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Raly Barrionuevo volvió a enamorar en el "Mauricio López"

El santiagueño cerró su año en la provincia con un concierto de tres horas donde recorrió su repertorio.

Por redacción
| 12 de diciembre de 2021
Raly, en el "Mauricio López" el viernes a la noche. Ritmos de todo el país en el último show del año del santiagueño. Foto: Marianela Sánchez.

Luchas, amores y pérdidas se guardaron en la memoria de Raly Barrionuevo que, con casi cincuenta años, recorrió una vida de canciones propias y ajenas que lo transformaron en uno de los artistas más interesantes del folclore argentino. En su infancia lloró junto a su madre la partida de su padre y amó el refugio que le guardó el reencuentro con su progenitor cuando volvió a su vida con un puñado de canciones que lograron avivar la llama de la música. Cuecas, tonadas y valses, sin olvidarse de las chacareras y zambas de su norte querido, se apilaron en su garganta y en el repertorio que lo acompañó durante toda su carrera, que replicó el viernes por la noche cuando se presentó en el auditorio "Mauricio López" de la UNSL en el último concierto del año.

 

Al subir al escenario, luego de una breve presentación de Julián Manrique, Barrionuevo advirtió que, por ser la despedida del 2021, el público se preparara para vivir un recital de más de tres horas. La promesa la cumplió sin darse cuenta porque entre bailes, invitados y anécdotas, el cantante se bajó del escenario cerca de la una de la madrugada.

 

El artista se tomó unos minutos de su tiempo para contar por qué decidió plasmar las canciones que recorren “1972”, su último disco y el culpable de que llegara a San Luis. También presentó a los grandes músicos que lo acompañaron en esta aventura, entre ellos, su hermano Daniel Barrionuevo en el bombo legüero, Luis Chazarreta en la guitarra y en el piano Marina Ábalos, hija del reconocido folclorista Adolfo Ábalos. La joven fue la elegida por la fallecida pianista Elvira Ceballos, su entrañable amiga, que lo acompañó en los primeros bosquejos del disco.

 

La escenografía fue clave para entender la emoción del artista. Fotografías de antaño que registraron momentos de la infancia de Raly se plasmaron en gigantografías colgadas. Barrionuevo, quien para mitad de la noche ya se había transformado en un cuentista de historias y anécdotas, explicó que la foto principal, tomada en la plaza de Catamarca cuando él aún estaba en la panza de su madre, fue la punta de la lanza que indicó la creación de “1972”.

 

Como primer impulso, Raly presentó las canciones de su último disco, una obra de arte que pasa por piezas únicas del folclore argentino como “La ene ene”, “Amémonos”, “Zamba de la añoranza” y “La de los angelitos”, entre otras. Cada una de ellas logró que el público se emocionara, cantara a viva voz o se quedara con la mirada perdida hacia el escenario.

 

Su estrecha y cariñosa relación con San Luis se vio reflejada en la tonada “Febrero en San Luis” y “Calle Angosta”, donde dejó que las voces de los presentes se lucieran en el auditorio. Al interpretar la reconocida cueca cuyana, entre las guitarras, estaba Daniela Calderón. La artista puntana fue la invitada de la noche que se atrevió a regalarle el cogollo en la tonada “Te quiero” a Raly con admiración y respeto.

 

La segunda parte del show, luego de un excelente bloque de piezas instrumentales interpretadas por las guitarras de Chazarreta y su acompañante, fue dedicada a canciones de la autoría de Raly que fueron elegidas por el público. Entre ellas sonaron “La niña de los andamios”, “Ey paisano” y “Zamba de usted”, entre otros clásicos que movilizaron corazones.

 

La noche también tuvo bailarines y motivos para festejar, entre ellos, la amistad que nació entre Raly y Marina, unidos por la historia de los hermanos Ábalos. Los músicos recordaron que tenían entre sus pertenencias los sacos originales que Adolfo y “Machaco” usaban cuando se presentaban en vivo y se los pusieron para interpretar un seleccionado repertorio de chacareras y zambas para honrar la memoria de aquellos folcloristas.

 

Con el paladar fresco de vino y palabras, Barrionuevo se retiró del escenario con alegría luego de cantar “Somos nosotros”. Las promesas de regreso y el “hasta pronto San Luis” despidieron al cantor que trajo un poco de su historia a tierras que lo vieron enamorarse y ser feliz.

 

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