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La pandemia precarizó aún más a las trabajadoras domésticas

 Afirman que fue uno de los sectores que más sufrió las restricciones. El 99% de las tareas recae en mujeres. Señalan que en San Luis solo el 30% de las empleadas está registrado.

Por Raquel Wolansky
| 01 de mayo de 2021
En el país. Durante la pandemia se perdieron 200 mil puestos de trabajo. Foto: Nicolás Varvara.

La pandemia fue un punto de inflexión para el mundo laboral en su totalidad. No hay casi profesión u oficio que haya escapado del cimbronazo en sus rutinas. Y hay también trabajos que tomaron más relevancia que otros, como son los domésticos y los de cuidados, además de todos los vinculados a la salud. Estas tareas recaen un 99% en mujeres y por su rol en millones de hogares son un aspecto fundamental de la economía.

 

Pero, a pesar de esta relevancia, es también uno de los sectores que por su condición de precarización e informalidad más sufrió las consecuencias de las medidas sanitarias.

 

En muchos casos, las trabajadoras se vieron obligadas a cumplir con un mayor número de horas ante el cierre de escuelas, centros de atención y otros espacios de cuidado. Algunas aumentaron su exposición a cuidar a personas enfermas por coronavirus, muchas veces sin las medidas de prevención adecuadas. Otras —muchas— quedaron sin trabajo por la crisis económica, provocada por la misma pandemia.

 

Un informe de este año de Economía Femini(s)ta sobre la "Sindicalización de las trabajadoras de casas particulares", con datos actualizados del Ministerio de Trabajo de la Nación, refleja que en Argentina hay 482.500 trabajadoras de casas particulares registradas y que la caída interanual del sector fue del 3,6%, lo que quiere decir que se perdieron 17.700 puestos de trabajo registrado en 2020. "Sin embargo, el peor impacto de la pandemia se habría dado sobre la mayoritaria porción no registrada para la que se estima, informalmente, una pérdida de alrededor de 200 mil puestos de trabajo", resaltan.

 

Desde 2013 Argentina tiene vigente la Ley 26.844 que establece derechos fundamentales para las trabajadoras de casas particulares, como licencias por enfermedad, cobertura por riesgos en el trabajo, indemnización en caso de despido y acceso a obra social. La OIT advierte que ante la elevada incidencia de la informalidad las trabajadoras quedan expuestas ante la discrecionalidad de sus empleadores, especialmente con respecto a ciertos cumplimientos básicos como el respeto del deber de cuarentena.

Según cifras de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), en el país hay más de 1.300.000 trabajadoras domésticas, de las que 3 de cada 4 trabajan en la informalidad. Eso se traduce en que el 22% de las mujeres asalariadas en Argentina realiza este tipo de trabajo. Es decir, más de 1 de cada 5 trabajadoras se desempeñan en el servicio doméstico. Este sector incluye a quienes hacen tareas generales de limpieza, tareas de cuidado a niñas y niños, adultos mayores y personas enfermas que requieran cuidados no terapéuticos, tareas de caseras (cuidado y preservación de una vivienda), tareas específicas como cocineras o jardinería, y también a supervisoras del personal que realizan estas tareas.

 

En San Luis, se estima que son al menos 6 mil las trabajadoras domésticas, pero solo el 30% se encuentra registrada. "Esto significa que la mayoría de nosotras trabaja en la economía informal", indicó María Stella, secretaria general del Sindicato de Amas de Casa de la República Argentina, delegación San Luis (Sacra) y desde donde promueven la campaña de la OIT "Es Trabajo, No es Ayuda", para regularizar el trabajo doméstico y valorizar las tareas del hogar, sean remuneradas o no remuneradas.

 

"Las amas de casa y empleadas domésticas somos trabajadoras, nuestra tarea es tan importante como cualquier otra. Tenemos horarios, responsabilidades, tareas y conocimientos específicos. Y también tenemos derechos, que incluso durante la pandemia se mantienen vigentes. Tal vez más que nunca", expresó Stella y agregó que más del 99% son mujeres quienes realizan este trabajo, quienes también tienen a su cargo tareas domésticas en sus hogares, son el principal sostén económico de su familia y trabajan por hora para varios empleadores, complejizando aún más su acceso a una jubilación y cuestiones relativas a su ART.

 

Al respecto, el informe Economía Femini(s)ta indica que la mitad de las trabajadoras de casas particulares pertenece a un hogar con ingresos mensuales inferiores a 15.000 pesos y el 87% tiene hijas o hijos menores de edad a cargo. A su vez, están concentradas en los grupos poblacionales de menores ingresos y se encuentran mayoritariamente sin derechos laborales.

 

"Esto quiere decir que más de un millón de ellas no tiene garantizado el salario mínimo de la actividad, ni la obra social, ni la cobertura por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, ni el aguinaldo, ni las vacaciones, ni licencias por maternidad pagas, ni aportes a la seguridad social que le den acceso en el futuro a una jubilación".

 

En la actualidad, la Unión Personal Auxiliar de Casas Particulares (Upacp) es el sindicato más consolidado y el que, además, cuenta con personería gremial a nivel nacional desde 1960 pero en la provincia no tiene delegada ni delegación.

 

"En San Luis los empleadores son un sector heterogéneo que incluye personas de sectores socioeconómicos altos, pero también sectores medios. En su gran mayoría son trabajadores, pero no todos se reconocen como empleadores. Entre los factores que inciden en la no formalización de trabajadoras están la desinformación y el desconocimiento acerca de cómo proceder a la formalización, como también las cuestiones económicas", consideró Stella.

 

También sostiene que otro factor es la desvalorización del rol de la trabajadora doméstica: "Las personas que contratamos a trabajadoras domésticas sabemos lo importante que es su tarea. Ellas se ocupan de cuidar lo que más queremos: nuestro hogar y nuestras familias. Por eso son tan importantes, porque gracias a la función muchos podemos cumplir nuestras propias responsabilidades. Entiendo que este ha sido un año difícil para todas las personas en todos los aspectos, pero como empleadores, nuestras responsabilidades tienen que estar claras y necesitamos respetar los derechos de las trabajadoras".

 

Stella explicó que a raíz de que en San Luis no existe un gremio o sindicato que las nuclee, donde puedan asesorarse o reclamar sus derechos, la mayoría de las trabajadoras son vulneradas y "andan dando vueltas por los pasillos pidiendo auxilio".

 

"Me encantaría que tengan un lugar de atención y orientación que cumpla la función, entre otras, de informarlas acerca de los derechos y deberes que estipula la Ley 26.844, brindarles asistencia técnica y orientación ante situaciones de empleo específicas; poder articular acciones con el Sindicato de Amas de Casa – Sacra San Luis; brindarles información acerca de programas disponibles, tanto del Municipio como de la Provincia y la Nación; poder desarrollar acciones orientadas a la promoción de un ambiente de trabajo sin discriminación y fomentando la asesoría para inmigrantes, quienes son en gran mayoría", son algunos de los aspectos que identificó Stella entre las necesidades actuales para que dejen de ser "las chicas que ayudan en casa" y sean realmente reconocidas en relación a su trabajo, sujeto a normas laborales y a un régimen que les otorgue dignificación y protección.

 

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