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Pandemia: la carrera por las vacunas continúa con 113 proyectos

Del total, 33 investigaciones están en la Fase 3, que es la prueba más avanzada en seres humanos.

Por Matías García Elorrio
| 23 de mayo de 2021
La vacuna más autorizada en el mundo es la de AstraZeneca que utiliza adenovirus. Foto: internet.

Si bien desde diciembre del año pasado nueve diferentes vacunas contra el coronavirus ya se están aplicando en distintos países del mundo, actualmente otros 113 proyectos se desarrollan alrededor del planeta. De ese total, 33 investigaciones están en la Fase 3, que corresponde a la prueba más avanzada en seres humanos. Pero hace un año, en mayo de 2020, eran 7 los equipos de investigadores que habían empezado la carrera para obtener esa primera vacuna para contrarrestar la pandemia y llegaban a las etapas más tempranas (fases 1 y 2) de ensayos en seres humanos.

 

 En la edición de este diario del domingo 3 de mayo de 2020 publicamos un trabajo especial a cargo de la doctora en Bioquímica de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), María Silvia Di Genaro, en el que analizaba los proyectos que estaban en incipiente desarrollo en China, Estados Unidos, Alemania y Reino Unido. Un año después se la convocó nuevamente para que analice cómo fue el proceso de las actuales vacunas, qué se vislumbra para el futuro y si los investigadores argentinos podrán alcanzar una propia.

 

Di Genaro recordó que el genoma del virus fue conocido en enero del año pasado y siete candidatas estaban en carrera en mayo de 2020: la primera que llegó a Fase 1 fue la de Moderna, el 16 de marzo de ese año. Explicó que la vacuna Sputnik V, "no era incluida en la lista de vacunas candidatas publicada en mayo del año pasado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Luego supimos que la fase clínica la comenzó en junio, recién en agosto fue aprobada en Rusia y ahí solicitó el registro para ser preclasificada por la OMS como las otras. Mientras que en septiembre publicó los resultados de las fases 1 y 2 en la revista The Lancet". Y destacó que hoy está aprobado su uso de emergencia en una gran cantidad de países.

 

 

 

Sobre la recientemente aprobada del laboratorio estadounidense Johnson&Johnson, dijo que tampoco la consideraban en aquel momento "porque se encontraba en fase preclínica, igual que la vacuna conocida ahora con el nombre Covishield, que se produce en la India y es una transferencia tecnológica de la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford AstraZeneca".

 

Respecto del panorama de hace un año, la investigadora del Conicet señaló que "hay algunas diferencias con lo que sucede ahora, por ejemplo, en la cantidad de proyectos. En aquel momento en fase preclínica se consideraban 76 y actualmente se encuentran en fase de laboratorio 183".

 

Y el otro gran cambio es que de las 7 que estaban en fase clínica hace un año, ahora son 113 que se evalúan en voluntarios, lo que consideró "un aumento increíble". De esas 7 nombradas hace un año, hoy llegaron a ser aprobadas 6, porque quedó aún en esa Fase 3 la que desarrolla la farmacéutica Inovio de Estados Unidos, que cuenta con el apoyo económico de la Fundación Bill y Melinda Gate. Esta vacuna debió responder al organismo regulador (FDA) respecto a un dispositivo muy particular que se necesita para ser aplicada, según explicó Di Genaro.

 

Los diseños o plataformas de cada vacuna también fueron motivo de análisis para la profesional: "Las de Pfizer y Moderna llevan la información de la proteína S del virus en una molécula llamada RNA, que para protegerlo y que ingrese a la célula se administra en unas partículas muy pequeñas. Estas vacunas han demostrado ser muy efectivas y son las que se aprobaron en una gran cantidad de países. Pero la que fue autorizada por más de cien países en el mundo —siempre para su uso en emergencia— es la de Oxford AstraZeneca, que es la que utiliza adenovirus".

 

Sobre la de origen chino, Cansino dijo que en la nota de hace un año "mencioné que sería la primera en llegar porque había sido una de las primeras en iniciar la fase clínica (16 de marzo de 2020) junto con Moderna. Pero, además, porque también era por adenovirus y contaba con una plataforma parecida a la que ya se había usado para la vacuna contra el virus del Ébola. Además, se aplica en una sola dosis y en ese sentido se parece a la de Johnson&Johnson, que usa un adenovirus 26; mientras que Cansino utiliza el adenovirus 5". Y agregó que "una síntesis de estas dos es la Sputnik V, porque utiliza el 26 para la primera dosis y el 5 para la segunda".

 

Otro dato que la llevó a confirmar su premonición fue que Cansino publicó antes que todas sus investigaciones de las distintas fases en la misma revista The Lancet. Pero señaló: "Aunque no es de las que se utiliza en Argentina, fue aprobada en otros cinco países, además de China".

 

En el análisis realizado por Di Genaro en mayo de 2020 no se consideró una plataforma que es la que ahora predomina en el universo de las nuevas vacunas candidatas y que es "el diseño formado por proteínas que constituye el 31 por ciento. Por ahora no hay muchas aprobadas solo en un país, apenas hay una de la India y otra de origen chino que se autorizaron en sus respectivos territorios. En aquel momento no la consideramos porque no estaba en fase clínica". También destacó que lo que generó la pandemia de coronavirus fue "la implementación de plataformas novedosas como las de ácidos nucleicos y la de vectores, que no eran habituales en vacunas como la tradicional del virus inactivado".

 

 

“Me han sorprendido en particular las vacunas de RNA que llevan una función de mensajero en las células" (María Silvia Di Genaro)

 

Y lo más interesante, según la perspectiva de la investigadora del Conicet, es que "estas vacunas han desarrollado plataformas novedosas y me han sorprendido en particular las de RNA que llevan una función de mensajero en las células. Esta sí tenía alguna experiencia para enfermedades oncológicas. Pero lo novedoso es que lo han diseñado dentro de unas partículas pequeñas (nanopartículas) de grasa. Pfizer y Moderna han empleado este diseño de manera sorprendente, lo que les ha permitido producirlas en grandes cantidades. Y la de vectores con adenovirus también es muy especial porque no es una plataforma que no está presente en las actuales vacunas que componen el calendario de vacunas obligatorias. No son plataformas clásicas. Pero, además, alcanzaron las fases clínicas de manera muy rápida, igual que su aprobación, lo que implica que pudieron demostrar su eficacia en porcentajes muy altos. Esto no había sucedido antes".

 

Hace un año, "el desarrollo de la Universidad de Oxford proponía tener la vacuna en 6 meses, lo que me parecía que era una postura muy optimista. Pero finalmente lo lograron en ese plazo, que parecía muy difícil de alcanzar. En noviembre reportaron los datos de la Fase 3 y en diciembre obtuvieron la autorización para el uso de emergencia", recordó la doctora en Bioquímica.

 

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