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"La situación sanitaria es gravísima en la salud mental"

El presidente de la Asociación de Psiquiatras Argentinos dijo que después de la pandemia aumentó la demanda de tratamientos y hay un colapso nacional.

Por redacción
| 29 de noviembre de 2021
La meta es mejorar la atención. Vilapriño expresó que la APSA busca unir a los psiquiatras para lograr un mejor servicio en el sistema de salud mental. Foto: Marianela Sánchez.

Por Sofía Pons 

 

 

El presidente de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), Manuel Vilapriño, visitó la provincia para conocer la realidad de sus colegas y la situación del sistema de salud mental. El profesional recorre diferentes provincias del país para saber cuál es el estado sanitario después de la pandemia.

 

 

—¿Qué efectos causaron la cuarentena y el coronavirus en las personas?

 

—Este virus nos ha expuesto a lo largo de la pandemia a estresores agudos y crónicos. Cuando empezaron la pandemia y el confinamiento nadie sabía nada respecto al virus, eso es un estresor agudo porque dio miedo, incertidumbre y generó mucho pánico. Pasaron los meses, empezaron a haber problemas económicos, sociales y seguíamos con el miedo al virus, y eso produjo un estrés crónico. Vino la segunda ola y empezó a fallecer gente cercana y hubo de vuelta estrés agudo. Estos extremos son importantes porque el estrés es una reacción adaptativa al cuerpo. Al organismo le hace bien estresarse ante una determinada situación siempre y cuando sea adaptativa y resolutiva, es decir que uno pueda resolver el problema a partir del estrés.

 

 

—¿Qué consecuencias deja sufrir los diversos niveles de estrés?

 

—Cuando el estresor es muy severo o crónico implica una neurotoxicidad, es decir que todo el sistema metabólico del cerebro, cuando el estresor es crónico, dispara lo que está en la base, que es la predisposición genética de cada persona. En líneas generales, podemos decir que todos los trastornos, todas las enfermedades, salvo las infecciosas, cursan con la combinación de predisposición genética y factores psicológicos, sociales y ambientales. Debido a esto, y gracias a la pandemia, estamos viendo más casos de ansiedad, depresión, trastornos de sueño y mayor consumo de sustancias.

 

 

 

—¿Cómo era la situación antes de la llegada del coronavirus?

 

—La tasa de depresión antes de la pandemia en la Argentina, según el estudio que hizo APSA con la Escuela de Medicina de Harvard en 2017, era del 5 al 8% de la población. Y en los trastornos de ansiedad la tasa era del 12 al 18%, cifras altísimas. Se trata de enfermedades que se abordan de diferente manera. Imaginemos lo que puede estar pasando después de la pandemia.

 

 

—¿Existen mecanismos preventivos de patologías mentales?

 

—Lo que uno tiene que tener en cuenta es que la prevención la podemos llevar adelante en el día a día, y cuando aparezcan modificaciones que nos marquen que no estamos teniendo una buena calidad de vida, ahí podemos consultar con un profesional. La gente debe vencer los prejuicios y acercarse a los profesionales. Podemos prevenir apoyándonos en los afectos, buscando mantener los espacios de satisfacción personal en lo laboral pero también en lo recreativo. También estimulando y favoreciendo la actividad física aeróbica, como correr, caminar, andar en bicicleta o nadar; 180 minutos por semana es suficiente. Hoy se sabe que estas actividades tienen efectos neuroprotectores, neurorregenerativos, mejoran la tolerancia al estrés y el manejo de la ansiedad.

 

 

—¿Cómo cree que está el sistema de salud mental a nivel nacional?

 

—Tengo la suerte de poder recorrer todo el país, y el colapso que se ve en el sistema en lo que respecta a salud mental se da en toda la Argentina, ha aumentado muchísimo la demanda. Estamos ante un problema sanitario gravísimo en relación a lo que es salud mental.

 

 

—Existe una Ley Nacional de Salud Mental. ¿Se está aplicando?

 

—La ley 26.657, que se promulgó hace 11 años, tiene algunos aspectos controvertidos, pero lo más importante es que marca un presupuesto que debe ser del 10% para salud mental en relación al presupuesto de salud. Y no solamente la Nación debe hacerse cargo, sino también las provincias, porque tienen autonomía. Prácticamente no existen provincias donde el presupuesto supere el 2%, y a nivel nacional la situación es similar. Cuando hablamos de presupuesto no hablamos de sueldos solamente, sino también de dispositivos intermedios, como centros de día, acompañamientos terapéuticos, muchos recursos que hacen que la atención sea como debe ser.

 

 

—¿Cree que la marihuana medicinal es beneficiosa en la psiquiatría?

 

—Todo lo que pueda contribuir a la recuperación y a ayudar a dis minuir los sufrimientos, bienvenido sea. Hay que apoyarse en la evidencia y en la experiencia. Hoy se sabe que el cannabis medicinal tiene indicación precisa y clara para la epilepsia refractaria y hay muchos cuadros donde se está estudiando. Por ejemplo, en psiquiatría en lo que es el trastorno del espectro autista se está avanzando muchísimo. Los especialistas que se dedican a esto expresan resultados muy buenos.

 

 

—¿Qué ha podido observar en San Luis?

 

—Veo mucha motivación, y lo que estoy notando es más movimiento que antes en relación a la disciplina. Buscamos que la muy buena psiquiatría que hay en San Luis empiece a germinar desde la producción científica propia.

 

 

► SEGÚN LA OMS

 

El compromiso internacional es insuficiente

 

 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prestación de servicios de salud mental es un "fracaso mundial". La gran mayoría de los países no alcanzó las metas fijadas para 2020.

 

"Es sumamente preocupante que, a pesar de la evidente y creciente necesidad de servicios de salud mental, la cual se ha agudizado aún más durante la pandemia de la COVID-19, las buenas intenciones no se vean acompañadas de inversiones", expresó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

 

La OMS indica que "en 2020, solo el 52% de los países de los 194 Estados miembros cumplieron la meta relativa a los programas de promoción y prevención de la salud mental, porcentaje muy inferior a la meta del 80%. El único objetivo para 2020 que se cumplió fue la reducción de la tasa de suicidio en un 10%, pero, incluso entonces, solo 35 países miembros de la OMS dijeron que tenían una estrategia, política o plan de prevención independiente".

 

La entidad mundial indica que el número de países que informaron tener programas de promoción y prevención de salud mental pasó del 41% de los 194 Estados miembros en 2014 al 52% en 2020. Si bien el número es alentador, el 31% de los programas no contaban con recursos humanos y financieros, el 27% no tenía un plan definido y el 39% no tenía pruebas documentadas de los avances o del impacto.

 

"El número medio mundial de trabajadores de salud mental por cada 100.000 habitantes ha aumentado, pasando de 9 trabajadores en 2014 a 13 trabajadores en 2020", indica.

 

 

 

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