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Ser puntano, un orgullo que sus habitantes mantienen 426 años después

La ciudad fue fundada el 25 de agosto de 1594. Reivindican su belleza natural, la forma de hablar, la tonada, sus comidas y el viento Chorrillero.

Por Matías García Elorrio
| 23 de agosto de 2020
Un ícono. El paso del tiempo no modificó uno de los emblemas de la ciudad: el edificio de la Galería Sananes.

El orgullo de ser puntanos fue lo que demostraron ampliamente los lectores de El Diario de la República que decidieron dejar sus opiniones, a pocos días de cumplirse el 426º aniversario de la fundación de la ciudad de San Luis. Además, eligieron sus bellezas naturales, el folclore, la forma de hablar, las comidas típicas y el viento Chorrillero como los emblemas del ser puntano. También aparecieron entre los miles de mensajes los agradecimientos de quienes llegaron desde otras provincias y adoptaron esta tierra como su lugar en el mundo.

 

Para conocer más sobre la forma de ser de los puntanos y sus rasgos distintivos a través del tiempo, la licenciada y profesora de Historia Leticia Maqueda señaló: “Lo primero que diría es que se reconoce del pueblo puntano su capacidad de respuesta ante la convocatoria a gestas colectivas. Y lo vemos muy fuerte ante la gesta de la Independencia. San Luis tuvo una respuesta fuerte y orgullosa. Esa gesta fue una empresa colectiva que no hubiera sido posible sin tener la adhesión del pueblo. Y el nuestro lo hizo con sus bienes y con sus vidas”.

 

Maqueda señaló, además, que “siempre lo hizo con un perfil bajo: el puntano dice 'sí' y entrega la vida si es necesario, y no alardea por eso. Pero el 'sí' generoso siempre está en las causas que involucran el bienestar de todo el pueblo”. Y se animó a trazar un paralelismo con la actualidad: “También durante este siglo XXI, ante la pandemia, hay una gesta de nuestro pueblo porque hay un compromiso y una lucha de todos. El pueblo de San Luis dijo otra vez 'sí' a esta convocatoria: se disciplinó a no salir y cumplió con lo que se le pedía, desde el uso del tapabocas hasta quedarse en casa, y a todas las demás normas y restricciones que hemos tenido en este tiempo, que han sido duras”.

 

Y aunque los puntanos han sabido ser protagonistas, Maqueda se preguntó: “¿Quién nos nombra?, ¿quién nos reconoce?, ¿algún medio de comunicación nacional reconoce nuestro estado sanitario o habla de nosotros?”. Sin embargo, la profesora respondió: “No importa, porque siempre fue así. Nosotros igual decimos 'sí'. Y hoy, en el centro del país, en esa cerradura —como definía Esteban Agüero a la forma de nuestro mapa— se mantiene en blanco. Que de seguir así es una puerta a la esperanza. Y ese también es un rasgo del puntano”.

 

Otro gesto que destacó fue la hospitalidad: “Eso tiene que ver con el lugar donde está ubicada nuestra provincia con sus características geográficas y nuestra ciudad. San Luis tiene una enorme ruralidad, la tuvo siempre y la sigue teniendo. Y en el campo la hospitalidad es sobrevivencia. Como antes, hoy se abren las puertas de las casas para quienes las necesitan. Nuestra hospitalidad es solidaria, porque hace propia la necesidad del otro”.

 

También dijo que la tonada “es otro elemento por el que se nos reconoce. Tener un modo de hablar cansino y lento. El puntano no es de andar a los gritos ni de ser verborrágico. Es más bien parco y prefiere escuchar”.

 

La investigadora de la historia local analizó que “el cambio fuerte en nuestra fisonomía social se dio con la radicación industrial, a fines de la década de 1980, cuando se produjo una eclosión poblacional. Gran cantidad de gente que no era de acá vino a San Luis sin conocer cómo éramos, cuáles eran nuestras costumbres, hábitos, tradiciones e historia. Esa instalación produce un cambio que genera la fusión entre lo que estos nuevos habitantes traen y lo que ya estaba”. Maqueda explicó que “en los procesos culturales lo que sobrevive es aquella tradición que la sociedad siente como propia, que la actualiza y le da un ropaje nuevo. Por eso, se generaron políticas de Estado que apuntaron a defender lo propio, para que ese fenómeno nuevo no se lleve nuestra esencia”.

 

 

 

Una mirada geocultural

 

El investigador y director de la academia de baile folclórico Andanzas, Javier Bautista, incorporó el término “geocultural” para intentar explicar su punto de vista sobre cómo se podría definir al puntano: “A mí me gusta usar la palabra geocultura porque no solo uno analiza a las personas y sus ideas, sino que también mira el paisaje. Es una mirada más amplia respecto de la conformación de una sociedad, que a veces excede los límites provinciales, con los que no estoy de acuerdo. Me parece que sí tenemos que pensar en una región cultural, porque muchas cosas nos emparentan con otros lugares, como Villa Dolores, por ejemplo”.

 

Según dijo, “hay que ampliar la mirada cuando se habla de identidad”. “Yo no sé cuál es la de los puntanos, pero sí se pueden estudiar la historia y las distintas miradas sobre ella, además de reconocer los cambios que se dieron en distintas épocas. Creo que en San Luis a partir de la década de 1970 se produjo un cambio sustancial que tuvo que ver con políticas económicas y sociales que cambiaron su fisonomía geográfica. Por ejemplo, que pasemos de tener tres a diez diques fue un cambio geográfico, pero también cultural”, sostuvo.

 

Bautista contó una anécdota que sucedió durante la batalla de Pavón (septiembre de 1861), cuando se enfrentaron las fuerzas federales, al mando de Justo José de Urquiza, y de los unitarios, que comandaba Bartolomé Mitre. Allí  se puede encontrar un símbolo de la identidad puntana. “Había un escuadrón de San Luis entre los federales conducido por el general Juan Saá, alias 'Lanza Seca', quien era un feroz luchador. Según cuenta Nicolás Jofré, en una entrevista que mantiene con el lugarteniente de Saá, de apellido Ayala, mientras ese grupo esperaba en el campo de batalla en la primera fila, es decir en la vanguardia, el soldado Paulo Ojeda, de Chosmes, pide autorización a su jefe para que la banda toque 'una cueca puntana para bailarla frente a los porteños compadrones'. Y Ojeda baila esa cueca burlándose de sus enemigos. Mirá si no es un símbolo de identidad puntana la cueca”.

 

Sobre los elementos que él considera como identitarios mencionó “el paisaje, la juntada de amigos y la música”: “Yo relaciono mucho la danza con la vida y ahí es donde encuentro símbolos de identidad”. También agregó: “Nuestras pausas y silencios. Somos personas pausadas relacionadas con los ritmos del paisaje. Es muy común escuchar el dicho 'despacito y por las piedras'. Ahí está contenido que el nuestro es un paisaje serrano y que sirve para dar el consejo de ser prudente”. Y también la forma de hablar “que está asociada a una forma de acentuar y modular, que me identifica como puntano, igual que nuestro paisaje, las sierras y sus ríos. También la flora y la fauna nuestras, que son parte de este paisaje”.

 

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