"En el periodismo siempre estás buscando trabajo"
Las adrenalinas y emociones del "oficio más lindo del mundo"contadas en primera persona. El gran compañero en pandemia.
De sonrisa y voz envolvente, la periodista Lorena Toso hace un análisis de sus 25 años de profesión. De querer levantar edificios a mostrar los cimientos de la sociedad.
—¿Cuándo te diste cuenta de que querías ser periodista?
—Fue muy tempranamente, empecé a estudiar en el secundario en una escuela técnica con la idea de ser arquitecta como mi tío, que es uno de los ídolos de mi vida, pero tuve periodismo como materia optativa y terminó siendo eso lo que quería hacer. Transité toda la escuela haciendo muy pocas cosas vinculadas al periodismo, pero las que hacía las sentía muy profundas, aprovechaba al máximo todo lo vinculado con las ciencias sociales, se terminó transformando en una carrera. A los 19 viajé a Buenos Aires para estudiar Comunicación y terminé haciendo la tecnicatura. Todavía sigo estudiando. Fue una especie de bola de nieve que me dio mucha felicidad.
—¿Te arrepentís de no haber seguido arquitectura?
—Hice dos clases de dibujo técnico y dije "esto no es para mí", veo una casa demolida y no me puedo imaginar cómo va a quedar. Pero me ponés frente a un micrófono o una cámara y sé exactamente por dónde debo ir para que la energía fluya de determinada manera. Cuando encontrás esa sensación no hay que abandonarla.
—¿Cómo fue el paso de vivir en Salto a buscar trabajo en Buenos Aires?
—A veces parece que uno, por casualidad o por fortuna, termina en determinados lugares e ingresando a ciertos trabajos a los que estaba destinado. Me considero una afortunada, pero también una luchadora. Esta es una profesión en la que siempre se está buscando trabajo y no te podés quedar cómodo porque encontraste lo que te gustaba. Eso puede durar un rato, porque los medios son una vorágine en la que todo muta y cambia permanentemente y más en la era de tiempos digitales. Lo central es tener la convicción de que estás haciendo lo que te gusta, después todo lo demás va cambiando.
—¿En 2020, con la pandemia, se revalorizó el trabajo del comunicador?
—Creo que sí, fueron dos años difíciles. Tengo un programa, “Milenium”, y el último día de 2020, cuando nos despedimos, terminé quebrándome, sentí una enorme emoción porque me di cuenta de que fuimos centrales, no por el lugar protagónico ni por el ego, sino por la responsabilidad que implicó para nosotros estar continuamente transmitiendo información y además acompañando a la gente en un momento de su vida en el que estaban muy solos y que en ocasiones ni siquiera tenían a alguien que les dijera una palabra de aliento. Creo que el periodismo bien entendido cobró esa importancia que en algún momento había perdido con los años de pandemia.
—Hablás de periodismo bien entendido, ¿cuál sería el “mal entendido”?
—Creo que es un mix de cosas, cuestiones vinculadas al periodismo político y a la profesión en general. Entiendo que hay una diferencia entre aquellos que tenemos pasión por la profesión, que le ponemos mucho amor a lo que hacemos, y quienes lo entienden como un negocio. Esto puede ser válido para algunos, pero para mí lo que prima es la información y lo más importante es que lo que vos estés diciendo tenga un aval porque lo investigaste. Es un proceso y una revolución. Como, por ejemplo, está el trabajo que se hace con el derecho de las mujeres y el feminismo, todavía no sabemos bien a dónde vamos, pero somos parte de eso. Me parece que ahí va a haber un tamiz interesante que, en algún momento, nos va a dar una nueva profesión construida con elementos que vienen de esa mano.
—¿Hay machismo en el periodismo?
—Me parece que lo hay en la misma escala que en cualquier lugar de la sociedad, la diferencia es que se nota más porque cuando sucede al aire es mucho más sencillo de demostrar y de descubrir que eso está pasando. Llevo 25 años de profesión y la diferencia ahora es que las mujeres no nos callamos más, cuando algo no nos gusta o no nos cierra lo decimos, y que ahora tengamos esa oportunidad forma parte de la transformación. Sin embargo, esto se hace juntos, con los hombres y aquellos que quieren aprender y acompañar.
—¿Qué cobertura fue la que más te impactó?
—Me tocaron muchas cosas. Una de ellas fue la liberación de los mineros 02 chilenos. Fue muy impresionante ver la salida de cada uno, contar las historias y ese recorrido eterno que debían hacer. Algunas muertes queridas me movilizaron como la de Sandro, Mercedes Sosa, Néstor Kirchner y Maradona. Después algunos hitos como asunciones presidenciales. Esos momentos tienen una emoción particular, pero la pandemia nos colocó en un punto diferente y nos volvió más humanos con respecto a nuestros interlocutores.
—Viniste en repetidas ocasiones a Villa Mercedes
—La ciudad me trata absolutamente bien. Es una casa que uno elige porque empecé a tener amigos y gente con la que mantengo un vínculo a lo largo del año. Poder volver a estar en Rock en la Casa es como regresar a un lugar que uno ya extraña, pasaron dos años desde la edición anterior. Es una belleza venir siempre.
—¿Tenés algún otro vínculo con la provincia?
—Sí, tengo familia que vivió acá, es bastante del pasado y de otro momento de San Luis. Pero siempre estoy con ganas de viajar mucho más y conocer, me faltan algunos lugares aún.


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