SAN LUIS - Viernes 03 de Mayo de 2024

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"Rulo" Orozco, un atleta bien puntano

Su consagración fue en San Juan, en un torneo cuyano. También fue subcampeón argentino. Corrió más de 150 carreras oficiales. Representó a San Luis en distintas provincias.

Por Johnny Díaz
| 27 de febrero de 2022
"Rulo" Orozco. "Fui campeón cuyano y subcampeón argentino en la época dorada del atletismo sanluiseño". Fotos: Nicolás Varvara/Gentileza.

Atleta consagrado, docente rural, bailarín folclórico, fundador y presidente de la agrupación gaucha “General Manuel Belgrano” en Toro Negro, “Rulo”, como le dicen sus amigos, se inició en el atletismo cuando era alumno de la Escuela Normal Superior "Juan Pascual Pringles" de San Luis. Y lo hizo a instancias de sus profesores Toribio Mendoza y Pedro Presti.

 

“Vivíamos a seis kilómetros de la ciudad, en un campo ubicado en la exruta a San Juan y venía en bicicleta. O a veces me traía mi padre en una vieja jardinera”, dice Orozco. Y agrega: “Recuerdo que en los inviernos, llegaba a la escuela con mis cabellos duros por la escarcha, pero nunca falté a clases. Mis maestros me decían que mi cabeza venía llena de cenizas al verla blanquecina por el hielo”.

 

Es hijo de Julia Pedernera y de Raúl Orozco y tiene once hermanos: Celmira, Alfredo, Elva, Reginaldo, David, Carolina, José y María Eugenia. Y dos hijos, los mellizos Julio Luis y Julio César, a quienes se agregan cuatro nietos: Mariano, Martín, Uriel y Maia.

 

"De niño me gustaba correr y saltar, lo hacía en mi casa saltando alambres y arbustos del campo. Era algo innato que me salía de muy adentro”, recuerda.

 

Ya en la escuela, fue Toribio Mendoza quien lo impulsó al atletismo. Tenían clases de educación física y entrenaban en el patio de la escuela que da sobre calle Lavalle, entre Mitre y Chacabuco, un espacio que hoy está todo edificado.

 

Mendoza y Presti optaron por el atletismo dentro de las muchas disciplinas que tiene la rama de la educación física: "Nos enseñaban salto en alto, en largo, correr, salto con vallas, era un poco de todo. No había colchonetas, pero se hacía un pozo y se llenaba con arena fina, ahí teníamos que caer. Lo mismo ocurría en salto en alto y en largo, se colocaba una tabla rectangular y se la denominaba ‘tabla de pique’", cuenta Orozco. Entiende que era una realidad diferente a la actual, donde primaban la seriedad y responsabilidad.

 

“Opté por el salto de vallas de 110 metros y de 400, me veía con posibilidades pese a que medía 1,70. Reconozco que para correr con vallas, hay que tener un físico privilegiado y con piernas largas, armas fundamentales para hacer una buena carrera. Una prueba con valla tiene su primer escollo a los 12 metros, después uno se encuentra con vallas cada 9,40 con una altura de 1,10. Y de ahí en más las vallas están a 9,40 entre una y otra. Esas distancias se deben cubrir o intentar hacerlo con pasos muy bien dados, y hacer un pasaje sobre la valla, no es un salto, porque si no se pierden valiosos milésimas de segundos que pueden definir una prueba”, explica.

 

Para el hombre que mide 1,70,  todo se le hacía más difícil. Le favorecía que era ágil y tenía mucha potencia de arranque y también que en su niñez vivía corriendo y saltando arbustos en su casa paterna.

 

“Me gustaba y lo hacía con mucho sacrificio, seguí entrenando y corriendo por mucho tiempo y después vinieron los éxitos. Al recibirme de docente gané una beca de estudios, mis padres —dentro de su pobreza y humildad— me querían hacer estudiar en Mendoza. Una de mis tías, Lidia Orozco, me llevó para ingresar a la universidad de Ingeniería en Agronomía en Chacras de Coria, pero regresé a San Luis porque me salió el nombramiento en la escuela 96 de La Primavera, cerca de La Calera”, recuerda con precisión.

 

“Rulo” Orozco dice que después de dar clases, entrenaba en la arena de un río seco cerca de la escuela y que colocaba arbustos, palos y jarillas o maderas para saltar. Los fines de semana lo hacía con el profesor Toribio Mendoza o Presti: “Todo era muy difícil, mis condiciones eran potencia y agilidad, me sentía bien físicamente, pero me faltaba la técnica que se necesita para saltar vallas".

 

"Pese a todas las dificultades que se me presentaban, fui uno de los elegidos por la Federación Atlética Sanluiseña, junto a Barloa, Sosa, Verónica Jordan, Eva Carrizo, Gatica, Meloni Lucero y Ojeda, entre otros. Yo fui campeón provincial, después cuyano, varias veces subcampeón cuyano y argentino. También corrí en posta y en 400 metros. Tuve la posibilidad de correr un torneo argentino junto a un campeón panamericano de apellido Discar, de Buenos Aires, que me ganó, pero por muy poco. Estaba orgulloso de mis logros, sentía que había cumplido con mis planes, corrí más de 150 carreras”, recuerda.

 

Orozco señala que nunca dejó de entrenar y siempre estaba listo, alternaba su condición de maestro rural en La Calera, Estancia Amieva, Toro Negro y Juan Llerena. Oficiaba de profesor de Educación Física enseñándoles a los niños a correr y saltar. "En esos lugares es lo más común, no se pueden armar equipos porque la población educativa es escasa, se buscan individualidades. Pero nunca desentonamos, todo lo hacíamos por la gloria del Departamento Belgrano", confiesa.

 

También dice que en una oportunidad reunieron a los niños de tres escuelas para competir en los Juegos Evita y ganaron un pasaje para estar en Río Tercero.

 

Con humildad, cuenta que preparaba a sus alumnos de la mejor forma posible: "No eran alumnos, eran verdaderos atletas. El Consejo de Educación nos proveía del saltómetro y las varillas de salto, elementos indispensables para poder marcar los tiempos. Afrontábamos varios problemas pese a la colaboración del Consejo, pero rápidamente, con otros docentes, los solucionábamos. Con jarilla armábamos una garrocha; con arena fina del río, el lugar donde caerían. Lo mismo cuando corríamos en vallas. El calzado era otro gran problema, muchos chicos adolecían de uno apropiado, pero ellos le ponían mucho empeño. Era digno de ver. Así ganamos el derecho de viajar a Córdoba".

 

No quiere dejar afuera de su relato que en 2005 fundó la agrupación gaucha "General Manuel Belgrano" de Toro Negro y que representó a San Luis en Chile con más de 20 jinetes. Y cuenta: "Aprendí a bailar folclore a los 70 años y participé de un certamen internacional".

 

Raúl Bautista "Rulo" Orozco dice que nunca olvidará su paso por el atletismo y por la docencia sanluiseña. "Tengo los mejores recuerdos de todo, incluso de mi agrupación gaucha y del ballet folclórico".

 

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