13°SAN LUIS - Martes 23 de Abril de 2024

13°SAN LUIS - Martes 23 de Abril de 2024

EN VIVO

Dos testigos complicaron a un acusado de abusar de un niño

Son dos vecinas de Potrero de los Funes. Una de ellas reveló que el imputado también abusó de su hija.

Por redacción
| 18 de mayo de 2022
Testigo. Amaya dijo que C.J.M. solía acosar y molestar a los niños y que varias veces intercedió por ellos. Foto: Inés Cobarrubia.

Este martes, Silvia Benita Amaya y Gabriela Giménez, dos vecinas de Potrero de los Funes, declararon frente al tribunal de jueces de la Sala de Debates 1 y complicaron a C.J.M., quien está acusado de abusar de un niño de 6 años, en marzo de 2016, en esa localidad. El imputado enfrenta un pedido de condena a 9 años de cárcel formulado por la Fiscalía de Instrucción.

 

Amaya contó que conoció a la madre de la víctima porque su nieta y el niño asistían a la misma escuela. Con respecto a la familia del acusado, dijo que los conocía porque trabajó como cocinera en un negocio de ellos hasta que la Municipalidad de Potrero de los Funes lo cerró, pero resaltó que la relación con ellos terminó bien.

 

Dijo que el padre del acusado es una persona violenta, malagestada y que maltrataba a su esposa. El fiscal de Juicio, Fernando Rodríguez, le preguntó qué actitudes tenía C.J.M. hacia los chicos y la mujer expresó que “siempre estaba molestándolos, acosándolos a varios”. “Varias veces salvé a varios”, enfatizó.

 

El fiscal le pidió que explicara cómo era que el hombre “molestaba” a los chicos y respondió que “les arrimaba el cuerpo y les decía cosas al oído”, y que esas molestias eran de índole sexual. Amaya contó que un día estaba en una parada de colectivos de la localidad y allí observó que el imputado estaba acosando a una adolescente de unos 12 o 13 años y que ella intercedió y alejó a la chica y le advirtió al hombre que se alejara y dejara de molestarla. “A esta situación la vi varias veces”, soltó.

 

Recordó que en otra oportunidad, cuando viajaba en un colectivo, intervino en otro episodio similar en el que C.J.M. le apoyaba su cuerpo a una adolescente que también iba como pasajera. Se paró, tomó a la chica y la llevó hacia otro asiento. Pero esas no fueron las únicas revelaciones que contó la testigo. Agregó que su pareja, quien murió en 2016, trabajaba junto al sospechoso en la Municipalidad de Potrero de los Funes. “Me contó que en varias oportunidades él (en referencia a C.J.M.) solía llevar a chicas a un pequeño descampado y él (su pareja) en una ocasión rescató a una que prácticamente ya no tenía ropa”, relató. También dijo que desde que es parte de la causa como testigo ha recibido amenazas por parte de la familia del acusado.

 

El acusado, de 44 años, enfrenta un pedido de condena a 9 años de prisión.

Por último, Cándido Assat, defensor de C.J.M., le pidió que describiera las “actitudes sexuales” que su representado tenía en la calle y la mujer dijo que era “como un obsesivo”.

 

A su turno, Gabriela Giménez, quien es empleada pública y trabaja en el Centro de Salud de Potrero de los Funes, contó que conoce a la mamá de la víctima porque la mujer solía ir allí a retirar la leche para sus hijos y que le sorprendió verla un día en el servicio de psicología de la sala. Le preguntó qué era lo que pasaba y ella le contó que iba porque su hijo había sido abusado. “Me sorprendí porque la situación que viví con mi hija fue similar y me sentí identificada como madre”, lanzó. Tras ello, reveló que su hija también fue ultrajada por C.J.M., en 2014, cuando tenía 17 años.

 

Dijo que el acusado solía merodear la cuadra de su casa con la intención de conseguir changas para cortar el pasto, pero que ella notaba que se quedaba más tiempo con el fin de ver a su hija. No dio detalles del hecho, solo contó que el hombre manoseó las partes íntimas de la adolescente y que ella hizo la denuncia policial y luego la ratificó en el Poder Judicial. Por último señaló que luego, cuando la joven cumplió la mayoría de edad, desistió de seguir la causa porque le generaba angustia.

 

Otro de los testimonios relevantes de ayer fue el de María Cecilia Autino, profesora en Educación Especial de la escuela de Potrero de los Funes.

 

Explicó que allí funciona un grado especial al que asisten aquellos niños de la institución que requieren de su atención. Mencionó que la víctima ingresó a esa aula derivado porque había sufrido abuso sexual, pero dijo que él no le mencionó nada al respecto, y que ella tampoco lo indagó sobre el tema.

 

Sí dijo que antes del hecho el niño era cariñoso y colaborador y que una vez que ingresó al grado especial, es decir, tras el abuso, su actitud cambió y comenzó con problemas de autoestima, se mostraba eufórico, gritaba, se tiraba al piso y lloraba repentinamente sin motivos. Para ella, esos cambios bruscos en su personalidad pudieron tener origen en un hecho traumático.

 

Consultada por el fiscal Rodríguez, la docente dijo que conoce a C.J.M. porque ella también vive en la localidad y lo describió como una persona sociable. En cuanto al hecho investigado, dijo que se enteró por comentarios de vecinos.

 

En la audiencia de ayer también declaró el oficial inspector Diego López Quiroga, quien instruyó el sumario policial, Graciela Bustos, médica del Hospital Escuela de Salud Mental, quien le expidió un certificado de discapacidad por un retraso madurativo leve al acusado, y Darío Villaroel, pediatra del Cuerpo Profesional Forense del Poder Judicial, quien revisó a la víctima.

 

El debate continuará el viernes con la última testigo, la psicóloga Marisa Samper, quien practicó la Cámara Gesell a la víctima. Hay posibilidad de alegatos y veredicto.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo