“El compromiso político es un camino obligatorio”
El actor, quien durante mucho tiempo fue sinónimo de galán de telenovela, recorre las filas de su propia sala y con una mirada benevolente sobre su pasado, se reconoce orgulloso del camino recorrido.
Pablo Echarri se puso en la piel de personajes históricos, de galanes de telenovela, próceres y hasta de él mismo. Autodefinido como un bicho de televisión, pero que se anima a cruzar a los distintos ecosistemas del reino animal, para el actor el único rol obligatorio es el social y de compromiso con su país que ocupa a través de la política.
Con casi treinta años de carrera, entre sets, escenarios y la militancia, el actor generó polémicas tanto por sus personajes como por su vida privada y decisiones políticas. En una jungla de opiniones encontradas, desde quienes apoyan su definición partidaria y los que critican sus viajes al exterior, Echarri ignora esos comentarios y se enfoca en algo que considera deberían hacer todos: “Construir el país en el que quieren vivir”.
—Hubo momentos de tu carrera en los que se te encasilló como un galán de novela, después pudiste superar eso y hacer otro tipo de personajes, ¿cómo fue ese proceso?
—El comienzo tuvo que ver con ocupar ese rol dentro de un formato determinado que es la novela y ser un poco el masculino que encabezaba. La verdad es que no diría la palabra superar porque nunca fue algo de lo que me haya sentido avergonzado ni mucho menos. Uno transita el camino que sea y siempre de alguna u otra manera busca mejorar o tocar otras teclas para interpretar cosas distintas. A lo largo del tiempo tuve la oportunidad y la posibilidad de hacerlo, primero porque evidentemente había un deseo de ofrecer otras cosas; también por gusto y deseo profesional; y después por buscar hacer algo más que lo que venía haciéndose. Tuve la oportunidad de hacer teatro y de alguna manera abarcar los tres medios donde tenemos los actores y las actrices la posibilidad de desarrollarnos. La verdad es que a esta altura no me puedo quejar de lo que hice.
—Si tuvieras que elegir entre el cine, el teatro y la televisión, ¿cuál sería y por qué?
—Es un poco difícil tomar una decisión porque son tres espacios completamente diferentes, inclusive los audiovisuales, si bien el soporte donde se graban es similar o sale a través de una pantalla, la forma de realizarlo es diferente. Yo me considero un bicho de televisión porque nací y di mis primeros pasos ahí. Además, lo que la gente más recuerda de mis trabajos tiene que ver con eso. Luego, cuando conocí el teatro, me di cuenta de que era la esencia de la actuación, la posibilidad de subirse a las tablas y tener ese contacto directo con el público y esa energía que va y viene entre el espectador. Sin embargo, coincido que el cine es el formato que más me entusiasma y me gusta hacer, es un tiempo de trabajo acotado de unos meses y uno se zambulle en un proyecto y en un personaje, lo construye y luego eso se acaba en un momento y da lugar a lo próximo. Las tiras pueden durar un año entero y en el teatro podés hacer varias temporadas, en cambio las películas son más cortas, más intensas y me cuadran perfectamente.
—Tuviste la posibilidad de encarnar a José de San Martín dos veces, en las películas “Belgrano” y “El encuentro de Guayaquil”, ¿cómo lo encaraste?
—Si yo hago una proyección de cuáles son los personajes, desde que empecé mi carrera, que hubiera querido interpretar, uno de ellos es San Martín sobre todo por su heroicidad y por la relevancia que tiene en nuestra vida política. Tuve la gran oportunidad de interpretarlo dos veces y para mí fue realmente como cumplir un sueño. Lo mismo me sucedió cuando me tocó hacer el Conde de Montecristo, que era otro de los grandes a los que deseaba interpretar. Uno cuando hace personajes tan relevantes lo primero que hace es ir a la historia e investigar, conocer un poco más de él para tratar de descubrir algunas características de su personalidad, son épicos y como no hay un registro visual, más allá de las pinturas y de alguna foto en sus últimos años de vida, uno puede concebir con bastante libertad lo que es el “fisitu rol” de este héroe nacional. Así que en el momento de interpretarlo tuve muchísima libertad, construí al San Martín que yo creía que tenía que construir y fue algo inolvidable que quedará en un lugarcito de mi corazón.
—Al contrario de lo que te sucedió con el prócer argentino, ¿hay algún personaje del que reniegues?
—La verdad es que uno cuando transita el camino se da cuenta de que cada rol en el que uno tuvo que estar o interpretar lo hizo en el momento histórico en el que le tocó, con las herramientas que tenía en ese momento y con el punto de vista acorde a la edad en que transitaba. Si hoy tuviese que rever todo el trayecto que ya caminé artísticamente tomaría algunas otras elecciones, pero me conformo mucho y ya a esta altura acepto lo transitado. Por supuesto a lo que viene hacia adelante trato de sumarle las herramientas que fui adquiriendo con el tiempo de complejizarlas y perfeccionarlas, si esa palabra pudiese ser posible. También es real que con los años fui siendo un poco menos crítico y drástico, soy bastante más benévolo y estoy conforme con todo lo que hice.
—El año pasado detuvieron a uno de los secuestradores de tu padre, ¿cómo te enteraste de la noticia y qué significó para vos?
—Me enteré de casualidad, me envió la noticia un amigo. De todas maneras es algo que quedó en el pasado para mí. Desde un punto de vista real, lo tomé casi como una noticia de color. Luego de la muerte de mi padre no estuve pendiente de cuál era la realidad y la situación de los involucrados porque tenía que rehacer mi vida e ir hacia adelante, como lo de mi papá había tenido un final feliz dentro de lo que había sido ese suceso tan negativo me concentré en mi familia y en hacer que eso fuera parte del pasado. La verdad es que mucha bola no le di.
—¿Qué lugar ocupa tu rol político en tu vida?
—Lo tomo como algo natural, creo que también el paso de los años, el nacimiento de los hijos y el darme cuenta de que no hay certeza de todo lo transitado hacen que el compromiso político sea un camino obligado. Creo que todos deberían involucrarse políticamente en su comunidad para tratar de plasmar el modelo de país que cada uno quiere y saber cuál es el espacio que cada uno debe transitar como para tratar de que eso se haga realidad. Yo lo tomo como algo verdaderamente trascendente por el hecho en sí. De joven estaba mucho más ocupado, tal vez de una manera egoísta, en qué era lo que me pasaba a mí, cómo iba a avanzar en mi carrera, cuántas películas iba a filmar, con quién las iba a hacer o si iba a viajar o no y ese objetivo ahora se transformó en primero marcarles un camino a mis hijos. Si tienen la certeza de que saben en qué país quieren vivir, hay que trabajar para hacerlo; además de no tener miedo y luchar por tus propios ideales e intereses.
"El sector artístico está verdaderamente castigado con la pandemia y su oferta laboral quedó reducida a nada. Se necesita ayuda"
—¿Cuál es tu mirada sobre las medidas tomadas por el Gobierno en referencia a los artistas?
—El Plan de Contenidos Argentinos es un buen punto de partida. Se reglamentó para el sector la Ley de Economía del Conocimiento con la que se está generando una gran cantidad de incentivos fiscales para que las plataformas mundiales y las casas productoras vengan a crear contenidos en Argentina como lo hacen en otros países. Esto implica que de dos a tres series que se hacían por año se va a pasar a más de diez o quince y eso representa una oferta laboral bastante más grande.
—¿Creés que esa medida es suficiente?
—Si vos me decís que eso es lo único te diría que no, faltan algunas otras medidas para verdaderamente darle nacimiento a la industria audiovisual argentina. Pero, como todo, hay que ir paso a paso, festejar y ponerse contento por lo que se ha concretado y obviamente, seguir trabajando por lo que falta.
—¿Tenés nuevos proyectos en puerta?
—Sí, estoy ensayando en el teatro la obra "ART". Voy a estar sobre las tablas con Mike Amigorena y con Fernán Mirás; nos dirigen Germán Palacios y Ricardo Darín, quienes fueron dos de los protagonistas históricos de su edición anterior y que la conocen con mucho detalle. Así que eso es un lujo porque en poco tiempo voy a estar subido a las tablas nuevamente, lo que me crea gran ilusión. Después estoy instalando mi nueva productora y trabajando mucho en la Sociedad Argentina de Gestión de Actores e Intérpretes (Sagai) como tesorero. Le doy mucho a eso porque la verdad es que el sector está verdaderamente castigado con la pandemia y su oferta laboral quedó reducida a nada, necesita mucha ayuda y contención. Durante este tiempo es en lo que más concentrado estuve.
—¿Conocés la provincia?
—Nunca fui a San Luis, no conozco. Previo a la pandemia se iba a realizar un encuentro de actores, iba a ser la oportunidad de conocer, pero no tuve la posibilidad de filmar allá, nunca me llegó un proyecto y la verdad que esa es una de las cosas que tengo pendientes: el poder conocer la belleza de la provincia y su gente, ya sea descansando, trabajando o paseando, pero calculo que en poco tiempo lo voy a poder concretar. No creo que falte oportunidad.


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