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María del Rosario Pereyra Olguín: "Muñeca", una mujer sin tiempo

Su incursión en el folclore fue a los 5 años. Es maestra normal y nunca ejerció. Fue una excelente bailarina de cuecas cuyanas. Su casa es un refugio para los folcloristas. Integró varias comisiones de la Asociación Encuentro de los Cuyanos. Hoy está en silla de ruedas por una artritis reumatoidea irreversible.

Por Johnny Díaz
| 30 de mayo de 2021
La pelea en silla de ruedas. "Soy una ferviente admiradora de la música cuyana, las cuecas y tonadas son inigualables", resalta Pereyra Olguín. Fotos: Nicolás Varvara/Gentileza.

María de Rosario Pereyra Olguín es "Muñeca" y con solo conocerla y ver sus fotos queda claro que ese apodo está muy bien puesto, lo lleva con orgullo y lo siente como propio. Hoy, sentada en una silla de ruedas, Muñeca vive a su modo con total hidalguía y entereza.

 

"Muñeca" nació en San Luis y fue alumna de la escuela "Paula Domínguez de Bazán", donde obtuvo el título de maestra normal y tuvo por compañeras y amigas a Graciela Moyano, Ana María Zoppi, María Eugenia Bona, Hasma Haidar, Lali Moreno, Lita Costa y Mirtha Miranda , entre otras.

 

Quien es hija única de María Delia Olguín y del procurador Teodomiro Pereyra Garro dice que desde los cuatro o cinco años comenzó a sentir una atracción especial por el baile, tal vez porque en la década del 50 su madre integraba una orquesta de tango de aquella época y cantaba con el nombre artístico de "Mary Dely", o porque su padre era un eximio bailarín.

 

Su madre era quien la llevaba a la escuela, pero ella soñaba con otra institución escolar infantil, una que estaba ubicada frente a su casa. "Era tanto mi deseo de ir a la escuela que soñaba, hablaba sola y cuando veía que las chicas salían me ponía muy nerviosa. Mi madre, asustada, me llevó al doctor Juan Carlos Barbeito, quien le aconsejó mandarla para ver cómo se comporta. Al poco tiempo estaba con las monjas para todos lados y hasta me incorporaron en una fiesta patria caracterizada de gaucho", manifiesta hoy, muchos años después.

 

"Tenía unos 13 o 14 años cuando llegó el boom de Los Beatles y, para no ser menos que mis amigas y compañeras, me subí a esa movida, pero no duró mucho y volví a mi verdadera pasión, la música cuyana, algo que no se puede explicar con palabras", revela sin vacilar.

 

Tras graduarse como maestra, se fue a estudiar Abogacía a La Plata y logró ingresar a trabajar a la Casa de San Luis en Buenos Aires. "Eso ayudaba mucho ‑aclara‑ y lo digo con total sinceridad, nunca estudié, la música me podía totalmente, iba a la plaza San Martín y, entre tilos y azaleas, le escribía poesías a la vida, que después me encargaba de destruir totalmente. Estaban de moda Los Chalchaleros y yo era asidua concurrente a La Vizcachera, un reducto musical del Chango Nieto o al boliche de un salteño, La Casa del Bagualero, un lugar a micrófono abierto donde tenía muy buena concurrencia estudiantil".

 

"Muñeca" dice que después de un tiempo dejó su frustrada carrera universitaria por su amor a la música y volvió a San Luis para trabajar en el Ministerio de Salud, repartición en la que se jubiló.

 

"Mi padre falleció cuando tenía unos diez años. Mi madre, quien era enfermera, se hizo cargo de la casa con total hidalguía; eran otra épocas, difíciles y distintas", añora.

 

Acá trabajaba e iba a las peñas, su gran pasión, con algunos compañeros de trabajo: 'El Gordo' Tissera, Gabriela Reynoso y Rosita Alcaraz. "Armamos un grupo 'peñero' hasta que en el Club Vial conocimos a Susana y Mario Álvarez, eximios bailarines que nos ofrecieron enseñarnos y pulir nuestro baile. Así nos reencontramos en el salón comunitario del barrio Jardín Aeropuerto, hasta que ese grupo se deshizo", rememora y sigue el relato: "Me fui al instituto de danzas El Talero, que ha dado grandes bailarines y campeones a San Luis, dirigido por los hermanos Hernández; Ariel, Silvina Amelia y Graciela María. Con ellos viví gratos momentos: participamos de un 'Pre Laborde', un festival donde concurrían 14 provincias con sus bailes típicos de la región y los malambistas, y logramos el primer puesto, pero finalmente nuestro lugar fue Villa Mercedes".

 

También bailó en el Mauricio López de la UNSL como integrante de la academia Pañuelo y Amor del profesor Ricardo Rodríguez, que funcionaba en el Círculo de Suboficiales de la Policía.

 

"Muñeca", además, se sumó al ballet de Lito Lucero que se aprestaba a ir a Cosquín, pero a último momento desistió por los costos. "Había que costearse los gastos, el vestuario, los viajes, la comida, la estadía... me planteaba si me convenía ir a Cosquín o unas merecidas vacaciones. Opté por lo último, hablé con Estela, la señora de Lito, y le expliqué mi decisión", asegura.

 

Con los años, integró varias comisiones directivas de la Asociación Encuentro de los Cuyanos. "En distintas épocas me sumé a Ricardo Barbeito, Juan Carlos Fernández, Luis Suárez, Hugo Ismael Ojeda y su esposa, y otro grupo de folcloristas. En 1979 hicimos, con un éxito rotundo, el noveno Encuentro de los Cuyanos, un festival que se replicaba en San Juan y Mendoza. Sumamos al doctor Jesús Liberato Tobares, al padre del sacerdote Britos y a María Delia Gatica de Montiveros, mientras que Alba Peña nos ayudaba en su programa radial. Viajamos a San Rafael, San Juan y Mendoza", puntualiza con una memoria prodigiosa.

 

Otro amante de la tonada como ella era don Emilio Soria, quien una noche le dijo "si mañana me muero no me importa, porque ya escuché mis tonadas". "Así era de fanático. Ser dirigente es muy difícil, pero lo hacíamos con gusto. Tuve la oportunidad de conocer a Clemente Canciello, Dardo Palorma, Viviana Castro, y muchos músicos más", precisa.

 

María del Rosario asegura que su casa siempre tuvo las puertas abiertas, con juntadas, festejando un cumpleaños o un aniversario. Cada rincón de esa casa está llena de música cuyana y anécdotas. Por allí pasaron Las Voces del Chorrillero, el grupo Arenal, "Charo" Domeniconi, Esteban Miranda, Juan Pugliese con su violín, "Nacho" Sánchez, Jorge "Cholo" Torres, Pedro Palacios "El Bisleño", Luisito Suárez, Carlos Bravo y su señora Mary, Alberto Altamirano y Mario "Poroto" Rivarola, Las Voces de la Oración, y Raúl "Sapito" Mendoza y su señora, quienes son sus grandes amigos.

 

"Con mis compañeras y amigas de la promoción '65, con quienes en diciembre cumplimos 55 años de egreso, cuando estamos en la curva final de nuestras vidas nos seguimos viendo, es lo más lindo que nos puede pasar, nos reencontramos sinceramente. En otras circunstancias de la vida, recordando un montón de cosas, ya somos grandes, algunas abuelas, otras profesionales y otras jubiladas, nos hemos redescubierto, sin rencores, sin envidia y con muchísimo cariño, porque hemos vivido cosas maravillosas. Nos acompañamos en las malas y compartimos los buenos momentos. Es revivir épocas pasadas muy lindas y gratificantes", rescata sobre una amistad que se refuerza con el paso del tiempo.

 

"Mi amiga Ana María Zoppi me visita asiduamente, al igual que Hasma Haidar, Graciela Moyano de Pringles, ‘Charito’ Domeniconi o María Eugenia Bona. Nunca me abandonan ni dejamos de comunicarnos por WhatsApp o por teléfono", señala sobre parte de sus pilares.

 

Acompañada por sus mascotas "Naomí" y "Pitu", dice que en el 2018 comenzó a sentir molestias en sus miembros inferiores y no les dio importancia. Se le declaró una artritis reumatoidea irreversible que la obligó a usar un bastón que no quería ni aceptaba, pero fue de poco uso, porque debió recurrir rápidamente a una silla de ruedas, que usa hasta el día de hoy.

 

Pereyra Olguín se maneja con la obra social Dosep, a la que le está profundamente agradecida por los servicios que le brinda.

 

"Cuando quise ver, estaba en serios problemas motrices. Hoy me muevo con la fuerza que Dios me presta. A veces se vuelve cansador, para colmo todo se complica. Estoy sola en la vida, no tengo familia, me acompañan dos asistentes que me ofrece Dosep, Rocío y Mirtha; la atención del doctor Rodríguez Aranciva, un médico sanjuanino excelente; la visita diaria de Laura, la enfermera; Cintia, la kinesióloga, y de una asistente personal", precisa.

 

"Muñeca" se declara una apasionada de la música cuyana. "Soy una ferviente admiradora de la tonada, una música atrapante por lo que representa".

 

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