a sangre, porque la mujer no sea maltratada en su trabajo. Yo lucharía por cosas que valgan la pena, no por una modelo.

 

 

―¿Qué opinas del movimiento feminista y LGBTIQ+ y su ingreso a la moda?

 

―Es un movimiento sin género o "agender" y adhiero a él plenamente, a la inclusión en todo sentido. Viendo el desfile de Gucci también te das cuenta que incluso en lo que tiene que ver con los maquillajes, la cosa cambia, evolucionó un montón. Ojalá la gente amplíe su mirada, deje de juzgar y pueda incluir de manera natural sin pensarlo. Creo que hay que ir por ese camino.

 

 

―¿Por qué es tan difícil conseguir talles plus size en el mercado?

 

―No hay que fomentar ni la extrema delgadez ni la extrema gordura, pero no por medir con una vara, sino porque ninguna de las dos cosas son sanas. Entonces vamos por el apoyo de un consejo saludable. La ropa es casi secundaria, yo entiendo que a veces la gente no tiene qué ponerse, yo tengo una amiga que es extremadamente baja y pequeñita, no consigue ropa para ella y se tiene que comprar en la sección de niños. Hay mucha gente que la pasa mal, pero realmente la ropa se estandarizó para que se pueda vender, en la volteada mucha gente cae y no tiene ropa para ponerse.

 

 

―¿Hay una cuestión comercial en el medio?

 

―Y de ventas. El gran problema es que muchos diseñadores no pueden fabricar una curva tan variada de talles. Por ejemplo, la modelo de talla grande Mar Tarres tiene una marca de ropa para chicas de talles grandes y no hace ropa para gente que usa un "S" o un "M" porque no se puede ser tan abarcativo; la inversión es tan grande para un país tan chico, donde el consumo es tan bajo que las marcas no lo pueden hacer. Asimismo, hay marcas como "Portofem" o "Mamyblue" que hacen ropa más grande,  pero no hacen talles pequeños, no pueden fabricar todo porque no se vende. Por un lado es eso y, por el otro, es porque las marcas son un poco vagas.

 

 

―Hace algunos años comenzó a funcionar la aplicación "Matilda Blanco", ¿qué se puede encontrar?

 

―Encontrás minitips, consejos de cómo vestirse, mejorar un look, combinar y elegir colores. Son consejos cortos con los que podés aprender y sumar a lo que ya tenés, eso se va aggiornando y está muy bueno.  Es algo más que se puede sumar a los cursos online.

 

 

―El 15 de agosto vas a brindar un curso online, ¿en qué consiste?

 

―Es una masterclass, es la famosa gira que hice y estaba haciendo por todo el país, que se tuvo que suspender por la pandemia. Brindo un espectáculo y un show de imagen, moda, tendencia y belleza, es muy divertido. Se llama "Con la moda a tu favor, empoderadas en la imagen", y es una charla en la que doy todas las armas para que puedan encontrar su propio estilo, ayudo a reconocerse. Las mujeres la pasan bien y salen disparadas felices a encontrarse con su propio guardarropas. El objetivo es no ser esclavas de la moda, sino encontrarla y hacer una propia. Es parte de una serie de cursos que hice online sin pensar que se venía la pandemia. Daba los cursos y la gente podía pagarlos, pero a las personas que venían del interior se les hacía difícil costearse el viaje, el hotel y la comida. Entonces se me ocurrió darlos online y empezamos a desarrollarlos. Estamos contentos porque siento que puedo llegar a todo el país y escuchar a todas las mujeres, que me pueden hacer preguntas y aprender a sentirse bien con sí mismas.

 

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