SAN LUIS - Martes 14 de Mayo de 2024

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"Ahora todo el mundo hace humor feminista"

La comediante reveló que corrió su eje de la comedia de género porque dejó de ser fresca y original. Y dice que ya no se pelea tanto para dosificar energías. En su nueva obra se pondrá en la piel y los colmillos de una vampira de 300 años que vive en el 2020 en Argentina.

Por Astrid Moreno García
| 28 de septiembre de 2020

Con un humor ácido, sin pelos en la lengua y en un estado de constante movimiento y renovación, Malena Pichot se quita las mochilas viejas y pesadas de encima y busca la frescura y originalidad, tanto en su humor como en su vida,

 

Desde sus primeras grabaciones caseras con los sketchs de “La loca de mierda”, pasando por “Cualca!” y su papel coprotagónico en la serie “El Hombre de tu vida”, hasta su especial de humor de Netflix “Estupidez compleja”; el humor de la actriz, de 38 años, siempre estuvo atravesado por el feminismo, a tal punto que fue una de las pioneras en Argentina en hablar sobre las problemáticas de género. Sin embargo, a más de diez años de su primera aparición en YouTube, reconoce que se corrió de ese eje porque dejó de ser fresco y original para incursionar en otras vetas de la comedia.

 

 

"Las redes sociales son un medio de comunicación, funcionan de la misma manera que la televisión, y a esta altura son más nocivas"

 

 

Con una actitud un poco “más vencida”, como ella misma admite, una combativa Malena fue reemplazada por una mujer más sabia que ahorra energía y elige las batallas por las que valen la pena pelear. La comediante, autora de los libros “Hermostra” y “Enojate hermana”, estrena la semana que viene su nuevo especial de comedia “Leonor”, donde interpreta a una princesa vampiro de 300 años que escasea de presas por la cuarentena y decide hacer un descargo al estilo “millenial influencer”.

 

—¿Cómo fueron tus inicios en el humor?
— Siempre tuve esa veta de hacerme la graciosa o de llamar la atención. Eso está o no está creo yo, no es que un día decís "bueno, me voy a dedicar al humor". No es tanto como una decisión de un día, sino que se va construyendo.

 

—¿En qué te inspirás para hacer tus obras o shows?
—Me baso en emociones, en situaciones que me suceden o en cosas que me van contando. Todas esas cosas las uso para formar una idea para una historia, un chiste es un poco todo, puede ser una sensación, una emoción, una escena, un diálogo o una frase. La verdad que lo que te dispara para hacer una idea es todo y es estar en constante alerta de esas cosas. Me parece que para las personas que escriben eso es natural, no se puede practicar. Yo estimo que haya talleres en donde la gente te enseña a escribir, pero es como una alerta que tenés activada todo el tiempo. Estás hablando de cualquier cosa y de repente alguien dice algo que te parece gracioso o interesante y profundo y decís: "Esto lo puedo usar". Estar atenta todo el tiempo, no es algo que de repente te sentás a escribir.

 

—Saltaste a la fama con “La loca de mierda”...
—Fue hace más de diez años. Era otra época, otro momento, no existía ser youtuber ni la idea de vivir de hacer videos. Era otra realidad, totalmente distinta y simplemente me puse a jugar con un programa de edición y empecé a editar videos.

 

—Uno de los sketchs más conocidos de “Cualca!” fue el de la parodia sobre los piropos callejeros ¿Cómo ves ese tema ahora?
—Creo que hay una mejora en el entendimiento de algunos contextos o en quizás algunos jóvenes que pueden defenderse. Pero es una mejora muy leve y superficial. No creo que haya cambiado nada, salvo la opinión de algunas personas o la idea de que las nuevas generaciones son más sensibles a ciertos temas. Pero en la realidad social no creo que haya cambiado demasiado.

 

—Antes eras más combativa y ahora bajaste un cambio con las discusiones sobre feminismo...
—Siempre estoy como a punto de sacar los tacones, pero también estoy más grande y las cosas cambian, las realidades, los contextos e incluso las redes sociales ya no son lo mismo. Simplemente estoy más grande y también más vencida. Ahora me canso más fácil, así que prefiero guardar esa energía para otra cosa.

 

—¿Te cansaste un poco de hacer humor feminista?
—No es que me cansé, en general intento hacer cosas que no ve todo el mundo, pero no desde un lugar snob. No me gusta hacer lo que hacen todos, me parece que es caer en un lugar fácil. Cuando con mis compañeras empezamos a hacer humor con temas ligados al feminismo era original, fresco y eran reflexiones muy entretenidas para la gente, porque eran nuevas, ahora es algo que hace todo el mundo. No es que el tema me aburra, sino que cualquier comediante mujer lo lleva a su humor. En la actualidad trato de no hacer ese tipo de humor o no usarlo como tema principal, antes sí lo era porque no lo hacía nadie. En el momento en que lo empiezan a hacer todos deja de ser mi enfoque principal porque ya no es original.

 

—Dijiste en tus redes que las personas que promueven tener la solución para sentirse siempre completos y felices son parte de una secta...
—Creo que es erróneo pensar que una puede quererse completamente todos los días. Eso es una trampa de algunas personas que pueden ser parte de una secta o que buscan vender libros o tener más seguidores y que para eso instalan un discurso del amor propio que es inalcanzable y peligroso. La idea de vender felicidad u ostentación de completitud son imposibles, son opuestas a la humanidad. Nadie es feliz ni completo todo el tiempo, entonces querer alcanzar eso genera una insatisfacción constante que me parece más peligrosa que tener un poco el autoestima baja.

 

—Se sabe muy poco de tu vida privada…
—Sí. Por alguna razón que me enorgullece, en general nunca nadie me pregunta cosas muy personales. Es por eso que me parece sorprendente y no puedo creer cuando veo la televisión —de la que soy una gran consumidora— cómo tantas personas hablan de su vida sin cuestionárselo un segundo. Se ponen a responder y en ningún momento paran y se preguntan por qué están contando eso. Me parece re fácil no hablar de mi vida privada, me sorprende mucho cómo la farándula argentina no repara ni un segundo en todo lo que hablan de su vida.

 

 

 

—¿Es algo exclusivo de la televisión?
—Me parece que muchas cuestiones de las redes sociales tienen el mismo funcionamiento que los medios y que la televisión en cuanto al vaciamiento y la superficialidad. En general se dan mensajes erróneos y contenido de mierda.

 

—¿Creés que la televisión quedó vieja?
—No, básicamente porque no considero que haya algo superador, quizás las plataformas en las que se puede ver material y películas, como Netflix, pero son otra cosa, no son medios de comunicación. Sí creo que las redes sociales son un medio de comunicación y que funcionan de la misma manera que la tele, quizás son incluso más nocivas a esta altura. La televisión en vivo va seguir existiendo y no creo que cambie. Me parece que hay varias herramientas para que siga siendo una mierda.

 

—El viernes estrenás “Leonor” junto con Julián Lucero, ¿de qué se trata?
—Es un especial de comedia de cincuenta minutos que tiene algo de obra de teatro y algo de película, porque no es algo que podríamos reproducir en una sala otros días, tiene edición, cortes y cosas que hacen que sea como una fiesta audiovisual. La producción es nuestra y lo filmamos en pandemia, con muy poco equipo, en una situación muy hostil. Tuvimos muy poco tiempo y había que parar para airear a cada rato.

 

—¿Quién es Leonor?
—Es un personaje histórico, real. Es una princesa de Austria del siglo XVII en la que se basa todo el imaginario de los vampiros. Vendría a ser como la primera vampiro y resucitó en el siglo XIX en la Argentina. Todo gira en torno a ella contando su historia, pero medio a la manera de descargo como hace ahora la gente cuando se sienta frente a cámara y hace un vivo para explicar algo.

 

—¿Va a tener algo de actualidad?
—Sí, ellos están ahora viviendo en Medrano y Rivadavia, dos calles principales del barrio porteño de Almagro, en esta situación de pandemia. Es un demonio que tiene 300 años y que en este momento se encuentra en la Argentina con dificultades para comerse gente porque las personas no salen de sus casas a la noche.

 

—¿Cómo es crear contenido en pandemia?
—Es todo muy raro esto de vender entradas online. Es como un alquiler de un especial, comprás la entrada, lo tenés dos días y lo podes ver cuando quieras. No funciona como una obra de teatro con público, sino como una película. La dificultad es hacer stand up en este contexto de pararse solo; para mí eso sí es imposible, no se puede filmar una obra de teatro sin público y espero no tener que hacerlo. No me parece que sea algo que tenga sentido

 

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