"El lenguaje de la razón solo repite"
El filósofo presentó un nuevo libro, sobre Heidegger.
—¿A qué hace referencia el título de tu nuevo libro?
—El libro es un camino que, a través del pensar de Heidegger, termina, nos lleva a lo abierto y a eso que se siente ante lo inmenso, el mar, una noche estrellada. Nos lleva a soltar, a dejar llegar, o, de nuevo, a asombrarnos de estar vivos, a sentir la gratitud. Heidegger quiere devolvernos eso, el asombro de vivir y no desde lo abstracto o la llamada metafísica. Para esto nos dice que solo se necesita la capacidad de asombrarse ante lo simple y de acoger este asombro como lugar que habitar.
—¿El pensamiento de Heidegger tiene una deuda con la poesía?
—Cuando escribe "Ser y tiempo" lo hace planeando una segunda parte, que no hace porque siente que no había logrado expresar lo que quería, el lenguaje de la metafísica —la mera razón— ya no transmite sentido, ya no vive. El lenguaje de la razón, digamos, ya solo repite, no crea, dice pero no habla. Es ahí que Heidegger empieza a buscar una reserva de sentido y la encuentra en el arte, en particular en la poesía de Hölderlin. Desde allí se abre a la posibilidad de volver a darle latido a la vida; ya no está en manos del pensar, sino del sentir. Ya no se trata del conceptualizar, sino del crear.
—¿Cómo trabajaste el rastreo de los estados de ánimo?
—Al libro lo dividí en vía purgativa,vía iluminativa y vía unitiva; las clásicas divisiones de la tradición mística que rastreé en la obra de Heidegger. A la otra fuente de sentido, además del arte, Heidegger la encuentra en la mística, tanto occidental como oriental. A la vía purgativa la llama "deconstrucción"; yo diría que es el proceso de cortar amarras, desnudarnos, desprogramarnos, todo eso que Hegel o Marx llamaban "alienación". En términos heideggerianos sería liberarnos de la "inautenticidad" del "se dice", "se hace" y "se usa". Ese nadie o nada que decide por nosotros, que nos hace impersonales, nos hace otros nadie, de tan igual a todos.
—Uno de los planteos del libro es cómo se transita de la angustia a la serenidad.
—Hasta ahora se trataba de vaciarnos de lo que en nosotros deshizo el aburrimiento y la angustia; ahora se trata de hacer de ese vacío recepción, de dejar llegar la vida. Una vez liberados, llega la vía iluminativa: la vida esclarecida. Empezamos a comprender, a escuchar para usar una actitud esencial en Heidegger, al ser, a la vida, a los otros, al misterio, que es como decir el silencio. Heidegger ya no habla de pensar, sino de co-responder: responderle a la vida, desde ella, escuchándola, afinándonos con ella. Lo esencial es la conciencia de ser la vida.


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