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No declaró un detenido por abusar de su hija y de otra chica

Todo salió a la luz hace días, cuando atacó a la amiga de otra de sus hijas. Las agresiones comenzaron cuando la joven era menor.

Por redacción
| 25 de marzo de 2021
Preso. Cuando su pareja lo expulsó de su casa, el acusado imaginó que lo denunciarían y se ocultó durante días. Foto: UROP I - Policía de San Luis.

Eligió no hablar, pero los testimonios y las pruebas en su contra parecen acorralarlo. Se trata de L.R. un hombre de 38 años acusado de abusar sexualmente de su hija mayor y de una amiga de su hija más pequeña. La jueza Penal Nº 3, Virginia Palacios, había ordenado días atrás su detención, que se concretó este jueves, tras un operativo que llevó adelante personal policial de la Unidad Regional de Orden Público I (UROP I), luego de cuatro días de búsqueda, ya que el sospechoso se encontraba prófugo tras ser expulsado de su hogar por su pareja y madre de sus cuatro hijos.

 

El hombre está acusado del delito “Abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo, por la convivencia y por ser la víctima menor de edad, en concurso real con corrupción de menores agravada”.

 

Según la denuncia que hicieron la pareja del acusado y su hija mayor en una comisaría cercana a su casa, los abusos ocurrieron hace años cuando la chica —hoy mayor de edad— era apenas una niña. Por miedo jamás le contó a nadie el infierno que padecía cuando su madre se iba a trabajar. 

 

Nada había salido a la luz hasta que la semana pasada, una adolescente llamada J.N. se quedó a dormir en casa de su mejor amiga. La casa del abusador.

 

Según la denuncia de la madre de J.N., el dueño de casa se metió en la cama donde descansaba su hija bajo el argumento de que hacía frío, todo ante la oposición de la chica.

 

Cuando otra de las hijas de L.R. se levantó, este lo advirtió, salió de la cama y regresó de inmediato a su habitación. Nada más ocurrió hasta que al mediodía las amigas se encontraron. J.N. le contó todo a C.R. y ella desesperada corrió a decirle todo a su madre. Él ya se había ido a trabajar.

 

Furiosa y angustiada, la mujer llamó a su pareja y le reprochó lo ocurrido, le preguntó qué había pasado y él lo negó. Unos 15 minutos más tarde el acusado regresó a su casa y siguió negando su responsabilidad.

 

Su pareja no le creyó y le exigió que se fuera del hogar. Sin embargo, según la denuncia, en un momento de la discusión, el ahora detenido fue hasta la habitación donde estaban las chicas y reprochó: “Les dije que no dijeran nada”.

 

Tras comunicarse con su hija, el papá de J.N. le pidió a la madre de la chica que fuera a buscarla a la casa de su amiga. Cuando la mujer llegó, encontró a la dueña de casa en shock, descompuesta y sus hijos llorando. De inmediato llamaron a la Policía. Minutos antes se había revelado otra situación espantosa.

 

 

Una charla dramática

 

S.R., hoy mayor de edad, estaba en casa de una tía. Su mamá la convocó de inmediato y en un taxi llegó rápidamente. Fue allí cuando su madre le pidió que le confesara lo que había sufrido. La historia fue durísima. Él había amenazado con matarla o matar a sus hermanos si hablaba. Por eso jamás dijo una palabra.

 

Tras ello no quiso contar más nada hasta hablar con la jueza. Por eso, la magistrada Virginia Palacios habló con ella y la chica, asistida psicológicamente (al igual que el resto de la familia), declaró todo el infierno por el que atravesó en su adolescencia.

 

L.R., empleado de una fábrica, dejó su casa luego de que su pareja lo expulsara. Cargó algunas pertenencias en un bolso y se fue. Pero imaginó que lo denunciarían y por ello desapareció por varios días de su trabajo y los lugares que habitualmente frecuentaba.

 

Ayer, un grupo de policías de la UROP I lo encontró, lo detuvo y quedó cara a cara con la jueza Palacios. El acusado decidió no hablar, pero seguirá detenido y en diez días, cuando se cierre su prórroga, su destino podría ser la Penitenciaría provincial.

 

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