El patio andaluz de "Tetera" Grillo
Héctor Ramón Grillo nació en San Luis en 1955. Estudió en el Colegio Don Bosco. Fue un apasionado del deporte y de la naturaleza. Por amor se radicó en Capital Federal. Casado, en 1978 regresó a San Luis.
Héctor Ramón Grillo, más conocido como "Tetera", tiene su propio espacio para que sus amistades y familia los recuerden. Es en la calle Colón 1081 donde sus hermanos, Hugo y Ernesto, montaron un verdadero patio andaluz en su memoria.
"Quisimos rendirle un tributo a mi hermano fallecido porque creemos que se lo merece, perdió la vida muy joven y para nosotros es algo que no podemos olvidar", dice Hugo.
"¿El porqué de un patio al verdadero estilo de uno andaluz?, mi hermano adoraba la jardinería, las plantas, las flores, los pájaros, las motos y el fútbol. Era un enamorado de la naturaleza, del deporte. Él alcanzó a vivir un tiempo en esta vieja casona de 1900 que mis padres le compraron a la familia Villegas, dueños de la joyería Tati".
El patio en cuestión está ornamentado como si verdaderamente fuera un patio andaluz. Dice la tradición que en Andalucía, en los patios se utiliza todo tipo de decoración, pero lo más significativo son las plantas que se colocan alrededor y en todas sus paredes. La puesta de plantas se debía a un carácter religioso, de hacer ofrendas a los dioses o de homenaje a los fallecidos. Cada persona elegía la que para él representaba la ofrenda y la colocaba en un lugar del patio.
"Tetera" Grillo murió a los 23 años en un accidente ocurrido en 1979, cuando con unos amigos se dirigía a jugar un partido de fútbol a la localidad de San Jerónimo. Con él también se apagó la vida de Gonzalito, un niño de 6 años e hijo de unos de los ocupantes del rodado.
Hugo agrega: "Mi hermano vivió en esta casa en 1978 y nuestra familia y sus amigos dejaron una huella muy profunda. Tuvo una vida muy corta, pero entendemos que fue muy feliz porque a cada paso que daba, irradiaba felicidad".
Al recordar su infancia y su niñez, los Grillo dicen que "Tetera", se recibió en el Colegio Don Bosco de la ciudad de San Luis, pero los fines de semana o los feriados, con un grupo de amigos, se iba a Merlo. Allá, el doctor Molina Quiroga tenía una casa, y como su hijo era del grupo de amigos de su hermano, aprovechaban y viajaban en el Falcon del profesional.
Rápidamente se relacionó con el ambiente del motociclismo y participó en varias competencias de la categoría estándar. Entre sus rivales a vencer estaban Santos Gitanillo, Jorge Allende, Carlos "El Zurdo" Aguilera, Eduardo Quiroga, Emilio Pereyra, Pedro Daniel Pastor, Daniel González, Domingo Jofré —de San Francisco—, Andrés Farinazo, Ángel Páez, Juan Arroyuelo, Aldo Salinas, Guillermo Flores, Jorge Marino y Miguel Arcuri, entre otros.
"Fue en uno de esos viajes a Merlo que conoció a Claudia Villarreal, una chica de Buenos Aires de quien rápidamente se enamoró, y que con el tiempo se transformó en su esposa. El amor lo llevó a radicarse en Buenos Aires, vivió un tiempo en Mario Bravo 750, en el barrio de El Abasto, donde funcionaba la famosa zapatería Correa", manifiesta Grillo.
"Por esos años, nosotros corríamos el campeonato argentino de motociclismo, con una Zanella RK. El piloto era Nery Varona con la mecánica de Oscar 'El Gringo' Ferrari, a veces nos acompañaba Ernesto. En Buenos Aires nos esperaban 'Tetera', Rodolfo Ronchetti y Carlitos Navai, era un lindo grupo de puntanos en Capital Federal", se apura en decir.
Ese año, Nery Varona fue campeón argentino de motociclismo. De San Luis viajaron Horacio Saitúa y varios periodistas de una radio local. Varona, que salió segundo en la carrera, se coronaba campeón, pero no pudo ser: la moto no aguantó el trajín y debió abandonar. Fue subcampeón y se ganó la beca para ir a correr a Europa.
"En 1978 nuestro hermano contrajo matrimonio en Buenos Aires e inmediatamente después deciden volver a San Luis. Vivieron acá, en esta casa, Luis Aversa, su padrino de bautismo, era el secretario del intendente José María Porrini y le consiguió trabajo en el Municipio", relata.
Hugo cuenta con detalles el derrotero de su hermano Héctor Ramón. Ernesto en tanto mira y escucha detenidamente y acota frases cuando a su hermano se le nublan los ojos.
"Mi cuñada estaba embarazada de siete meses, ya habían preparado todo esperando al bebé cuando a mi hermano lo invitaron a jugar un partido de fútbol en San Jerónimo. Se reunió con sus amigos y partieron, un frío domingo de julio de 1979. Dicen que por el mal tiempo no se veía nada, faltando unos diez kilómetros chocaron de frente con un camión cargado con piedras. Con el impacto, murió Gonzalito, un nene de unos 5 o 6 años, hijo de Juancho Abdala. A mi hermano, en muy malas condiciones, lo trajeron al hospital".
"Nos enteramos cerca del mediodía del accidente, imagínese, la situación, rápidamente nos fuimos al hospital y nos encontramos con un cuadro muy difícil de superar. Carlitos Meloni, recién recibido de médico, y muy amigo nuestro, habló con la familia y lo operó. Salió bien en primera instancia, evidenció una mejoría, pero el impacto había sido terrible. Lo vieron los mejores médicos, pero decidimos llevarlo por vía aérea al hospital Escuela de Buenos Aires. Recuerdo que el piloto era Lito Romero de la Dirección de Aeronáutica Provincial. Pese a los intensos cuidados, mi hermano falleció el 8 de agosto, tenía 23 años y toda una vida por delante".
"Recuerdo que los médicos de ese hospital nos preguntaron si podíamos donar las córneas, nos miramos con Ernesto e inmediatamente dijimos que no, había problemas. Lo velamos en nuestra casa paterna de avenida Ejército de Los Andes y Maipú, hoy Mar del Plata".
Héctor Ramón Grillo era un apasionado del deporte y jugaba al fútbol en el club Pringles, (sus hermanos aún conservan sus botines marca Sportlandia) y allí se ganó el mote de "Tetera". "Se lo puso 'El Pato' Quiroga en el club, él decía que mi hermano era caliente como 'una tetera hirviendo", dice Ernesto. Y era verdad, porque no le gustaba perder a nada.
Claudia Villareal se trasladó a Buenos Aires después de quedar viuda, allá fue mamá de Héctor Matías Grillo, fruto de su amor con Héctor Ramón. "Nuestro sobrino, hoy de unos 39 años, es un excelente y exitoso abogado en Capital Federal", dicen los Grillo.
Hugo cuenta que en su juventud ahorraba dinero en una alcancía para salir los fines de semana y que se hacía su ropa a medida. "Un día 'Tetera' se va a Merlo y yo decido salir con mis amigos. Noté la ausencia de la campera y mi madre me dijo que se la había llevado mi hermano. Me agarré una bronca bárbara, pero fue mayor cuando fui al dormitorio y comprobé que se había llevado mis pequeños ahorros. Cuando volvió me pidió disculpas, me devolvió la campera y me prometió devolverme el dinero, nunca lo hizo. Era un vago divino, te conquistaba con su sonrisa".
Pareciera que Héctor Ramón estaba signado por las desgracias y así lo cuentan sus hermanos. "A los seis años venía con nuestro padre montado en un triciclo cuando un perro enfurecido lo destrozó. Se salvó de milagro después de estar mucho tiempo internado. A los 20, haciendo el servicio militar, le pegaron un tiro en el cuello. Felizmente no tocó ningún órgano vital y tres años después perdió la vida en un lamentable accidente. Siempre recuerdo una frase de mi madre: 'Mi hijo no va a ser de este mundo' y así fue".
Hugo, el más compungido con esta historia, dice: "Yo acepté la muerte de mis padres y también la de mi sobrino, hijo de Susana y Ernesto. Pero nunca terminé de aceptar la muerte de mi hermano, éramos muy compinches".
"El día que se abrió el patio vinieron amigos y excompañeros del colegio: Carlitos Robino, el profesor Melo, Carlitos Romero, 'El Gringo' Paone, Jorgito Lucero Suárez, Carlos 'El Indio' Mendoza, el agrónomo Horas y 'Tito' Saá, entre los que hoy recuerdo, familiares y algunos vecinos que al enterarse no quisieron perder el momento. Descubrimos una placa recordatoria, recordamos su paso por esta vida, anécdotas y vivencias".
"En este lugar rodeados de plantas, flores y vivencias, y bajo un centenario acacio, quisimos recordarlo eternamente. Es un homenaje merecido a quien en vida fuera un ser inolvidable".
"El patio está abierto a quienes quieran visitarlo, recorrer el lugar, conocer o recordar las historia de nuestro inolvidable hermano 'Tetera'".
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