Raly y una noche llena de amigos

En la línea ideológica y musical de Raly Barrionuevo se enfilan una gran cantidad de músicos argentinos. San Luis demostró el sábado, en el cierre del ciclo “Veranazo cultural” que se hizo en Comuna, que es parte activa de esa tendencia.

Para rodear el recital que el santiagueño dio como número final de la noche, tres grupos de la provincia mostraron la influencia que sobre ellos ejerció el poeta de los montes. Ante un público también alineado en el pensamiento de Barrionuevo, que celebró la nueva visita del compositor, la velada folclórica reunió como en un fogón realizado en un escenario de primer nivel, a los merlinos de “La vertiente”, más Daniela Calderón y “Norte libre”. 

En perfecta sincronía con el inicio de una lluvia que había amenazado en las horas previas, el cuarteto comandado por el poeta Jorge “Puchi” García -amigo personal de Raly- consolidó en San Luis lo que hace meses rueda por el Valle de Conlara. La propuesta de poética serrana, música nativa y mensaje revolucionario fue muy bien recibida por el público que tuvo que alejarse del escenario para protegerse de la lluvia. 

El efecto exactamente contrario en cuanto a las precipitaciones tuvo la presentación de Daniela Calderón, quien apenas subió el escenario recibió un guiño del cielo, que tuvo en esa ocasión en particular una alta carga simbólica. Visiblemente conmovida por la muerte de su madre, producida hace diez días, la talentosa guitarrista inició su recital con un homenaje a su progenitora y lo terminó con un estremecedor llanto que la obligó a interrumpir la canción final -de emotividad personal para la intérprete-, mientras el público la ovacionó en una necesaria muestra de cariño.

Tonadas, cuecas, zambas y tangos conformaron el repertorio de la solista que hizo una demostración, además de su reconocido talento, de una fortaleza anímica notable para enfrentar la situación en medio de la tristeza.

La habitual solvencia de “Norte libre” se notó en la actuación inmediatamente anterior a la llegada del número central. También con base en el folclore cargado de mensaje, el grupo mostró su amplitud musical en el cierre con “La casa de al lado”, el clásico del uruguayo Fernando Cabrera.

Con formato de cuarteto por la incorporación del bajista Emiliano Rivero, “Norte...” tocó ante un público que a esa altura ya era muy numeroso y que esperó una presentación un tanto más extensa de la banda. 

En cuanto a los shows en vivo, la actual etapa de Raly Barrionuevo lo encuentra sobre el escenario en soledad, con una gran cantidad de instrumentos (que van del piano al charango y de los bombos al sampler) y sin el armado previo de lista de temas. El cantante, entonces, subió sin tener en claro qué canciones iba a tocar y dejó que el repertorio se fuera armando al ritmo de noche.

El santiagueño dijo disfrutar mucho de esa modalidad porque le permite vivir cada concierto “como si fuera un viaje distinto”. De buen humor y atrapado por las posibilidades del sampler, Barrionuevo repasó algunos de sus clásicos (“Como baila la esperanza”, “Cuarto menguante”, “Niña luna”, “Mariana”, “Circo criollo”, “Niña bendita”, que contó que la había compuesto una tarde en “El Chorrillo, ahora Juana Koslay”) y otras joyas del folclore nacional como “Luna cautiva”, “De mi madre” y “Vidala de la copla”.

Puesto a improvisar, ya sobre el final del concierto, Raly jugueteó con temas de “Pink Floyd”, más “El fantasma de Canterville”, “Cerca de la revolución” y “Azúcar del estero”, de Lisandro Aristimuño, en el momento en que le pidió a un asistente que grabe el tema cantado por el público para mandarle el video a su amigo y colega.